Silicon Valley se prepara para lo que teme que sea un evento de extinción masiva que amenaza a la supervivencia de cientos de startups.


Tras el inesperado auge durante la pandemia, en la que las startups casi duplicaron la recaudación de los inversores de capital riesgo, y la posterior caída debida al aumento de la inflación y a los problemas de la cadena de suministro, el panorama económico se ha tornado muy oscuro para muchas empresas tecnológicas antes respaldadas el dinero del capital riesgo.


Aunque estas rondas de financiación de la era de la pandemia ayudaron a levantar muchas startups, los inversores, empresarios y expertos del sector creen que la fiesta ha terminado oficialmente para Silicon Valley, y les preocupa que la resaca pueda ser mucho peor.


Los datos, argumentan, muestran una tormenta perfecta de factores que provocarán una oleada anormalmente alta de fracasos de startups: la sequía de capital riesgo se está extendiendo por todo Silicon Valley, ya que las inversiones en startups han caído por sexto trimestre consecutivo. Del mismo modo, la deuda de riesgo, otra fuente de financiación, se ha enfriado desde principios de año. El mercado de las salidas a bolsa también ha caído, quitando de la mesa una antigua ruta de salida segura.


Mientras tanto, las empresas tecnológicas se extienden por todos los sectores y hay más startups en el mercado que nunca. Pero muchas de ellas tienen menos de 12 meses de vida útil.


Todo esto significa que los fundadores que necesitan dinero se enfrentan ahora a una caída en picado de la cantidad de inversión disponible para ellos.


Jennifer Neundorfer, socia general de January Ventures, afirma lo siguiente: "Muchas startups no verán la financiación de la que dependen para sobrevivir. Creo que es un momento darwiniano para las startups".


Esta crisis puede ser peor que la caída de las 'puntocom'


En marzo de 2020, la influyente firma de capital riesgo Sequoia Capital advirtió de que la pandemia podría causar inestabilidad económica y los varios problemas para las startups: desde una caída de la financiación de capital riesgo hasta cifras débiles de ventas y posibles recortes de plantilla.


Pero a pesar del pánico inicial, el "cisne negro" del que hablaba Sequoia, no se materializó. De hecho, las empresas de capital riesgo estadounidenses recaudaron 329.900 millones de dólares en 2021 (más de 300.000 millones de euros). Es casi el doble de lo recaudado en 2020. Resultó que mantener a la gente confinada y pegada a sus pantallas fue una gran bendición para las empresas tecnológicas.


El capital riesgo es un negocio cíclico, pero los inversores afirman que el auge contribuyó a reducir las tasas de fracaso de las startups, ya que les resultó más fácil que nunca acceder al capital cuando lo necesitaban.


Sin embargo, el resplandor de las enormes rondas de financiación de la pandemia se está desvaneciendo y otro fenómeno análogo resuena en Silicon Valley: la célebre quiebra de las puntocom en el año 2000, cuando toda una generación de startups de Internet se hundió porque estaban sobrevaloradas y no eran rentables después de haber crecido gracias a una enorme inversión de capital riesgo.


Tom Loverro, un inversor de la empresa de capital riesgo IVP, fundada hace 40 años, lleva meses advirtiendo en Twitter y en entrevistas en los medios de comunicación de una inminente "extinción masiva" de startups. Pero Loverro cree que, debido al tamaño de la tecnología y a su omnipresencia en todos los sectores, la crisis que se avecina puede ser mucho peor que la de la década de 2000.


"El número total de empresas que acabarán cayendo, quebrando, etc., será mayor esta vez", explica a Business Insider.


Los datos sugieren que el baño de sangre es inminente


En el último año, el ambiente en Silicon Valley se ha ensombrecido. La inflación llevó a la Reserva Federal a subir los tipos de interés a sus niveles más altos en 15 años. La espectacular quiebra del Silicon Valley Bank, una institución financiera clave para muchas empresas tecnológicas, sacudió el sector. Ahora, los inversores y expertos observan con nerviosismo una serie de datos preocupantes.


El volumen total de inversión de capital riesgo en startups estadounidenses ha caído durante 6 trimestres consecutivos, según datos de PitchBook. También se ha reducido la deuda de riesgo (venture debt, un instrumento financiero híbrido que se sitúa entre la participación en capital y la deuda).


"Estamos en tiempos turbulentos y volátiles. Es casi imposible que las startups consigan financiación a menos que demuestren un crecimiento y unos ingresos extraordinarios", afirma Consuelo Vanderbilt, fundadora de la red social centrada en la creatividad SohoMuse e inversora de la fortuna de la familia Vanderbilt.


