Probablemente escuche con regularidad hablar al equipo directivo de su empresa sobre iniciativas de diversidad, pero seguramente también haya visto poco que lo demuestre salvo unos pocos días por la diversidad, programas de mentoría, grupos en defensa de las trabajadoras y otros programas a favor de la igualdad de género. Los consejos de administración, las juntas directivas y la mayoría de los puestos con capacidad de decisión siguen ocupados de manera obstinada por hombres. Además, las mujeres siguen ganando menos que los hombres pese a realizar el mismo trabajo.

Pero, ¿qué puede hacer ella al respecto? Puede sospechar que está peor pagada, pero el tabú social le impide comparar su sueldo con el de sus compañeros. Puede estar familiarizada con los beneficios y políticas de su empresa, pero no tiene manera de comparar con otras empresas rivales; lo mismo que las iniciativas de otras empresas para promover el ascenso y la igualdad de las mujeres. Si se plantea cambiar de empresa para romper el techo de cristal, tampoco tiene ninguna manera de evaluar realmente la cultura de otras empresas o qué trato reciben las mujeres allí.

Las buenas noticias son que todo esto está cambiando gracias en gran parte a la tecnología. Nuevas herramientas ofrecen a las mujeres un número cada vez mayor de formas para mejorar y empoderar sus carreras profesionales. Las implicaciones para las empresas son importantes, ya que las mujeres poseen la mayor parte de los medios y recursos capaces de cambiar las reglas del juego: en Estados Unidos, las mujeres deciden el 80 % del consumo y controlan cinco billones de dólares (unos 4,7 billlones de euros) en patrimonio de inversión. Según el Centro para la Innovación del Talento, juntas controlan otros seis billones de dólares (unos 5,6 billones de euros). Las mujeres representan algo más de la mitad de la fuerza de trabajo.

El primer cambio que empoderará a las mujeres profesionales es el aumento de la disponibilidad de información sobre las prácticas de género en las empresas. Datos sobre el salario de las mujeres en diferentes empresas para evaluar la brecha salarial ya se pueden consultar en GetRaised, Payscale, ZipRecruiter, y Comparably. Hired lo lleva un paso más allá y ofrece un mercado en el que las empresas pujan para hacerse con el talento. Estas soluciones no son perfectas, pero son un buen comienzo.

La información sobre las diferentes culturas empresariales se puede consultar a través de start-ups como The Muse. El apoyo a la mujer de las empresas está siendo recopilado gracias a la colaboración masiva o crowdsourcing y por start-ups como Fairy God Boss y Doxa. Esta información no sirve solo para evaluar las empresas en las que trabajamos. Buy Up Index, por ejemplo, establece clasificaciones referentes a la igualdad entre mujeres y hombres así como de sus avances para conseguirla. Otros ejemplos son Pax Ellevate Global Women’s Index Fund y SHE E.T.F., que ofrecen los medios para invertir en las empresas mejor valoradas a la hora de promover el avance de las mujeres.

Además, las mujeres trabajadoras tienen más posibilidades que nunca. Dentro de la fuerza laboral, sus opciones ya no se limitan a seguir en la empresa en la que están, irse a otra de la competencia o quedarse en casa. El emprendimiento es una opción cada vez más viable. Aunque muchos fondos de capital riesgo siguen sesgados a favor de los hombres, están surgiendo muchos otros grupos de madrinas inversoras (business angels) liderados por mujeres (Astia Angels, Broadway Angels y Golden Seeds, entre otros) para financiar start-ups dirigidas también por mujeres. Para conseguir una inversión menos ambiciosa, los proyectos liderados por mujeres pueden beneficiarse mejor que los dirigidos por hombres en las plataformas de micromecenazgo o crowdfunding.

Existen pruebas de que las mujeres están utilizando estas herramientas cada vez más. El principal motivo por el que las millennials abandonan sus puestos de trabajo en la actualidad es para conseguir un aumento de sueldo. Si ponemos esa idea en perspectiva, podemos imaginar rápidamente un entorno en el que las mujeres trabajen, compren e inviertan en empresas que se identifiquen con sus valores. Esto puede impulsarse por mujeres que actúen por separado y según sus propios intereses, como las millennials, pero también puede ampliar su alcance por mujeres que se unan en torno a estos problemas. La aparición y crecimiento cada vez más rápido de redes de mujeres profesionales, como Ellevate Network (de la que soy la directora), Upward Women, Women 2.0 y Levo League, demuestran que las mujeres se unen cada vez más frente a estos problemas. Aquí las redes sociales pueden servir como la plaza del pueblo.

Las empresas que ofrezcan un sueldo y unas condiciones justas a las mujeres podrán recoger los beneficios que los estudios han descrito ya en detalle; podrán convertirse potencialmente en las empresas que elijan las mujeres para trabajar. Asimismo, estas empresas tendrán más probabilidades de conectar con este importante mercado y convertirse, aún más, en la opción preferente para trabajadoras, inversoras y consumidoras; crear un gran círculo virtuoso.

¿Qué pasará entonces con esas empresas que sigan promoviendo muchas actividades, pero pocos progresos reales hacia la igualdad? Bueno, tendrán la ventaja de no tener que hacer realmente el duro trabajo de desarrollar culturas diversas, simplemente desaparecerán.

Actualidad Laboral / Con información de HBR