29-04-2019

Werner Baumann asumió el cargo de CEO de Bayer en mayo de 2016 y desde entonces la adquisición de la empresa estadounidense Monsanto es, con mucho, el tema más importante que ha debido enfrentar.


El antecesor de Baumann, Marijn Dekkers, no estaba en contra de la compra de Monsanto, pero no quería ser responsable de ella. Baumann actuó de otra forma: apenas asumió hizo la primera oferta. Al final se realizó la compra y ahora Baumann está frente a un conflicto latente.


Algunos accionistas expresaron su malestar en la junta general que se realizó en el Centro de Congresos de Bonn, en Alemania. "Señor Baumann, ¿qué hizo con nuestra compañía?", preguntó Joachim Kregel, de la Comunidad de Protección de los Inversionistas. En el período de Dekkers, Bayer se convirtió en la empresa más valiosa de Alemania. Desde esa época dorada, el precio de las acciones se ha reducido a la mitad.


"El alguna vez gigante farmacéutico se ha convertido en un enano", reclamó Ingo Speich, de Deka-Investment. Y Marc Tüngler, de la principal asociación de inversionistas, incluso habló de una pesadilla. "Nunca antes una compañía Dax había perdido tanto valor y reputación de forma tan rápida", explicó.


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Antes, Werner Baumann había estado casi una hora intentando explicar por qué fue una buena idea invertir 63 mil millones de dólares en Monsanto. Esa gestión hace de Bayer la empresa agrícola líder del mercado, sostuvo. Ya sea en semillas, protección de cultivos, biotecnología o agricultura digital, Bayer y Monsanto se complementan a la perfección y pronto eso valdrá la pena en términos financieros, afirmó, prometiendo ingresos adicionales de 1.000 millones de euros a partir de 2022 gracias a esta sinergia.


Todo esto como si no estuviera el asunto del glifosato sobre la mesa. Monsanto lanzó el herbicida en 1970 y ganó mucho dinero. La expiración de su patente, sin embargo, hace que actualmente Monsanto no sea el único fabricante, sino solo el más famoso. Y después de que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasificara al glifosato como posible cancerígeno en 2015, antes de la compra de Monsanto, los usuarios del producto que enfermaron de cáncer acudieron a los tribunales, especialmente en Estados Unidos, y especialmente contra Monsanto. Desde entonces, el total de demandantes ha llegado a los 13.400.


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