Nuevos hallazgos en las antiguas minas de cobre asociadas al periodo del rey Salomón indican que los trabajadores metalúrgicos edomitas de la Edad de Hierro no eran esclavos despreciados, como se creía.

A juzgar por su dieta de alimentos gourmet importados, los que participaban en las fundiciones de hace 3.000 años eran miembros de gran prestigio de la comunidad con habilidades sofisticadas, informaron los arqueólogos de la Universidad de Tel Aviv.

Timna Valley, que era el sitio de explotación minera del desierto, en el valle de la Aravá, se conoce desde hace más de 80 años. En 1934, el arqueólogo estadounidense Nelson Glueck lo apodó "Colina de Esclavos", porque parecía tener todas las marcas de un campo de esclavos de la Edad de Hierro, completo con arena, condiciones áridas, hornos de fuego, y una barrera de piedra maciza que parecía diseñado para evitar el escape.

Toda esa interpretación ahora sufrió un cambio: las conclusiones de los arqueólogos que excavaron el sitio se basan en las lujosas dietas de los hornos de fundición, a partir de restos que estaban perfectamente preservados por las condiciones desérticas.

El Dr. Erez Ben-Yosef y el Dr. Lidar Sapir-Hen, del Departamento de Arqueología y Culturas del Cercano Oriente de la UTA, analizaron los restos de comida de hace 3.000 años. Sus conclusiones, publicadas en la revista Antiquity, indican que los trabajadores que operaban los hornos eran de hecho los artesanos expertos -cuasi-magos- que eran tenidos en la más alta estima.

"Lo que encontramos representa una tendencia general en relación con los trabajadores del metal en la antigüedad", declaró el Dr. Ben-Yosef. "Tuvieron un papel muy especial en la sociedad, y podemos demostrar esto mirando el sitio Timna".

Las personas que operaban en la mina Timna pertenecían a las tribus nómadas o semi-nómadas de Edom. Si el sitio estaba controlado por los reinos de David y Salomón en Jerusalén, o Egipto (como se ha supuesto hasta este estudio), sigue siendo desconocido.

Las condiciones áridas del desierto resultaron en una excelente conservación de materiales orgánicos generalmente destruibles por el paso del tiempo: huesos, semillas, frutas, e incluso tiras de tela del siglo 10 aC. Los arqueólogos encontraron huesos de animales y de pescado, lo que dio la evidencia de una dieta rica y variada.

Los restos de huesos de animales, que atestiguan la rica dieta de los trabajadores de las fundiciones de la Edad de Hierro, prueban su elevado estatus social. "Los peces no eran del cercano mar Rojo, sino que provenían del Mediterráneo", dice Ben-Yosef, lo que podría apoyar la afirmación de que el sitio fue controlado por Jerusalén, no por Egipto. Las semillas fueron también de fruta que no podría haber crecido allí, incluyendo las uvas y granadas, así como trigo y cebada - todos ellos tenían que ser importados.

Actualidad Laboral / Con información de www.aurora-israel.co.il