Que la diferencia es la fuente de la creatividad es algo que no deja lugar a dudas. Como seres humanos, la diversidad es lo que nos hace movernos cada día, lo que alimenta nuestra inquietud por crecer y aprender en la incertidumbre. En el mundo laboral, los colegas y los jefes son la pizca de sal que da sabor a la jornada laboral. Procurar que esta se convierta en el mejor de los manjares o que se indigeste depende de su capacidad para gestionar todos los ingredientes, una variedad de personalidades que le enriquecerán personal y profesionalmente. Saber quiénes y cómo son es el principio para cocinar su jornada.


Aunque existen opiniones para todos los gustos. Ignacio Mazo, director de la unidad de liderazgo y management de BTS, cree que "el comportamiento humano en una organización está más afectado por la cultura, es decir, por los modos de hacer adquiridos a lo largo del tiempo, que por las características personales". Por tanto, añade que "entender al grupo humano en su contexto puede ilustrar y ayudar más que identificar una taxonomía de jefes o compañeros". En cualquier caso, las organizaciones las hacen las personas, sin ellas la cultura no existe. Le invitamos a conocer algunos de estos profesionales que pueden ser sus mejores compañeros de pupitre y, llegado el caso, de mesa.


El creativo
Una persona ingeniosa vale un tesoro. Puri Paniagua, socia directora de digital y tecnología Iberia & Latam de Pedersen &Partners, asegura que "la capacidad estratégica, conceptual y la creatividad, es claramente un don. Dicha competencia puede desarrollarse, pero si no la tiene innata no podrá ser excelente en ella". Explica que es el que tiene la capacidad de expresar un pensamiento lateral -out of the box-, ante determinada situación: "No siempre son factibles sus planteamientos, pero enriquece al grupo, permite trabajar una visión a medio o largo plazo y salir de la rutina". Matiza que son perfiles que se frustran si no tienen autonomía o capacidad de innovar, por eso suelen ser difícilmente gestionables: "Pueden estar en periodos de baja creatividad, lo que también les frustra".


El saboteador
Al contrario de lo que pudiera parecer, este Pepito Grillo que intenta dinamitar todas las propuestas del grupo, sobre todo las del jefe, también tiene su punto positivo. En opinión de Genoveva Vera, coach ejecutiva y experta en liderazgo, "lejos de ser una persona que produce desgaste, en la faceta emocional y en la cognitiva, puede fomentar la creatividad para crear muchas y diversas ideas".


En otras palabras, viene a ser el detonante que todos necesitamos para despertar el ingenio. Una variante del saboteador y del que también se puede sacar partido es el preguntón. Vera dice de él que "no se conformará con la primera propuesta, sino que hará que se generen más ideas y se acepte aquella que ha sido mejor valorada después de una exhaustiva reflexión". Como el saboteador, es el que anima a las personas a argumentar sus propuestas.


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El quejón
Es uno de los más populares. Quejarse alguna vez puede ser muy terapéutico, pero cuando se convierte en un hábito es nocivo para uno mismo y quienes le rodean. Fernando Botella, CEO de Think&Action, afirma que es especialista en lamentarse amargamente de lo mal que funcionan las cosas y de cómo trabajan los demás, "especialmente de aquellos que no están presentes". Sin embargo, reconoce que a veces tienen razón: "Una queja bien formulada y sólida dirigida a la persona adecuada es imprescindible para corregir deficiencias organizativas e injusticias que otros miembros del equipo callan por indolencia o por miedo a meterse en problemas". Nunca menosprecie a un quejica, porque, como subraya Vera, gracias a las demandas de este profesional, los jefes se ven obligados a redistribuir de forma más justa las cargas de trabajo, "asignando las actividades en función del perfil de cada uno", por ejemplo.


El hablador
Al contrario que los charlatanes detestables, el hablador incontenido que propone Gonzalo Martínez de Miguel, director de Infova, "tiene la ventaja de que obliga a todo el grupo a hablar de los temas que están encima de la mesa". Aunque les critica que alargan mucho las reuniones y hablan más que escuchan, recomienda aprovechar su osadía e iniciativa pero acortar sus participaciones: "Lo más efectivo es establecer un orden y duración de intervenciones que aplique a todos los presentes".


El ejecutor
Detallista, riguroso y exhaustivo, va a desarrollar cualquier tarea que asuma con precisión y calidad. Advierte Paniagua de que "hay que vigilar los plazos, puesto que su exhaustividad les puede llevar a incumplir los tiempos previstos"; pero confiesa que suelen "ser buenos team players, sólidos y honestos".


El impecable
"Extraordinariamente educado, al que todo el mundo le regala el mismo calificativo: amable". José Manuel Chapado, socio de Éthica Consultores, describe así este profesional: "No goza de seguidores incondicionales y tampoco genera enemigos ni grandes ni pequeños". Es el jefe que todos desean, sin embargo, Chapado destaca un daño colateral: "El escaso ímpetu para cambiar y cuestionar las cosas. No suele ser el mejor líder para derribar resistencias al cambio".


