Crear una empresa desde los cimientos no es fácil; no basta con tener una buena idea y mucha ilusión. También es necesario saber cómo desarrollar ese proyecto con constancia y perseverancia, rodeado del equipo más eficiente y proactivo. Si no se dan estas circunstancias, muchas empresas se ven abocadas al fracaso más absoluto. Una caída que puede dar, aun así, la oportunidad para remontar a nivel profesional y aprender de los errores.


Seguro que podrían ser algunos más, pero aquí te presentamos la segunda parte de los errores más comunes, que detectamos al crear una empresa. Aquí encontrarás 8 de los 15 errores, los otros 7 los hallas en la primera parte de este post :


8- No conocer 
tu mercado: Debes tener muy presente que no hay que ofrecer un producto o servicio solo por el hecho de que, a ti te guste o te solucione un problema. Debes saber qué es lo que realmente se adapta a las necesidades de tus clientes. Conocer bien qué es lo que quieren ellos y ofrecérselo. Ellos son tu verdadero mercado.

9- Enfocarte más en los inversores 
que en los posibles clientes:
 Es otro error común en muchos startups, no realizar correctamente el plan de negocio (que por cierto, es más sencillo de lo que se piensa). Es un error dedicar más tiempo a vender el proyecto ante los inversores, en una búsqueda de capital que tal vez no sea necesaria; que a desarrollarlo en condiciones ante los posibles clientes. Más numeritos y menos presentaciones.

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10- Creer que facturar significa cobrar: Las ventas reflejan el tamaño y el crecimiento (margen, rentabilidad, etc.) de tu negocio; pero, al final del día, lo que verdaderamente importa es la caja, es decir, lo que cobras (una compañía rentable mal gestionada, puede quebrar fácilmente). ¿Cuántos días de vida le quedan a tu empresa? La respuesta siempre vendrá dada por una cifra: La caja de la que dispongas. Esta es una idea fundamental que debe tener en la cabeza todo emprendedor.


12- No centrarte en tu producto y en tu mercado: Es muy importante cuantificar el tamaño de la empresa y no lanzarse a un segundo mercado, antes de dominar convenientemente el primero. Pensar en el modelo de negocio y no solo en el valor que aporta el producto.


Diversificar y no dispersar. Una cosa es diversificar si has triunfado y otra es hacerlo cuando aún no te has consolidado. Así te dispersas.


13- No ser realista: Cuando haces un plan de marketing, por ejemplo, debes reflejar datos realistas y alcanzables y no aspiracionales. Fíjate metas factibles.


14- Preocuparte por captar talento, pero no por mantenerlo: Es imprescindible cuidar al equipo y su talento, con el objetivo de que permanezca en la empresa y ayude a escalar el negocio.


15- No formarte antes de comenzar: Una de las claves de una startup es tener un equipo formado y sólido. Que tenga conocimientos y habilidades específicas, según su rol, para que el equipo sea verdaderamente multidisciplinario. Hay que tener bien presente que una parte de ello se lleva en los genes, mientras que la otra, que es la más importante, se aprende en las escuelas y en las universidades.


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Ahora que ya los conoces, tenlos muy presentes para evitarlos y lograr con éxito materializar tu emprendimiento.


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