Llevo un año usando ChatGPT. Al principio, como un hobby para distraerme o para plantearle preguntas cómicamente incómodas como "¿sigues las tres leyes de la robótica o piensas destruir a la humanidad?". Después, empecé a darme cuenta del potencial oculto de una herramienta capaz de acceder a una base de datos inconmensurable. Hasta que llegó el día y empecé a pagar religiosamente los poco más de 20 euros mensuales por la suscripción premium. Hoy, puedo decirlo abiertamente: trabajo a diario con ChatGPT. Y he aumentado mi productividad hasta niveles insospechados.


Es una sensación extraña. Porque mientras que yo soy capaz de producir más, el escenario que abre la IA para el empleo es totalmente incierto. Uno de cada cuatro empleos está en riesgo de ser sustituido por la inteligencia artificial, según un reciente informe de Goldman Sachs. En el estudio se apunta a que 300 millones de empleos (el 18% de los puestos de trabajo en el planeta) estarían en riesgo de ser completamente sustituidos por la IA.


Paralelamente, otro estudio llevado a cabo por investigadores de la propia Open AI (la desarrolladora de ChatGPT) junto a la Universidad de Pensilvania señala que un 80% de los trabajadores verán automatizadas al menos un 10% de sus tareas. Sin embargo, otros consideran que el riesgo no es tan alto. Ángel Sáenz, director general de Linkedin, afirmó en declaraciones a 'La Información' que "La Inteligencia Artificial va a multiplicar las oportunidades de trabajo".


Al mismo tiempo, las empresas se frotan las manos. De hecho, según un reciente informe elaborado por Hubspot, las compañías españolas del sector ventas ya apuestan masivamente por la IA como herramienta para desarrollar su actividad. En concreto, el 89% de los trabajadores de ventas españoles utilizan la automatización que proporciona la IA en el proceso de análisis de sus clientes. Algo que se extiende a cualquier sector… ¿Quién podría oponerse a una herramienta que ahorra trabajo, acorta procesos y reduce la necesidad de mano de obra humana?


En mi caso, centrado en los contenidos y el Marketing, lo que puedo decir es que ChatGPT se ha convertido en el asistente ideal. Algo vital cuando trabajas con varios clientes y, además, estudias un máster paralelamente. En concreto, he identificado al menos 5 funciones clave que me ayudan diariamente a mejorar mi productividad:


Búsqueda de fuentes de información con ChatGPT


La versión de ChatGPT 3.5 no tenía acceso a internet. Al menos, eso te respondía cuando le pedías que buscase algo en la red (aunque si le ‘pinchabas’, reconocía que sí podía navegar). En cualquier caso, los campos de Economía, Empresariales y Sostenibilidad (en los que me centro tanto en mi trabajo como en mis estudios) eran los que desde el principio contaban con una mayor base de datos y más actualizada.


A partir de la versión 4.0, la búsqueda de fuentes de información es una labor clave que le encomiendo la IA. Por ejemplo, cuando necesito algún dato concreto sobre empleo dentro del último informe de una consultora específica. O cuando quiero conocer fuentes de algún sector que no he tocado previamente. El único problema es que este sistema no es 100% fiable y, muy de vez en cuando, te ves obligado a buscar por tu cuenta esa información porque ChatGPT se ha inventado un dato. En su defensa, suele argüir: "Creía que te referías a un dato de ejemplo".


Al margen del dilema ético e informativo que estas invenciones representan (no quiero ni imaginar qué nivel de desinformación alcanzaríamos si esto llega a ser la tónica en los medios de comunicación), el problema es que tu tiempo efectivo de trabajo no se reduce tanto como esperarías. Aún así, personalmente calculo que dedico la mitad de tiempo que antes de existir ChatGPT.


ChatGPT mejora en la calidad de los contenidos


ChatGPT no solo me ha ayudado a ser más eficiente a la hora de buscar información sino también a mejorar la calidad de mis contenidos. Especialmente en redes sociales como LinkedIn. Al usarlo para revisar y sugerir mejoras en mis borradores, observé un incremento sustancial en las interacciones de los lectores con mis publicaciones. Además, esta herramienta me ha proporcionado una perspectiva nueva, casi algorítmica, vital hoy en día para pulir y enriquecer lo que publico en redes sociales.


