En Higuerote, en la costa mirandina, a 90 minutos de la capital de Venezuela se encuentra la escuela de paracaidismo Skydive Caribbean. Un espacio donde la adrenalina se siente desde el mismo instante en que entras a las instalaciones, es "sentir la emoción de la caída libre sin experiencia previa"

Instructores, estudiantes, directivos, empacadores y curiosos se mezclan entre risas, gritos y selfies -con Maroon 5 y Bruno Mars, de fondo-, hasta que alguien baja el volumen de la música y, carpeta en mano, dice los nombres de los próximos en abordar el “Cessna Grand Caravan con conversión BlackHawk”. El silencio se apodera del lugar, los elegidos emocionados caminan hacia el avión.

“Lo más importante para nosotros en Skydive Caribbean es formar paracaidistas seguros” se lee en el sitio en Internet de la escuela dirigida por Giancarlo Trimarchi, un joven de 37 años de edad, pero 20 años dedicado al paracaidismo. “Tengo aquí mi vida, mi todo, esto es lo que amamos y queremos”, dice el deportista venezolano, quien la pasión por los aviones y el aire la aprendió desde pequeño “mi papá era paracaidista, es piloto”.

Trimarchi y “unos inversionistas que quieren ser paracaidistas” iniciaron este proyecto que tiene casi dos meses a la disposición de los interesados en este deporte, dirigido a mayores de 18 años, y los menores de edad “tienen que venir con su mamá y su papá”, aclaró. Un año de trámites, permisos, entrenamiento y conseguir el avión adecuado para la actividad. Éste tiene una capacidad para 20 paracaidistas y asciende hasta 13.500 pies sobre el nivel del mar.

Hubo un momento en que pensamos irnos a otro país”, confesó. Poner en marcha el motor de la aeronave no fue fácil, durante el proceso de formación de la escuela, en Venezuela arrancó la Operación Cielo Soberano (plan de seguridad en aeronaves privadas contra hechos ilícitos, como el narcotráfico. Noviembre 2014). “Había miedo, no se sabía muy bien era lo que iba a pasar”.

Una vez aclarado el tema, las autoridades venezolanas expresaron el apoyo a esta iniciativa. Hoy, entre 25 y 30 personas llevan adelante el trabajo diario.

Explicó Trimarchi que las condiciones de Venezuela, son excepcionales para este tipo de actividad “viento constante del mar, cielo azul (…) ves que todo está tapado, llueve, pero en el aeropuerto Higuerote, en esta costa siempre está azul, o sea que siempre podemos practicar el deporte”.

Actualidad Laboral / Adriana Salazar Salas