Pensar que los edificios donde trabajamos o vivimos pueden ser los causantes de nuestras dolencias y ocasionarnos más daño, no está muy alejado de la realidad; es más, el estrés patológico (distrés) se ve favorecido en ambientes laborales donde no están regulados aspectos como la humedad, la temperatura o la luz y se han usado pinturas inadecuadas -tristemente, cada vez hay más estudios que demuestran la toxicidad y sus consecuencias-. Resulta curioso pensar que todavía quedan empleados que sufren, cada día, las consecuencias de trabajar en oficinas sin luz natural; con sillas que en lugar de ser ergonómicas son inestables y altamente perjudiciales; en espacios sin una correcta ventilación, llenos de corriente electrostática, sin humedad, temperatura adecuada, con productos químicos dañinos y con luces y sombras... Lo peor de todo es que pocas veces se analizan estos temas en profundidad y se toman soluciones.


El nombre del Síndrome del edificio enfermo lleva a engaño. No es el edificio el que enferma, sino sus habitantes (los trabajadores). La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha definido como una serie de enfermedades originadas por la contaminación del aire en estos espacios cerrados. Es un conjunto de molestias y enfermedades originadas por la mala ventilación, la descompensación de temperaturas, las partículas en suspensión, los gases y vapores de origen químico y los bioaerosoles, entre otros agentes identificados.


El tipo de malestares que producen y estimulan estas situaciones es variado: jaquecas, náuseas, mareos, resfriados persistentes, irritaciones de las vías respiratorias, piel y ojos, etc. Entre estos malestares, las alergias ocupan un papel importante. La OMS fija un tanto por ciento para determinar si se puede o no hablar de este síndrome; y si más del 20% de los ocupantes o trabajadores del edificio se ve afectado por molestias o enfermedades, considera que estamos ante un caso de Síndrome de edificio enfermo. Por eso, velar para que el trabajador esté en las mejores condiciones y su salud no se vea afectada, debería ser prioritario.


Factores de riesgo


Son numerosos, pero entre los más importantes podemos encontrar: físicos, biológicos, químicos, del huésped y psicosociales.


Causas de este síndrome


Contaminación del aire, exceso de ondas electromagnéticas y dispositivos electrónicos, mala ventilación de las habitaciones, perfumes artificiales y de mala calidad, pobre o inapropiada e incluso, excesiva iluminación que genera reflejos en las pantallas de trabajo. También pobre calentamiento o enfriamiento de las estancias, mal posicionamiento de los sistemas de calefacción y aire acondicionado; mala acústica, pobres diseños de muebles y equipos, mala ergonomía, contaminación química, contaminación biológica (bacterias, virus, protozoos...) y limpiezas incorrectas (no aspirar adecuadamente, desinfección de ácaros y otros gérmenes...).


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Síntomas generales


Los síntomas son muy inespecíficos y poseen un carácter personal, es decir, cuando abandonamos el edificio es cuando notamos que van disminuyendo progresivamente hasta desaparecer. Pero, solo si el tiempo transcurrido antes de entrar nuevamente en él es suficiente. Entre los síntomas encontramos ronquera, mareos, reacciones psicológicas inespecíficas, letargo, dificultad de concentración, jaquecas, vértigos, mareos, fatiga mental y psíquica, sinusitis, rinitis, catarros, irritaciones en ojos y piel. Otras de las afecciones que ocasiona son irritación en vías respiratorias, sequedad de las mucosas, ansiedad, problemas cardiovasculares, alergias, nauseas, tos...


Consecuencias


Altos niveles de empleados enfermos o absentismo, baja productividad, baja satisfacción laboral, alta rotación de trabajadores, alta tasa de bajas laborales por enfermedades asociadas al síndrome de edificio enfermo son solo algunas de las consecuencias del Síndrome del sueño en nuestro entorno laboral.


Los efectos de la contaminación electromagnética sobre nuestra salud van desde el cansancio inexplicable hasta dolores de cabeza, insomnio, dificultades de concentración, entre otros. Los síntomas que pueden provocar problemas de salud más graves, como disfunciones en el sistema endocrino, inmunológico y reproductor que pueden llegar a derivar en tumores. Los expertos recomiendan evitar la acumulación de aparatos y de fuentes de ondas electromagnéticas, a fin de evitar este tipo de contaminación y sus nefastas consecuencias sobre nuestra salud.


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La mayoría de los problemas radica en una ventilación inadecuada, que favorece la concentración de sustancias nocivas procedentes de: materiales de construcción o aparatos eléctricos y electrónicos: fotocopiadoras, ordenadores, WiFi, etc., y productos químicos (de limpieza, barnices, pinturas, etcétera).


LLa lipoatrofia semicircular: es una enfermedad producida en el contexto de un edificio enfermo y puede ser motivada por tres motivos: exposición a campos electromagnéticos, electricidad estática y baja humedad relativa.



Actualidad Laboral / Con información de Expansión España