Evidentemente, no sirve para crear artículos como tal, ya que, además de esos lapsus en los que se inventa fuentes de información, normalmente no piensa en la estructura lógica de un texto periodístico… y el estilo de redacción es algo que jamás va a ser capaz de imitar, por mucho que se le pueda entrenar para ello. No en vano, en Silicon Valley uno de los puestos más demandados en 2023 es el de poeta. ¿Por qué? Pues porque (por suerte) a día de hoy ningún algoritmo es capaz de suplir a la creatividad basada en la relación entre el pensamiento y el lenguaje.


La IA no te hace más creativo, pero sí te da ideas para todo


A pesar de que no puedas ser más creativo con ChatGPT, lo que sí puede conseguir es proporcionarte una inagotable lista de ideas que puedes explotar. Es decir, aunque de 100 propuestas haya 99 que no te sirvan, siempre habrá al menos una que te encaja a la perfección. Y, con el resto, probablemente te sirvan para desarrollar ideas paralelas o relacionadas que, de otro modo, quizás no podrías haber tenido. Ahí, eso sí, entra en juego nuestra capacidad creativa innata.


Para mí, es como tener reuniones de brainstorming cada día. Porque en cualquier lluvia de ideas siempre hay alguien que lleva el rumbo para alinear a todo el mundo con el objetivo estratégico que se persigue. Y, efectivamente, como el ‘jefe’ de mi ChatGPT, puedo ser capaz de orientarle para que aporte sugerencias de todo tipo en la dirección correcta. Además, su capacidad para estar al día de todo le permite responder a preguntas complejas como: "¿de qué modo abordarías una estrategia de Marketing para X sector?". Y, muchas veces, te ofrece una perspectiva que no conocías o una tendencia incipiente.


Colaboración y aprendizaje continuo


En este sentido, puedo decir abiertamente que ChatGPT también se ha convertido en un socio de aprendizaje. Al interactuar con el modelo, he mejorado mi comprensión de temas complejos (o, directamente, los he descubierto) y me mantengo al día con las tendencias actuales en gestión empresarial y sostenibilidad, dos ámbitos que exigen más que simplemente seguir la actualidad en los medios. Esta actualización constante es crucial en el periodismo, donde la precisión es fundamental.


De ahí que mi relación con ChatGPT ya se haya convertido en rutina. Nos saludamos y nos despedimos. Pero, sobre todo, la clave reside en que al ser capaz de aprender de mis interacciones anteriores, la mayoría de las veces no tengo que repetir un prompting específico, con dos o tres interacciones antes de que me dé el resultado que espero. Casi siempre, abro una conversación (que tengo diferenciadas por nombres, temáticas y tareas concretas) y simplemente escribo: "Hola, ¿puedes volver a hacer lo mismo con X?".


Interpretación de volúmenes altísimos de datos


Por último, aunque quizás sea la característica más potente de ChatGPT, lo que realmente te ahorra tiempo es a la hora de trabajar con volúmenes altísimos de datos. Imaginemos un Excel con miles de datos en varias filas y columnas. Por ejemplo, en las tablas que se pueden encontrar en el INE. Para extraer datos, medias, medianas y demás, la solución clásica residía en conocer un buen puñado de fórmulas (algunas algo complejas) para interpretar esos datos. Ahora, esa labor se puede pedir directamente a ChatGPT.


Esto es particularmente útil para todo lo que tiene que ver con la analítica, una parte fundamental de cualquier estrategia de Marketing actual o en el periodismo de datos. El único pero es que, a veces, la IA es incapaz de reconocer patrones en algunas tablas (por ejemplo, por espacios en blanco). Lo bueno es que, aún así, siempre le puedes pedir la fórmula concreta para una acción que deseas y meterla manualmente en el archivo.


Actualidad Laboral / Con información de La Información