18-06-2020

Aledaño a la tragedia que han vivido decenas de miles de familias que perdieron a uno de sus seres queridos, víctima del Covid-19; la crisis quizá más fuerte que está padeciendo México es la del desempleo. En este país, la emergencia derivada de la pandemia ha dejado sin empleo a 12,5 millones de personas, solo en abril, según la cifra más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).


Rafael López y 100 de sus compañeros en una empresa de monopatines de renta son muestra de los afectados que, aseguran, fueron despedidos sin las garantías de ley. “Llegamos porque nos citaron para una logística de cómo íbamos a estar trabajando para lo del Covid-19 y terminó siendo todo lo contrario, nos dijeron que la empresa estaba en quiebra”, cuenta López. Como ocurre frecuentemente, a los empleados de la empresa Grin no les querían pagar su liquidación completa; por lo que se fueron a pleito legal. Al cabo de semanas, los trabajadores se vieron orillados a aceptar un arreglo.


“Se llegó a un acuerdo que no era específicamente la liquidación de ley. ¿Por qué la aceptamos? Porque teníamos que comer, porque hay quien tiene la madre enferma, el padre enfermo, los niños pequeños. Yo tengo una niña de cinco y es mi prioridad. Yo puedo dejar de comer, ella no”, comenta a este medio.


Han pasado más de dos meses y Rafael, de 48 años, no consigue empleo, pero busca salir adelante vendiendo protecciones anti-pinchaduras para bicicletas. “Yo soy ciclista y afortunadamente soy creativo y tengo mi bici en la que me puedo mover, entregar a domicilio mi producto. De hambre no me voy a morir”, dice en entrevista.


"No te pueden tratar como un número más"


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La posibilidad que tiene Rafael de moverse de aquí para allá, en un medio de transporte como la bicicleta no la tienen muchos. Samuel García es contador. Tiene discapacidad motriz a raíz de un accidente hace varios años y, como Rafael, también fue despedido, con solo el 50% de la liquidación que le correspondía. Repentinamente, en la empresa de eventos taurinos para la que trabajaba, parte del consorcio Grupo Bal, le notificaron de su despido.


“El día 31 de marzo, sin más ni más –ya muchos en el corporativo no estaban trabajando, por el confinamiento–; me mandan llamar y me dicen que ese era mi último día de trabajo. Pregunté si había un motivo, si había hecho algo mal… ‘No, nada, simplemente fue decisión de la empresa y es tu último día’, me dijeron”.


Samuel teme que por ser parte de la población vulnerable por su discapacidad, tenga aún más dificultades para conseguir un nuevo empleo. Por el momento, ha contactado a antiguos clientes a quienes les llevaba su contabilidad; y vive en un departamento que es de su hermana, y no tiene que pagarle alquiler. “Yo estoy seguro de que me voy a poder levantar de esta, pero… ¡Te cambia la vida! No te pueden tratar como un número más”, reprocha.


La crisis destapa las grietas del empleo informal


Miles de mexicanos como Rafael y Samuel, que perdieron sus empleos, han recurrido a sacar dinero de sus fondos de ahorro para el retiro. De enero a mayo la cifra de retiros por concepto de desempleo asciende a  6.685 millones de pesos, es decir, cerca de 300 millones de dólares. Es la cifra más alta desde 2005, año en el que comienzan los registros de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar).


Las cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social –distintas de la medición que hace el Inegi, la cual incluye a los informales–; refieren que se han perdido 1.030.366 empleos formales, entre los meses de marzo, abril y mayo, a consecuencia de la crisis económica derivada del coronavirus. En un país donde más de 10 millones de mexicanos trabajan en la informalidad, no pueden ni retirar de su fondo para la vejez (porque no cuentan con uno) ni pueden alegar despido ilegal, pues no tienen contrato.


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El abogado Manuel Fuentes, especialista en temas laborales, advierte de la situación grave que se viene. “El otro sector (afectado por la crisis), que es el informal; en muchas ocasiones está también laborando para un patrón, pero no tiene contrato de trabajo, es un contrato verbal. Entonces cuando son despedidos, ellos tienen cero opciones”.


Quienes sí pueden recurrir a un litigio por su despido, tienen ante ellos una larga fila de espera, pues actualmente –agrega el abogado Fuentes– “los tribunales laborales, por una razón obvia, han estado cerrados. No ha habido alternativas reales de cómo poder estar respondiendo a este escenario, y cuando vayan reabriendo estos tribunales laborales, seguro habrá miles y miles de demandas”.


El presidente Andrés Manuel López Obrador -AMLO- estima que en julio comenzará la recuperación económica. Pero los pronósticos de organismos internacionales y del propio Banco de México, hablan más bien de una contracción de la economía cercana a los dos dígitos, por lo que el panorama no es esperanzador. La única certeza es que miles de mexicanos más ingresarán las filas del desempleo, como Rafael y Samuel.




Actualidad Laboral / Con información de France 24