El sincero
Siempre dice la verdad, por eso, suele provocar rechazo, ya que opina sin que le pregunten, y lo que es peor, sin pasar su respuesta por los filtros empáticos, explica Vera. A su favor comenta que "dice lo que los demás piensan y no se atreven a decir, por lo que también tiene una participación positiva en el crecimiento de otras personas y del grupos". Botella habla del que lleva la voz cantante, "un líder natural al que se recurre para tomar una decisión compleja. Es como un seguro a todo riesgo". Sin embargo, apunta que "el problema es que lleguen a creérselo tanto que no dejen espacio para el crecimiento de sus compañeros y subordinados".


El eficaz
El eficaz, como el estratega, suele conocer al dedillo la organización. Botella lo define como un líder informal, al que sus compañeros acuden cuando tienen dudas o problemas: "Siempre está dispuesto a echar una mano. Es un finalizador eficaz que remata todos sus proyectos con altos estándares de calidad y ayuda a otros a hacer lo mismo". Previene sobre ellos: "Siempre y cuando esas cualidades no acaben traduciéndose en comportamientos arrogantes o en resentimiento hacia la organización -quizá porque no obtuvo el ascenso que esperaba-, estos profesionales son una joya para cualquier equipo".


El sabiondo
Vera lo llama el tolosa, porque todo lo sabe: "Puede llegar a crear ambientes de frustración y de impotencia entre sus compañeros porque para todo tiene una opinión, una explicación, o una aclaración". Su lado positivo es que "obliga a los demás a recabar toda la información posible sobre un tema para no darle la oportunidad de sacar punta a todo".


El campechano
Chapado asegura que es un animal social: "Su principal virtud es la capacidad de comunicación. Le encantan y fomenta las actividades colectivas". Sin embargo, por esta camaradería "suele generar cierta sensación de premiar el amiguismo", y como consecuencia, "quienes no están entre su núcleo más cercano, pueden sentirse aislados, por lo que surgen insanas competencias por ganarse su amistad". Chapado avisa de que este líder carismático y querido "ha de cuidar el riesgo de no generar guetos o reinos de taifas".


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El adulador
Vera les encuentra un lado positivo a estos compañeros nada desdeñable: "El jefe le pueda encargar a él los trabajos que nadie quiere hacer, sabiendo que nunca se atreverá a decirle que no para seguir agradándole".


El estratega
Martínez de Miguel dice de este profesional que es un superviviente nato: "Hace del conocimiento de las reglas del juego una virtud. Su ventaja es que siempre va un par de movimientos por delante del resto. Valora las consecuencias y a quien puede molestar una decisión". Añade que, en contra de lo que pueda parecer, "no es necesariamente mala persona, sencillamente participa en un juego que quiere ganar. Puede contar con ellos siempre que apoyarle les beneficie de alguna manera"


El equipo perfecto
Los equipos más productivos son los más diversos. El eneagrama es una técnica que permite conocerse a uno mismo y también a aquellos que nos rodean. Si se ve identificado en este grupo y ve reflejados a la mayoría de sus colegas, puede sentirse afortunado.


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Idealista. Persona de acción, objetiva, justa y noble. Su miedo es el error, por ello en su parte negativa puede llegar a ser tremendamente riguroso y recto juzgando a todo y a todos, incluido él mismo, al que no se perdonará ni el más mínimo error. Defecto: la ira.
Ayudador. Persona generosa, empática y sensible. Sabe lo que necesitan los que la rodean y no duda en sacrificar sus propias necesidades para satisfacer las de sus próximos. Su miedo radica en ser rechazada. Defecto: el orgullo.
Organizador. Sabe qué es lo que quieren los demás y, por tanto, cómo caer bien. Su miedo es el fracaso social. Defecto: la vanidad.
Artista. Terriblemente sensible y con capacidad de empatía profunda. Su miedo a no sentir grandes pasiones le llevará a rechazar la vida ordinaria de la mayoría de las personas en aras de los grandes sentimientos que cree que se merece. Envidia al que tiene reconocimiento, y a todos aquellos que, al contrario que ella, pueden vivir vidas sencillas y satisfactorias.
Observador. Persona de intelecto, de gran capacidad para la observación y para la relación de los fenómenos que acontecen a su alrededor. Refleja al inventor en su torre de marfil. Para no depender de nadie acumula todo lo que está a su alcance dando la sensación en su parte oscura de una tremenda avaricia.
Colaborador. Persona mental, leal y gregaria, entiende bien el funcionamiento de la sociedad y es feliz de pertenecer a ella. Es el compañero perfecto que no tienen problema en hacer horas extras. Su miedo es a ser expulsado del grupo.
Optimista. Tiende a relativizar todo y, por ello, es el perfecto compañero de juergas. Tiene miedo a ver lo feo y a sufrir.
Héroe. Persona de acción, fuerte y realista, es el héroe solitario con valor sin medida. Su temor es la debilidad. Su mayor defecto es el gran entusiasmo con el que emprende todo dejando agotados al resto. Por eso el pecado asociado es la lujuria.
El mediador. Personalidad de acción que suele pasar inadvertida por lo poco que le gusta moverse. Su pasión es la calma; su peor miedo el conflicto, por eso procurará que todo esté bien a su alrededor. Defecto: la pereza.


Actualidad Laboral / Con información de Expansión