La brecha de género representa una limitación significativa en cuanto a las posibilidades de innovación y de adopción de nuevas perspectivas para abordar los desafíos contemporáneos y futuros y se estima que faltan 131 años para darle un cierre real.


Para Ana Elena Castillo, miembro representativo de la red de género de EY Centroamérica, Panamá y República Dominicana, dada la arraigada naturaleza del tema, no existen soluciones de carácter mágico que permitan resolver la problemática.


No obstante, explica que puede contribuir la implementación de acciones específicas como la incorporación de cambios en la normativa legal que incentiven que tanto el hombre como la mujer tengan y hagan uso de medidas de conciliación de su vida laboral y profesional.


Por ejemplo, la extensión de permiso de paternidad, la incorporación de políticas de diversidad e inclusión en las organizaciones, procesos de selección y promoción anónimos y la sensibilización continua sobre diversidad e inclusión en las empresas e instituciones educativas, son otras acciones a implementar.


De acuerdo con el Reporte Global de Brecha de Género del Foro Económico Mundial, publicado en 2023, América Latina y el Caribe ocupan el tercer lugar entre todas las regiones, en términos de brecha de género, después de América del Norte y Europa. En la región, se observa una mejora notable, impulsada principalmente por el empoderamiento político, seguido de la participación y oportunidades económicas.


En el caso de El Salvador tiene una brecha del 71.4 %. Con ese porcentaje se sitúa en el puesto 68 del ranking de 146 estados que forman parte de la medición y en el puesto 17 de 21, entre los países de Latinoamérica y Caribe.


Diversos estudios indican que, si hubiese una participación del 30 % de mujeres en posiciones de liderazgo, podría incrementar hasta en un 6 % el margen neto de utilidades en las empresas.


Castillo señala que es imperativo que tanto las empresas como gobiernos continúen trabajando juntos para promover un futuro más equitativo y justo para las personas, creando una fuerza laboral que apoye el cierre de la brecha de género y fomente un entorno donde todos puedan convertirse en arquitectos de la era de la transformación.


Actualidad Laboral / Con información de Revista EyN