25-09-2020

El burnout o desgaste profesional es un trastorno emocional vinculado al ámbito laboral, que aparece como consecuencia de una situación de estrés laboral crónico, fruto de la incapacidad para desconectar del trabajo; lo que repercute negativamente en la salud física y mental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo reconoció oficialmente como enfermedad en 2019. Este síndrome, que tiene graves consecuencias en el bienestar de los empleados y, en última instancia, en su productividad; y se ha convertido en un problema que conviene afrontar y prevenir desde las empresas. Especialmente, si tenemos en cuenta el auge de los entornos de trabajo híbridos (trabajo presencial y también desde casa) y el impacto de la situación actual en la salud emocional de los empleados.


El estudio 'COVID-19 Global Impact', realizado por Cigna -compañía global de servicios de salud-, muestra que la pandemia no está ayudando a evitar su impacto; más bien al contrario. El 74% de los empleados españoles afirman vivir inmersos en una cultura always on, es decir, siempre conectados al trabajo y a la oficina. Es un 10% más si lo comparamos con los resultados obtenidos por este mismo estudio, a comienzos de año y un 7% por encima de los datos de abril. El enorme aumento del teletrabajo ha provocado que sea más complicado desconectar de la oficina fuera del horario laboral. Y eso, es especialmente palpable cuando concluye la jornada de trabajo (55%) y los fines de semana (44%).


Cómo combatir el 'burnout'


Del mismo modo, la situación de incertidumbre y los cambios en el entorno laboral han propiciado que el 45% de los españoles en activo reconozca sufrir estrés relacionado con el trabajo. Esto supone un incremento de 9 puntos desde enero (36%) y de 11 respecto a las semanas de confinamiento (34%). Dado que el origen del burnout está, precisamente, en el contexto laboral, prevenirlo desde las empresas es algo fundamental para reforzar el compromiso y motivación de los empleados. Además, de ese modo se puede contribuir a evitar el desarrollo de trastornos de tipo conductual (impulsividad o agresividad), emocional (baja autoestima, depresión, ansiedad o falta de atención) o físico (problemas gastrointestinales, cefaleas, enfermedades cardiovasculares o problemas de sueño), que afecten a su calidad de vida y productividad.


Para alcanzar este objetivo, según Cigna, es muy importante facilitar recursos enfocados al autocontrol emocional; fomentando la comunicación constante entre empresa y empleado, para responder en todo momento a sus preocupaciones y necesidades. También es fundamental garantizar un clima laboral, óptimo en el que prime un buen ambiente entre los compañeros. En este sentido, el estudio ‘COVID-19 Global Impact’ refleja una notable satisfacción en cuanto a las relaciones interpersonales creadas dentro del entorno laboral. El concreto, el 79% de los empleados españoles afirma llevarse bien con sus compañeros, y el 67% tener buena relación con sus supervisores.





Actualidad Laboral / Con información de 20minutos.es