Las mujeres son la mitad de la fuerza laboral mundial, pero solo aportan el 37 % del PIB, según el estudio “El poder de la paridad” de McKinsey Global Institute, en alianza con la Global Banking Alliance For Women. El 75 % del trabajo no pagado a nivel mundial es realizado por mujeres.

La III Conferencia Euro-Americana de Mujeres Líderes de Incae analiza las oportunidades para las mujeres, desde el emprendedurismo, bajo el epígrafe “Emprendedoras como Generadoras de Desarrollo y Riqueza”. ¿Cuáles son las claves para emprender, siendo mujer? ¿Qué mecanismos de financiamiento puede encontrar? ¿Qué tipo de educación sería la óptima?

“Este año elegimos el emprendimiento como eje central de nuestro foro, pues consideramos que es uno de los principales motores dinamizadores de la economía y uno de los principales impulsores del desarrollo productivo”, explica Alexandra Kissling, presidenta de Voces Vitales, institución que coorganiza el foro, junto a Incae.

Acorde al estudio de McKinsey, de aprovecharse el potencial total de la participación total de la mujer en la economía, se sumarían US$28 billones (millones de millones) al PIB mundial anual en 2025, o lo que es lo mismo, un incremento del 26 %. La cifra equivaldría al tamaño combinado actual de las economías de EEUU y China.

El escenario alternativo, si se siguiera el ejemplo de los países del mundo que mejor luchan contra la brecha de género, ese alza sería de US$12 billones, hasta un 11% el PIB Global, la suma de las economías de Japón, Alemania y Reino Unido. Si Latinoamérica siguiera el trabajo de Chile en materia de género, el más avanzado en la región, el incremento del PIB latinoamericano se cifraría en un 14 %.

Parecen billones de razones para trabajar por una mayor inclusión de la mujer en la economía

El emprendimiento (en femenino)

El emprendimiento es la apuesta económica en los países desarrollados. “Por ejemplo, en Alemania y Suiza, las pymes generan el 90% del empleo total, mientras que en Estados Unidos crean más del 85% de los puestos de trabajo. En Costa Rica el 95% del parque empresarial son mipymes, y de ellas solo el 17% están en manos de mujeres”, asegura Kissling, quien cree que para la mujer el emprendimiento es una oportunidad esencial “con el fin de generar su autonomía económica y ser dueña de su vida y sus decisiones”.

Generando oportunidades para las mujeres, el impacto multiplicador que se genera es “inmenso”, apunta la presidenta de Voces Vitales, puesto que tiene una capacidad para “educar, cuidar y distribuir recursos de una forma singular. Una mujer que se integra al mercado laboral, que se prepara y estudia impacta no solo a las demás mujeres a su alrededor; sino que genera un impacto en sus familias y por lo tanto en las comunidades y el país en general”.

Así, el tema de emprendedurismo tiene que ver con el aumento de la productividad, en cómo volverse más competitivo, cómo se innova, y específicamente en el caso del empoderamiento femenino es una alternativa para lograr el desarrollo económico de las mujeres.

“Lo que tenemos que hacer como institución que desarrolla el desarrollo de la región – asegura Camelia Ilie, decana de Educación Ejecutiva de INCAE Business School y Chair del Centro de Liderazgo Colaborativo y de la Mujer (CLMC)– es entender que si descuidas a la mitad de la población, en quien además como Gobierno has invertido, porque ya están muy educadas, estás perdiendo el dinero que has puesto, la mitad del aporte que la sociedad puede dar y por tanto estás debilitando el futuro de los países”.

La educación y el techo de cristal

La mitad la población es mujer, ya educada con el mismo nivel del hombre.

¿Entonces? ¿Qué ocurre con la brecha y el techo de cristal? Lo que pasa es que hay un problema con el tipo de educación que reciben las mujeres, “y ahí el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) se queda corto en la medición del índice de género”, apunta Ilie, porque el WEF mide la brecha de educación de manera cuantitativa, no cualitativa. O lo que es lo mismo, lo que estudia es cuántas mujeres tienen el mismo nivel de educación que los hombres. Pero falta por ver qué tipo de carreras son las que toman.

“Si todavía es educación en comunicación, social, enfermería, ayuda administrativa... Nosotros, por el tipo de educación que le damos, la sacamos con un techo de cristal fijo, y entonces tenemos ejecutivas frustradas que dicen: "no podemos romperlo" y no lo van a poder hacer nunca, porque no las hemos metido a ser ingenieras, a ser arquitectas, matemáticas, físicas, químicas, a saber de finanzas…”, explica la decana de Incae.

“Este es el tema que queremos abordar y enfocar el progreso de la mujer en la parte sólida de los negocios, en la parte donde está el valor añadido, donde el techo de cristal es ya la presidencia, y no la gerencia media”.

Además, Ilie incide en que las mujeres son creativas, que pueden desarrollar lo que quieran, con el entrenamiento adecuado, “por eso queremos que sean también empresarias”. Porque no es solamente "yo voy a ejecutar bien", sino "yo voy a tener iniciativa", ya dentro de la empresa, lo que llama emprendedurismo corporativo.

"El techo de cristal nos lo ponemos nosotras. Seamos también nosotras generadoras de empleo y riqueza. Ya es el momento de que no solo pidamos y esperemos cosas, sino nosotras las demos. Estamos formadas, estamos capacitadas”, abunda Camelia Ilie.

“El emprendedurismo interno representa una oportunidad de aportar nuevas ideas para desarrollos a favor de clientes y consumidores en pro del crecimiento de las organizaciones. Crea valor, fomenta la innovación y compromiso en las personas”, explica Xavier Vargas, CEO de Cargill Centroamérica.

Cargill (socio fundador del CLCM, junto a Incae) es miembro fundador una coalición de empresas a nivel mundial, el movimiento “Paradigma para la paridad”, donde se establecen una seria de acciones a nivel corporativo con el fin de lograr paridad de género para el 2030.

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