Desde finales de 2021, las salidas a bolsa han sido prácticamente inexistentes, lo que ha eliminado una importante fuente de inyección de capital para muchas startups en fase avanzada.


"Salir a bolsa ahora mismo no es una opción y probablemente no lo será para la mayoría de estas startups durante mucho tiempo", indica Cameron Lester, codirector global de banca de inversión en tecnología de Jefferies.


Mientras que algunas empresas como Instacart, Navan y Databricks están deseando salir a bolsa tan pronto como se reactive el mercado de OPV, los banqueros han renunciado a tratar de predecir cuándo podría ser finalmente posible.


"Esta ha sido la sequía de OPV más larga que he visto en mi carrera, y llevo haciendo esto desde finales de los 90", añade Lester.


Mientras tanto, el número total de startups en fase inicial no ha dejado de aumentar desde hace años, lo que significa que hay más empresas compitiendo por un capital cada vez más reducido y que un número cada vez mayor de ellas aún no ha conseguido financiación posterior a la inicial.


Para cientos de startups, la cuenta atrás hacia la extinción ha comenzado. Una encuesta realizada por January Ventures, una empresa de inversión especializada fases iniciales, reveló que más de 4 quintas partes de las startups en fase inicial disponen en ese momento de menos de 12 meses de financiación.


Los datos apuntan a una cosa, dicen los expertos de la tecnología: se avecina un baño de sangre de startups.


Las startups ya sienten la presión


Casi tan pronto como Linda Ahrens, la cofundadora y CEO de la startup Unown, comenzó a buscar financiación para su startup de moda, pudo darse cuenta de que algo había cambiado.


Había recaudado previamente alrededor de 2,5 millones de dólares en financiación inicial en 2019. Después, comenzó a intentar recaudar nuevo capital para financiar la expansión de la empresa y ampliar su pasarela en otoño de 2022. Inicialmente, Unown tiró de algunos fondos "puente" de inversores anteriores para mantenerse a flote. Volvió a la búsqueda en serio a principios de 2023.


Pero los inversores que la empresaria alemana conocía no respondían a sus llamadas. Su empresa alcanzaba sus objetivos, pero de repente nadie se interesaba por ella. Ni siquiera un último recorte de la valoración prevista de la empresa (un "down round" o "ronda a la baja", en la jerga de Silicon Valley) despertó el apetito de los inversores. "Cuando volví a salir en enero, la cosa se puso muy difícil", explica Ahrens.


Sin una nueva inyección de capital, el futuro de esta empresa de 20 personas se vio de repente en peligro. En febrero, Unown solicitó la declaración de insolvencia provisional, un procedimiento que se aplica cuando las perspectivas de una empresa alemana son malas, antes de declararse insolvente en mayo, después de que los esfuerzos por vender la empresa no dieran resultado.


"Sigo creyendo que teníamos algo que creaba impacto y que teníamos los números para ello. Si el momento hubiera sido diferente, habríamos tenido una oportunidad", afirma la empresaria. En el último año, muchas startups que dependen de la financiación de Silicon Valley se han preparado para la desaceleración con el fin de evitar destinos similares.


Se han recortado plantillas. La atención se ha centrado en la rentabilidad. Algunas obtuvieron más financiación de la que necesitaban en previsión de la escasez de capital que se avecinaba. Pero puede que no sea suficiente.


En 2023 ya se han producido algunos fracasos sonados. Zume, una empresa de pizzas robóticas, no pudo sobrevivir a pesar de invertir 500 millones de dólares en capital riesgo. La empresa fintech Plastiq se ha declarado en quiebra. El motor de búsqueda Neeva se vendió a Snowflake, una empresa de almacenamiento de datos en la nube que salió a bolsa en 2020.


Sin embargo, muchos analistas de la industria creen que en la segunda mitad de 2023 es cuando la tasa de fracaso puede empezar a subir con más fuerza.


"Creo que lo peor está por llegar", afirma Vincent Harrison, analista de Pitchbook. Apunta a las enormes rondas de financiación a lo largo de 2021 y principios de 2022, y los 12-24 meses de vía libre que muchas empresas se aseguraron en ellas. "Muchas de esas empresas aún tienen que volver al mercado o intentar volver al mercado para recaudar capital", señala.


Este invierno, la empresa del sector de los coches eléctricos Arrival recortó cerca del 50% de su plantilla. En primavera, RapidAPI, valorada anteriormente en 1.000 millones de dólares, también despidió a la mitad de su equipo. En Twitter, el inversor Elad Gil calificó los recientes despidos de startups de aviso de lo que está por venir.


