09-03-2017
Ni el cambio tecnológico, ni la regulación medioambiental ni la crisis. El verdadero enemigo de la industria del automóvil son las ‘amenazas’ al libre comercio que se ciernen sobre el mercado global.

Así lo aseguró Matthias Wissmann, presidente de la Organización Internacional de Constructores de Vehículos (Oica, por sus siglas en francés).

La patronal mundial del automóvil aprovechó el Salón de Ginebra para hacer el balance del 2017: 95 millones de vehículos fabricados, un 4,5 por ciento más que el año pasado, y siete años de incremento sostenido. España, con 2,8 millones de unidades producidas, sigue siendo el octavo país que más fabrica.

“Mantengan los mercados abiertos”, ha pedido Wissmann durante la rueda de prensa. “Todos los constructores tienen ahora cadenas de valor multinacionales. Cerca del 75 por ciento del valor agregado de un coche es generado por los proveedores, y por eso tenemos que hacer todo lo que se pueda para asegurarnos de que las fronteras se abren aún más”, dijo el también director de la Asociación Alemana de la Industria Automovilística (VdA).

El portavoz de los constructores de vehículos ha justificado su reivindicación por mercados más accesibles ante las más de 2.200 violaciones de los principios de libre comercio denunciadas por la Organización Mundial del Comercio el año pasado.

Solo al responder a preguntas de los periodistas, Wissmann se refirió, sin nombrarlo, al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus anuncios sobre posibles políticas proteccionistas: “Políticos que crean obstáculos y violan las leyes de una industria creativa”.

Oica insistió también en la necesidad de trabajar en la armonización de las reglas técnicas, para evitar multitud de estándares que hagan la producción más cara.

“No tiene sentido en un mercado mundial del automóvil que cada región tenga requerimientos especiales de tecnología”, alertó Wissmann.

Se trata de un tema que cobrará relevancia, por ejemplo, con las exigencias sobre contaminación.