25-09-2020

Otro problema derivado de la pandemia que Naciones Unidas intenta resolver: cómo ayudar a los más de 300.000 marineros mercantes que no pueden llegar a puerto debido a las restricciones por el coronavirus.


El capitán Hedi Marzougui describió la creciente desesperación de los marineros que han permanecido un año o más en el mar, durante una reunión con ejecutivos navieros y funcionarios de gobierno al margen de la sesión de esta semana de la Asamblea General de la ONU.


Mientras la pandemia se propagaba por el mundo y hacía que las tripulaciones navieras fueran rechazadas en muchos puertos, “recibimos información muy limitada, y se volvió cada vez más difícil recibir suministros vitales y apoyo técnico. Los países modificaban sus normativas a diario si no es que en cuestión de horas”, dijo Marzougui.


Varios meses después, muchas fronteras siguen cerradas y los vuelos son pocos, lo que complica los esfuerzos para movilizar tripulaciones para sustituir a las que están varadas en el mar y obliga a los empleadores de los marineros a ampliar sus contratos.


El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se sumó a las compañías navieras, sindicatos y organizaciones marítimas en un llamado a los gobiernos a que reconozcan a las tripulaciones mercantes como trabajadores esenciales y les permitan desplazarse con más libertad. Como más del 80% del volumen del comercio global se mueve por mar, los 2 millones de marineros mercantes del mundo cumplen un papel vital.


Las tripulaciones de los barcos mercantes están acostumbradas a largas travesías lejos de casa, pero a medida que las infecciones y las restricciones se propagaban este año, aumentaban la ansiedad y la incertidumbre, declaró Marzougui.


“No saber cuándo regresaríamos a casa o si podríamos hacerlo causó tensión mental a mi tripulación y a mí también”, afirmó el capitán. “Nos sentíamos ciudadanos de segunda clase sin ninguna información o control de nuestras vidas”.


El capitán nacido en Túnez pasó otros tres meses en el mar y finalmente llegó a casa para reunirse con su familia a finales de mayo en Florida. Sin embargo, más de 300.000 marineros continúan varados, a la espera de las tripulaciones que los sustituyan; un número similar aguarda en las costas para reanudar labores.


Funcionarios marítimos de Panamá, Filipinas, Canadá, Francia y Kenia defendieron las medidas que han adoptado en forma individual para permitir el reemplazo seguro de las tripulaciones o para disminuir la crisis.


Pero funcionarios lamentaron la falta de coordinación internacional entre las naciones y las compañías navieras, y se pronunciaron por nuevas normas para proteger a los países del coronavirus y al mismo tiempo respetar los derechos de las tripulaciones varadas.


No se han difundido cifras de cuántos marineros mercantes se han contagiado, pero Guy Platten, de la Cámara Naviera Internacional, dijo que el riesgo de infección es “relativamente bajo porque las compañías navieras aplican estrictas medidas de protección y “no desean en absoluto traer infecciones a nuestros barcos”.


Actualidad Laboral / Con información de AP