Es un hecho que todo el mundo comete errores, pero lo que también es cierto es que no todos aprenden de ellos.

Investigadores de Clinical Psychophysiology Lab en la Universidad de Michigan encontraron que las personas pueden encasillarse en dos campos cuando se trata de cometer equivocaciones:

Los de mentalidad fija: “Me rindo, nunca seré bueno en esto” y los de mentalidad de crecimiento: “¿Qué habré hecho mal? Lo voy a intentar de nuevo para no volver a errar”.

Aquellos que tienen mentalidad de crecimiento utilizan ese conocimiento de sus propios errores para crecer, mientras que los de pensamiento fijo están destinados a repetirlos porque se esforzaron demasiado en ignorarlos.

No es que las personas inteligentes y exitosas sean inmunes a equivocarse, simplemente tienen las herramientas necesarias para aprender de sus errores. En otras palabras, reconocen de inmediato la raíz de sus confusiones y no vuelven a cometer el mismo error dos veces.

A continuación algunas “decisiones equivocadas” que hay que evitar cometer:

Creer que algo o alguien “es demasiado bueno para ser verdad”

Algunas personas son tan carismáticas y seguras que puede resultar muy tentador hacerles caso a todo lo que nos digan ya que hablan sobre el éxito de su negocio y cómo puedes salir beneficiado.

Este tipo de personajes solo necesitan ser engañados una vez antes de que comiencen a pensar dos veces en un trato que suena demasiado bueno para ser verdad. Los resultados de la mezcla de la ingenuidad y la falta de diligencia pueden ser catastróficos.

La gente inteligente pregunta cosas serias antes de envolverse en el tema porque se dieron cuenta que nadie es tan bueno como aparenta.

Hacer lo mismo y esperar resultados diferentes

Albert Einstein dice que es una locura hacer lo mismo y esperar un resultado distinto. Aun así, hay gente que esta segura que dos más dos en algún momento puede llegar a dar cinco. Por otro lado, la gente inteligente solo necesita experimentar esta frustración una sola vez.

El hecho es simple: si mantienes el mismo enfoque, obtendrás los mismos frutos sin importar cuánto esperes a que estos sean diferentes. Si se requiere de una solución distinta se necesita cambiar de procedimiento aunque eso pueda ser muy doloroso.

No saber esperar

La gente astuta entiende que la gratificación no llega rápido. Comprende que el trabajo duro viene mucho antes de la recompensa y sabe cómo utilizar esto como motivación a través de cada paso hacia el éxito.

Operar sin presupuesto

No puedes experimentar libertad financiera hasta que ejecutes bajo el esquema de un presupuesto.

Personal y profesionalmente, mantenerte en un esquema te obliga a tomar decisiones mejor pensadas sobre lo que necesitas.

Las personas inteligentes sólo tienen que hacer frente a ese montón de facturas una sola vez, ya que a partir de una profunda reflexión sabrán el lugar en el que su dinero va a parar, por ejemplo, un latte en la mañana es mucho menos tentador si sabes que representa diez mil pesos al año.

Tener un presupuesto no solo es para darte cuenta que tienes para pagar las cuentas, hacer esta evaluación significa nunca tener que dejar pasar una oportunidad por falta de capital.

Perder de vista el panorama completo

El hecho de mantenerte tan enfocado en el trabajo puede despistarte de la imagen completa. La gente inteligente aprende de esto nunca dejando de evaluar sus prioridades diarias conforme la meta. No es que no les importe el trabajo en pequeña escala es solo que tienen la disciplina y la perspectiva de ajustar su proceso como sea necesario.

No hacer tu tarea

Todos hemos tomado un “atajo” en algún momento, ya sea copiarle la tarea a un compañero o entrar a una junta sin habernos preparado. La gente astuta se da cuenta que ocasionalmente existe la suerte, pero también saben que ese pensamiento los va a mantener lejos del cien por ciento de su potencial. Entienden que no hay sustituto para el trabajo duro y que si no hacen su tarea jamás van a aprender nada.

Intentar ser alguien que no eres

Es tentador querer darle gusto a todos, pero realmente a nadie le gusta la gente “quedabien”. Hay personas que nunca parecen darse cuenta que todo el mundo puede ver a través de sus actos y que han perdido oportunidades por haber intentado ser alguien que no son.

Mientras tanto, la gente inteligente, hace esa conexión de inmediato y se da cuenta que la felicidad y el éxito van de la mano con la originalidad.

Tratar de complacer a todos

La gente inteligente sabe que es imposible complacer a todos, que para ser efectivo tienes que desarrollar el coraje necesario para tomar decisiones con las que ellos se sientan bien, no lo que a todos les gustaría.

Hacerse la víctima

Hoy en día nuestros feeds están llenos de historias de personas que “salieron adelante” por hacerse pasar por víctima.

La gente perspicaz lo intentó en algún momento pero rápidamente se dio cuenta que esto es una forma de manipulación y que cualquier tipo de beneficio obtenido se acabaría en el momento en el que la gente notara de que todo es una farsa. Además, el jugar a la víctima implica renunciar al poder y ese es el precio más alto a pagar.

Intentar cambiar a alguien

La única forma en la que las personas pueden realmente cambiar es por voluntad propia. Aun así hay personas que escogen a otras llenas de problemas para poder “arreglarlas”.

La gente inteligente ya intentó hacer esto alguna vez y se dio cuenta de que eso iba a ser imposible por lo que decide vivir su vida de manera positiva evitando a personas problemáticas.

Las personas emocionalmente inteligentes son exitosas porque nunca dejan de aprender ya sea de sus errores o de su propio éxito y se encuentran en continua reinvención para mejorar.

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