En el mundo laboral contemporáneo, marcado muchas veces por la competencia feroz y la incertidumbre, encontrar estrategias efectivas para destacar y avanzar en tu carrera profesional cobra cada vez mayor relevancia.


Pero, a menudo, interpretamos esto como concentrarnos en mejorar nuestras habilidades técnicas o en acumular logros individuales... pasando por alto un aspecto fundamental que puede ser decisivo para nuestro éxito: la habilidad para forjar lazos sólidos con los compañeros del trabajo.


Juliette Han, neurocientífica formada en Harvard, profesora adjunta en Columbia Business School y asesora académica en la Facultad de Medicina de Harvard, revela que uno de los 'cheatcodes' a los que la gente exitosa recurre para sobresalir en su carrera es precisamente ese.


Según Han, ser apreciados en nuestro lugar de trabajo no sólo puede hacernos más felices, sino que también tiene un impacto positivo tangible en nuestra progresión profesional, hasta el punto de influir a la hora de negociar un aumento de salario o de conseguir una promoción.


Han afirma que uno de los motivos más comunes por los que algunos 'profesionales de alto rendimiento' no alcanzan los niveles más altos en sus carreras es porque creen que trabajar duro y enfocarse únicamente en sus tareas será suficiente. Sin embargo, aprender a trabajar bien con otros es indispensable.


Por fortuna, ni siquiera hace falta ser el 'empleado del año' para ganarse el respeto de los colegas o de hacer amigos en el trabajo. Han afirma que resultar más agradable en el ámbito laboral es una habilidad que cualquiera puede desarrollar con relativa rapidez. Pero, ¿cómo lograrlo?


De los puntos comunes al reconocimiento


La estrategia que propone Han es sencilla, pero efectiva: buscar puntos en común con las personas con las que trabajamos. Esto no tiene nada que ver con adoptar los mismos hobbies o intereses que nuestros jefes o compañeros (no a todo el mundo le gusta el golf, ni el pádel).


Por el contrario, es algo tan sencillo como encontrar las ocasiones en las que, durante nuestras interacciones, podamos demostrar que compartimos intereses o puntos de vista con ellos.


Esto no implica grandes gestos ni cambios en nuestra forma de ser, sino más bien permanecer atentos a esos temas de conversación que puedan convertirse en un punto de encuentro, y utilizarlos para crear una conexión más fuerte.


De hecho, en ocasiones puede ser algo mucho más sencillo aún que eso: puede bastar con asegurarte de expresar tu gratitud, o con buscar consejo sobre asuntos relacionados con el trabajo. Por ejemplo, si un colega nos agradece por nuestra ayuda en algo, podemos responder: "No hay problema, sé que tú harías lo mismo por mí".


Este tipo de interacciones no sólo muestra que nos importan nuestros compañeros, sino que también refuerza la idea de que somos un equipo.


Para impresionar positivamente a un gerente, Han sugiere pedirle que comparta con nosotros su punto de vista sobre una tarea en la que estamos trabajando: es útil plantear preguntas que demuestren que confiamos en su experiencia y que deseamos contribuir positivamente al equipo.


Y tampoco subestimemos el poder de un 'mero' cumplido: felicitar a alguien por una presentación exitosa, por su ética de trabajo o por una habilidad que han perfeccionado también puede tener un impacto significativo en tu relación con esa persona.


Actualidad Laboral / Con información de Genbeta