¿Quién corre peligro? Las empresas que ofrecen servicios de software menos vitales pueden ser vulnerables, ya que sus clientes recortarán el gasto a discreción, según Jennifer Neundorfer. Las empresas de criptomonedas que recaudaron grandes sumas antes de que estallara su burbuja particular también pueden estar en la línea de fuego.


Gené Teare, editora sénior de datos del servicio de seguimiento de startups Crunchbase, vaticina una excepción: las startups centradas en la IA. Aunque la tasa general de fracaso aumentará por encima de la norma histórica, el revuelo en torno a la IA puede permitir que estas empresas prosperen.


En general, no obstante, los expertos creen que no se trata tanto del sector como del modelo de negocio: ¿Está la empresa generando ingresos reales? ¿Están dispuestos los inversores a respaldarla?


"Las empresas sin ingresos son las que más riesgo corren", explica a Business Insider Steve Brotman, socio director de Alpha Partners. Brotman cree que los inversores de capital riesgo cambiarán su estrategia para apoyar sus carteras o a las empresas que ya tienen potencial para generar grandes ingresos. Las empresas en fase de crecimiento también podrían sobrevivir, aunque con una propiedad reestructurada y una valoración más baja.


Algunos rechazan por completo las predicciones de una "extinción" de startups en fase inicial.


Will Hawthorne, fundador de la empresa de asesoramiento sobre fusiones y adquisiciones Avid Capital Advisor y socio de la empresa de capital riesgo Sugar Capital, señala los cientos de miles de millones de capital no utilizado que tienen los inversores. Argumenta que esa "pólvora seca" podría ayudar a aliviar el potencial sufrimiento económico de los próximos meses.


"Todo el mundo dice siempre: esto es el fin, ya está. Y luego volvemos a entrar en uno de estos ciclos de auge", afirma. "El ajuste de precios quizá sea diferente. Puede que sea un poco más lento que en los últimos tres años, pero el capital riesgo existe desde hace mucho tiempo y en Estados Unidos seguimos innovando".


Las empresas tendrán que demostrar éxito en sus ventas


Hace poco, Tom Loverro recibió una llamada del CEO de una de las empresas de su cartera. La compañía había pasado por una dolorosa ronda de despidos, y su líder quería que Loverro acudiera y ayudara a recomponer filas.


El inversor de Menlo Park participó en una reunión de la empresa en la que explicó la difícil coyuntura económica y lo que implicaba para las startups. Su consejo fue sencillo: las startups tienen que priorizar sus objetivos y centrarse en lo que más importa al negocio. Sus consejos también apuntan a una posible salida para las empresas que intentan capear la crisis: un enfoque claro y disciplina económica.


"La financiación de la innovación de éxito no está muerta, pero las empresas necesitan ofrecer éxitos tangibles para sobrevivir", indica a Business Insider Mike Ryan, cofundador de BulletPoint Network, una empresa que analiza startups.


Las rondas puente, como hizo inicialmente Unown, también se están volviendo cada vez más populares y representaron al menos el 40% de todas las inversiones en Serie A y Serie B en el primer trimestre de 2023, un récord posterior a la pandemia.


Otras empresas e inversores están cambiando su percepción de lo que es el éxito durante una recesión económica. "He oído que conseguir una ronda plana es la nueva ronda ascendente", bromeó Harrison, de Pitchbook.


Pero otros empresarios ya están recibiendo un mensaje más incómodo de inversores y asesores: vender ahora y recuperar algo de capital, en lugar de seguir cojeando en vano durante unos meses más. Incluso podrían encontrar acomodo para su producto y su equipo si consiguen atraer a un comprador potencial antes de que se agote el efectivo.


"Los inversores de capital riesgo inteligentes ven la empresa y dicen: en seis meses se os habrá acabado el chollo", afirma Hawthorne. Cree que los empresarios deben pensar de forma proactiva en ser adquiridos o en encontrar otra estrategia de salida.


Aunque el fracaso sea inevitable, tirar la toalla es muy doloroso para cualquier fundador.


"Es duro a nivel personal, porque siento que a esto le he dedicado muchísimo tiempo, pero también sé que en este tiempo, —sí, en este tiempo— hemos generado impacto", afirma Ahrens, cofundadora de Unown.


"Es superdifícil ponerte delante de tu gente y decirles: esto es lo que hay".


Actualidad Laboral / Con información de Business Insider