Los errores más frecuentes del director (con este término nos referimos indistintamente al director general, al emprendedor o al empresario), habitualmente se deben al desconocimiento o confusión, acerca de los fundamentos de su tarea empresarial y directiva. Al realizar su trabajo, el director asume una serie de principios que norman su actuación, y la incidencia de estos en el rumbo y comportamiento de la organización es mayúscula.
A continuación citamos algunos de estos fundamentos que consideramos indispensables para que el director cumpla su responsabilidad, a la altura que demanda su investidura:
1- Competir por ser único, no por ser el mejor. Una responsabilidad inherente a la tarea del director es definir el propósito y los objetivos de la empresa, que se verán reflejados en su estrategia de negocios. Lo natural es que la estrategia pretenda hacer algo que nadie más hace y de un modo que nadie puede copiar.
2- Hay que crecer lo que se debe, no lo que se puede ni lo que se quiere. El “amor a la grandeza” es uno de los grandes males que comúnmente padece el director. Detrás de la falacia de que “empresa que no crece, desaparece”, usualmente encontramos una ambición personal, un desmedido protagonismo y sobre todo una enorme miopía. El director trabaja para lograr que la empresa crezca en todas sus dimensiones, y cumplir plenamente lo que su organización está llamada a ser y alcanzar.
3- Hacer que las cosas sucedan. La ejecución es la responsabilidad más importante del director y es parte fundamental, de cualquier proceso de planeación estratégica. Lograr los resultados planeados o prometidos a tiempo, dentro del presupuesto, con calidad y, más importante aún, con un mínimo de variabilidad a pesar de eventos inesperados, es lo que suele distinguir a una empresa de sus competidores. El director mira hacia delante, hacia el futuro, para identificar una posición, una meta; y entonces, regresa al presente para encontrar la forma de hacerlo realidad.
4- Las personas no son lo más valioso en la organización. La empresa es ante todo una comunidad de personas, pero la persona adecuada en el lugar adecuado, eso sí es valioso en la organización. El negocio de una empresa nunca será mejor que lo que sean capaces de imaginar y realizar las personas de esa empresa. Por consiguiente, si en algo no puede equivocarse el director es en tener a las personas adecuadas, en los lugares adecuados. El director siempre está en una búsqueda constante para hacer el mejor uso de los recursos y, obtener el mayor provecho del trabajo de las personas.
5- La empresa se gobierna, no se controla. El director es responsable, de forma directa o indirecta, de todo lo que ocurre o deja de ocurrir en la empresa; en él descansa la absoluta responsabilidad del cumplimiento pleno del propósito, y objetivos planteados. Gobernarla consiste en lograr que todos trabajen eficazmente hacia los mismos fines.
6- Eficacia y justicia, dos atributos esenciales. La primera tiene que ver con los resultados del trabajo colaborativo, de quienes integran la empresa para lograr sus fines; y la segunda, con la retribución a todos, de acuerdo a lo que han contribuido. Sin eficacia, el trabajo y los recursos se desperdician; y sin justicia, las personas con un interés legítimo en la empresa, la abandonan.
7- El fin no justifica los medios. La empresa es una comunidad de personas libres y responsables que, se asocian para llevar a cabo una obra común. La empresa debe cumplir en forma simultánea con dos fines: uno económico –generar riqueza– y otro moral –prestar un servicio legítimo a la sociedad–.
8- Edificar el futuro mientras asegura el presente. La iniciativa empresarial y la innovación son, aún, los motores del crecimiento económico. Fomentar la iniciativa empresarial corporativa demanda que su organización sea capaz de buscar y realizar nuevas oportunidades de negocio, simultáneamente a la realización del negocio presente.
9- La innovación más importante es su empresa. El legado del director es la empresa que ha construido. En muchas ocasiones, la trascendencia de su trabajo se asocia con innovadores servicios, productos o formas de hacer negocios. No obstante, la mayor innovación del director siempre será lo que esa comunidad de personas que conforman la empresa saben hacer, pueden y quieren hacer.
Por último, si tuviésemos que reducir a su mínima expresión el trabajo de todos los días del director, la respuesta sería: enfrentar el futuro. Lo que distingue a un buen director es su capacidad para emitir un juicio acertado sobre lo que hay que hacer aquí y ahora.
Actualidad Laboral / Con información de Forbes México - José Antonio Dávila Castilla