08-04-2021

Durante los últimos cinco años el mundo de la tecnología ha crecido, tanto en popularidad, como en número de colaboradores y oficinas, sin embargo con este crecimiento también han llegado problemas y polémicas sobre la gestión de los recursos humanos que tienen las empresas de tecnología.


Uno de los casos más sonados ha sido el de Amazon y cómo varios de sus trabajadores han denunciado que para ser más productivos han tenido que recurrir a botellas de plástico para orinar, algo que ha provocado críticas de parte de muchos sindicatos.


Los esfuerzos de sindicalización de los trabajadores en el almacén de Amazon en Bessemer, Alabama, siguen a varias campañas sindicales exitosas lideradas por trabajadores tecnológicos que no son precisamente los que laboran en oficinas y corporativos, pero que al unir fuerzas con estos pueden provocar que las big techs, empiecen a tener más seriedad en toda la cadena laboral que tienen sus empresas.


Según Collective Actions in Tech, un proyecto que documenta las acciones de los trabajadores en la industria tecnológica global, el número de protestas, huelgas, cartas abiertas y otras acciones colectivas en la industria tech han aumentado drásticamente en los últimos años. En 2020, el sitio web rastreó 124 incidentes de este tipo, frente a unos 68 incidentes, reportados entre 2015 y 2018, lo que habla del interés de los colaboradores por defender sus derechos laborales.


Las protestas son variadas y van desde los trabajadores de Amazon criticando la política de cambio climático de su empleador hasta las huelgas masivas en Google, en protesta por el manejo del acoso sexual por parte de la compañía.


Si bien, las protestas de los trabajadores de corporativos, con respecto a los que trabajan en almacenes o fábricas son muy distintas, el problema en común de ambos es el crecimiento en la popularidad de las empresas de tecnología durante los últimos años.


De acuerdo a un estudio de la consultora de talento en tecnología Harvey Nash Group más de la mitad (55%) de los profesionales de TI a nivel mundial reportaron cargas de trabajo más pesadas el año pasado, ya que la pandemia obligó a las empresas a implementar el trabajo remoto en masa y acelerar las iniciativas digitales.


Y aunque varios de ellos tuvieron un incremento salarial por esta carga de trabajo extra, un 28% de los encuestados por la consultora dijo estar seriamente preocupados por su estado de salud mental y buscaban que sus empresas lograrán dar un mejor balance entre la vida laboral y la personal.


Otro estudio del Project Include, una organización que apoya por mayor inclusión en el mundo de la tecnología, indica que los problemas de racismo también están siendo parte importante de las protestas sindicales que han tenido las empresas de tecnología en los últimos meses.


“Uno de cada 10 encuestados informó un aumento del acoso por motivos de raza o etnia. Una cuarta parte de las personas sintió más acoso por motivos de género que antes de la pandemia (el 98% de las que lo sufrieron eran mujeres). Y el 23% de los trabajadores mayores de 50 años sintieron un aumento en el acoso u hostilidad en función de su edad”, indicó el estudio de Project Include.


Acciones como la de Alphabet Workers Union han empezado a crear eco no sólo en Estados Unidos, sino también en diversas partes del mundo, donde el fin del sindicato es unir voces para crear demandas colectivas que sean escuchadas por sus empleadores. Y de hecho han empezado a tener pequeñas victorias.


Uno de sus logros más cercanos ha sido la transparencia salarial y de condición laboral que tienen los trabajadores en Google, pues después de una denuncia presentada por varios aspirantes a la tecnológica hacia Adecco, lograron que la empresa de subcontratación sea más clara sobre estas condiciones.


La denuncia inicial alegaba que los gerentes de Adecco prohibieron a los trabajadores hablar sobre salarios y bonificaciones y que posteriormente la compañía de recursos humanos tomó represalias contra la contratista Shannon Wait después de que publicó mensajes a favor del Alphabet Workers Union.


La queja decía que Google era un empleador conjunto y, por lo tanto, debería ser responsable del tratamiento de los contratistas y aunque Google nunca definió una postura clara sobre esta polémica, Wait fue restituida en su puesto después de apoyarse en el sindicado.


Actualidad Laboral / Con información de Expansión