11-10-2018

No es algo nuevo esto de que los estados anímicos se contagian. Y mucho más, en ambientes cerrados donde los compañeros están codo con codo. Por eso, si tus compañeros son positivos, te contagiarás de positividad. Pero, si están estresados y negativos, padecerás el llamado estrés de segunda mano. Rebecca Knight, periodista y profesora en la Universidad de Wesleyan, ha publicado en Harvard Bussiness Review un artículo con las soluciones más plausibles para este deporte involuntario, que se practica en todas las empresas.


Knight se apoya en la valoración de dos expertos en la materia para analizar el problema.


Shawn Achor, autor de The Happiness Advantage, dice que “vivimos en un mundo hiperconectado, lo que significa que corremos más riesgo de contagio social negativo, que en cualquier otro momento de nuestra historia”; y añade, avisando, que “el estrés de segunda mano proviene de la comunicación verbal, no verbal y escrita, lo que significa que podemos captarlo incluso a través del teléfono”. Esta es la dura realidad: existe y es fácil de contagiar.


Pero hay buenas noticias, tenemos herramientas que podemos utilizar para evitar este contagio. Eso asegura Susan David, autora de Emotional Agility y fundadora del Instituto de Entrenamiento del Hospital McLean. “Hay muchas habilidades específicas que puedes aprender, comportamientos que puedes practicar, y pequeños ajustes que puedes hacer en tu entorno, que te ayudarán a lidiar con el estrés de segunda mano”, dice David.


1- Prevenir antes que curar


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Antes de nada, ni siquiera antes de detectar este tipo de estrés, has de entender que sufrir algo de estrés es bueno, todo es bueno en su justa medida. Después hay que intentar tratar de entender qué es lo que están pasando tus compañeros. Tratar de localizarlo, saber de dónde viene este estrés, la causa (si es por sobrecarga de trabajo u otros motivos) y ponerle un nombre. “Cuando las personas etiquetan sus emociones con precisión, es más probable que identifiquen la fuente de su estrés y así poder hacer algo al respecto”, asegura David.


Ofrecer tu ayuda puede ser la solución. La empatía es una de las mejores herramientas para trabajar en equipo. De esta manera, te proteges del estrés y puedes conseguir que tu compañero salga de él. “Al expresar compasión por lo que le preocupa a esta persona y luego involucrarla en una conversación positiva, ya sea para generar una solución a su problema o alejarla de su enfoque contrariado; a menudo se influye positivamente, en lugar de dejar que solo nos afecte de manera negativa”, dice Achor.


2- Cuándo hay que curar


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Es importante localizar el momento y la persona del entorno que empieza a causar efecto en tu estado de ánimo. Cuando esto comience a suceder, se pueden empezar a tomar lo que Achor llama “retiros estratégicos”, y limitar tu contacto con esta persona. Si la persona en cuestión está en exceso centrada en el estrés o la negatividad de la organización, igual hay que empezar a retroceder. Es importante reconocer las interacciones que son valiosas y las que no.


También es importante rodearse de personas positivas. Estas emociones positivas son tan contagiosas como las negativas. Hay que promover el optimismo. Promoviendo el optimismo se consigue un objetivo, dice David, este objetivo es “crear un entorno en el que las personas que están en la frontera de lo negativo, se sientan seguros de la organización”.


Hay que dar la importancia justa que tiene una gran carga de trabajo. La queja constante de este volumen de trabajo puede crear una prisión a su alrededor, asegura David. Por eso, es importante valorar los objetivos del trabajo que desempeñes. “Es una realineación poderosa para las personas afectadas por el estrés de segunda mano. Piense en los objetivos de su carrera y así conecta sus obligaciones con algo positivo”, dice David.


3- El valor de cuidar y cuidarse


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Para evitar el estrés, es muy importante cuidarse por dentro y por fuera. Dormir y comer bien, además de un rato de ejercicio, es indispensable para mantener el estrés controlado. Y, hay que estar agradecido, “pensar en cosas por las que estás agradecido parece trivial; pero te brinda un almacén de cosas positivas para ayudar a neutralizar y contrarrestar cualquier cosa negativa que, inevitablemente, vayas a experimentar”, dice Achor.


También hay que tener en cuenta que tener hábitos saludables y positivos, son de comunicación obligatoria; porque, esta comunicación sirve para motivar al resto de tus compañeros.


Actualidad Laboral / Con datos de La Información