La tecnología está cambiando la forma de producir bienes y servicios en el mundo. Quizá el cambio más importante es la pérdida de importancia del ser humano para ciertos tipos de procesos productivos, tal y como está sucediendo en la extracción de petróleo. La tecnología aplicada a este sector ha hecho que un pozo de petróleo que antes necesitaba 20 trabajadores ahora funcione al mismo rimo con sólo cinco humanos a cargo.

Un buen ejemplo de este cambio es una especie de máquina o robot que trabaja en los buques de perforación petrolera en el Golfo de México y que facilita a diario los movimientos y unión de tubos pesados y sucios. No obstante, la llegada de este robot es quizá también es la razón por la cual Mark Rodgers (extrabajador del sector petrolero) hoy no está trabajando allí.

El Iron Roughneck, fabricado por National Oilwell Varco, automatiza la repetitiva y peligrosa tarea que consiste en conectar cientos de segmentos de tuberías de perforación que son empujados hasta el mar para terminar chocando la roca antes de dar con el petróleo.

Esta máquina está reduciendo el empleo en la extracción de combustibles fósiles, según explica Rodgers, que ahora trabaja reparando maquinaria industrial después de haber sido desplazado por un robot en la industria petrolera. "Me gustaría volver a trabajar en el mar", dice. Tiene pocas probabilidades de hacerlo. Ahora que el sector petrolero mundial empieza a recuperarse lentamente de un periodo de precios bajos del crudo que eliminó 440.000 empleos.

La automatización del sector va a tener una repercusión importante sea cual sea el precio del oro negro. Entre un tercio y la mitad de estos puestos perdidos quizá nunca vuelvan. Unas torres de perforación más eficientes y una mayor automatización de todas las tareas está reduciendo la necesidad de empleados.

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