Es poco probable que algunos de nosotros estemos tan aburridos como ponernos a sumar el tiempo que dedicamos a nuestros correos electrónicos. Fabien Mathy tampoco lo estaba cuando lo hizo, pero lo que descubrió fue revelador.

Calculó que había pasado al menos 600 horas al año leyendo, escribiendo y clasificando mensajes de correo electrónico mientras trabajaba.

Ese es el equivalente de enviar correos electrónicos consistentemente ocho horas diarias durante todo junio, julio y agosto.

Mathy, un psicólogo de la Universidad Sophia Antipolis en Niza, Francia, estaba tan sorprendido, que decidió hacer algo al respecto: deja de lado su teléfono inteligente y se niega a entrar a su correo electrónico laboral fuera de las horas de oficina.

"No leo correos electrónicos por la noche ni los fines de semana, así que (los colegas) saben que o reciben un correo electrónico mío el viernes por la tarde o les toca esperar hasta el lunes", dice.

Mathy decidió construir una barricada entre su trabajo y su vida personal hace unos años, pero ahora muchos más trabajadores tienen la oportunidad de seguir su ejemplo.

El derecho de desconectarse

El gobierno francés introdujo una legislación que entró en vigor el 1 de enero de este año dando a los trabajadores en el país "el derecho a desconectarse".

Es una política radical, dirigida a contrarrestar una cultura de trabajo "siempre activa", favorecida por la tecnología.

Todas las empresas con más de 50 empleados -que representan alrededor de la mitad de la fuerza laboral francesa- deben ahora negociar con sus empleados sobre su "derecho a desconectarse del uso de herramientas digitales" para asegurar que los trabajadores puedan tener suficiente tiempo personal y familiar.

En otras palabras, se pretende reorientar la línea entre el trabajo y la vida hogareña.

No por el cierre de los servidores de la empresa a las 18:00 horas o la aplicación de estrictas políticas de no-correo electrónico durante los fines de semana, sino a través de directrices adaptadas a cada empresa.

Para algunos esto podría significar la prohibición de correos electrónicos después de ciertas horas en la noche, mientras que para otros puede implicar la permanencia de ciertos empleados de guardia en diferentes momentos.

Encendido y apagado

Esta nueva legislación ha planteado una pregunta interesante: ¿es realmente posible desconectarse del correo electrónico y hacernos más productivos?

Mathy, quien desarrolla investigaciones sobre la memoria humana y nuestra capacidad para cambiar de una tarea a otra, cree que sí.

"Sabemos que para hacer un buen trabajo tenemos que dar prioridad a las tareas difíciles", dice.

Orange, gigante francés de las telecomunicaciones, anima a sus trabajadores a desconectarse cuando están fuera de horario.

"Pero la gente prefiere leer un correo electrónico que pensar en un problema más profundamente. Ya no tenemos el reflejo de pasar tres o cuatro horas en un proyecto. Vivimos en una distracción constante".

Mathy advierte que los correos electrónicos nos hacen menos productivos, no más, y tienen todas las características de una adicción.

"Son cosas muy pequeñas, muy frecuentes, con recompensas sistemáticas, y creo que nos convertimos muy rápidamente en adictos a ellas".

Esto hace fácil posponer el trabajo real y nos hace improductivos.

Agotamiento laboral

La ley de Francia es parte del reconocimiento de que nuestros estilos de vida constantemente conectados pueden representar un riesgo para la salud pública.

Un número creciente de estudios apuntan a que las horas laborales cada vez más prolongadas conducen al agotamiento -físico, emocional y mental relacionado con el trabajo - convirtiéndose en una enfermedad profesional.

Según un estudio de Technologia, una firma especializada en la evaluación de los riesgos laborales, el 12% de la fuerza laboral francesa -es decir, 3,2 millones de trabajadores- corre el riesgo de sufrir agotamiento.

Las consecuencias no son solo peligrosas para los individuos, concluye el estudio, sino también financieramente peligrosas para el país.

El estudio de Technologia estimó que el costo social del estrés laboral sería de entre 2.000 y 3.000 millones de euros anuales en Francia.

En Estados Unidos, el estrés laboral crea anualmente hasta US$190.000 millones de dólares en costos adicionales de salud, de acuerdo con estimados de investigadores de Harvard y la Universidad de Stanford.

 

Los críticos de la legislación francesa temen que al enfocarse en el uso de la tecnología por parte de la gente, el gobierno pueda estar tratando de abordar el problema equivocado.

"Necesitamos alejarnos de la vieja escuela pensando en el horario de trabajo de nueve a cinco, y dejar que la gente maneje sus propias horas laborales", dice Marc Wratten, copropietario del Workhouse Café, un espacio de trabajo compartido en Niza.

Muchos franceses criticaron la nueva legislación como un exceso de gobierno, mientras que otros señalaron el hecho de que la legislación no es jurídicamente obligatoria.

Esto es cierto -las empresas no están obligadas a firmar un acuerdo en virtud de la ley -, pero pueden ser consideradas penalmente responsables si se niegan a negociar con los empleados sobre el asunto.

Incluso algunos que están a favor de la legislación, como Gras Jean Marie, propietario de un negocio en Niza, temen que será difícil de hacer cumplir.

"Hay que distinguir entre trabajo y vida", dice. "Pero, ¨¿cómo puedes probar que no serás castigado si decides no responder a un correo electrónico el fin de semana?"

Fuera de Francia, la nueva ley fue motivo de burlas, considerando que contenía muchos estereotipos atrincherados en la ética de trabajo francesa y la mano de obra consentida.

Pero hay algunas pruebas que sugieren que puede estar en el camino correcto.

Un estudio de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver en 2015 encontró que las personas que se limitaban a revisar su correo electrónico sólo tres veces al día tenían niveles de estrés más bajos que cuando se les permitió revisarlo un número ilimitado de veces.

Aunque tal vez sea un escenario poco realista, sugiere que el uso del correo electrónico es en parte culpable de perjuicios al bienestar de los trabajadores.

Cambios en las alturas

Una compañía en Francia no tiene dudas sobre la nueva ley y ayudó a liderar la lucha para implementarla.

Después de al menos 19 suicidios por parte de los empleados entre 2008 y 2009, el consorcio global francés Orange (antes France Telecom) optó por cambiar el papel de la tecnología en la vida de sus empleados.

 

Los ejecutivos introdujeron sus propias reglas, desalentando a los empleados a enviar mensajes de trabajo fuera del horario de oficina, y prometiendo que los gerentes no penalizarían a nadie por estar desconectado fuera del trabajo.

También capacitaron a los directivos para darse cuenta de cómo el envío de correos electrónicos fuera de horas laborales puede crear estrés indebido a empleados que podrían sentirse obligados a responderlos de inmediato.

Orange no fue la única empresa que fomentó la desconexión.

El consorcio automovilístico Volkswagen, la empresa energética Areva y la compañía de seguros Axa tomaron medidas para dar a sus trabajadores el derecho de desconectarse antes de que la ley entrara en vigor.

De vuelta en el Workhouse Café, Wratten tiene una visión diferente. Piensa que hay otras maneras de aumentar la productividad y prevé un futuro en el que más personas adopten un horario laboral totalmente fluido.

"Hay un montón de gastos hoy en el sistema debido a la forma en que las cosas están estructuradas", añade.

"La gente solo llena su tiempo mirando Facebook o lo que sea, pero tal vez podría estar con la familia en la tarde y trabajar luego cuando sea necesario".

"En el futuro, las empresas deberían dejar que los empleados tomen la iniciativa y decidan cuándo trabajar", concluyó.

Actualidad Laboral / Con información de BBC