Había una vez un burro que tenía mucha hambre, pero también tenía mucha sed. Por suerte, él se colocó entre una pila de heno, y un cubo de agua fresca. El problema empezó cuando el burro no supo decidir qué hacer primero, no sabía si comer o beber primero. Se quedó paralizado sin saber qué hacer, e incapaz de elegir entre las dos opciones, murió de hambre (o de sed).
Esta paradoja es conocida como “El burro de Buridán” y explica este concepto hipotético entre dos decisiones que tomar. Así como el burro, nosotros también entramos en una especie de “parálisis análisis”, en donde preferimos no tomar ninguna elección hasta estar completamente seguros.
Esta situación es bastante común, todos alguna vez hemos sentido incertidumbre delante de alguna decisión; sobre todo si esta involucra a más personas, o si cambia el rumbo de nuestro futuro. Muy a menudo estas elecciones, traen consigo algún tipo de miedo: miedo a arrepentirnos, a fracasar o simplemente a lo desconocido.
La buena noticia es que nuestra vida está llena de decisiones, pequeñas y grandes; importantes y cotidianas; conscientes e inconscientes. Recordar que siempre estamos tomándolas, alivia un poco el miedo y entrena tu capacidad de decidir sin paralizarte. Sin embargo, la mejor forma de tomar decisiones es simplemente preguntando a la persona más indicada: tú mismo.
Algunas de estas preguntas fueron diseñadas por Sussie More, una coach experta en el tema. El objetivo es que respondas por escrito y con honestidad a cada una de estas 10. Al terminar, lograrás llegar a la mejor conclusión para ti, al mismo tiempo que entrenas tu habilidad para tomar mejores decisiones más adelante:
1- ¿Desde hace cuánto tiempo he pensado en esto?
A veces nos enredamos en decisiones que simplemente no son tan importantes. Una forma de filtrarlas y reducir el estrés que conllevan, es evaluando desde hace cuánto tiempo hemos pensado en esto.
2- Cuando pienso en ese tema ¿qué siento?
¿Miedo o angustia?, ¿estrés o ansiedad? No olvides que nuestras decisiones tienen consecuencias fisiológicas y emocionales. Por consiguiente, el detectar estas sensaciones a tiempo puede ayudarte a saber, si estás o no en el camino correcto.
3- ¿Esta decisión afectará mi vida en cinco años?
Visualiza tu vida unos años más adelante, y piensa si esta decisión cambiará tus planes. Si en verdad tiene un impacto a futuro, es importante que no lo tomes a la ligera, y evalúes profundamente tus pensamientos y motivos en torno a ella con el resto de las preguntas.
4- ¿Qué tan comprometido estoy con este cambio?
Las decisiones importantes conllevan cambios importantes, y muchas veces no estamos tan comprometidos para enfrentarlos. En esta pregunta te aconsejamos que evalúes tu compromiso, en una escala del 1 al 5 (siendo el número 5 el nivel más alto de compromiso).
5- ¿Qué otras opciones tengo?
Encerrarte en un pensamiento te hace ciego a otras opciones disponibles a tu alrededor. Es solo cuando escribes todas tus posibilidades, cuando puedes visualizar claramente más opciones a tu alcance, y entonces decidir mejor. Si encontraste más opciones a este laberinto decisivo, entonces es momento de que evalúes las ventajas y desventajas de cada una de ellas. Es una forma práctica de filtrar solo las opciones que más te convengan, y descartar el resto.
6- ¿Qué es lo peor que puede ocurrir si no tomo esta decisión, o si me equivoco?
Esta pregunta te ayuda a enfrentar el miedo. A veces las cosas no son tan graves como las imaginamos, y el peor panorama se vuelve sumamente irreal. Mientras que en otras ocasiones, esta pregunta nos ayuda a elevar el nivel de importancia y a mantener nuestros ojos abiertos para decidir lo mejor posible. Recuerda que el estrés no es algo negativo del todo, pues mantiene tu sistema nervioso “encendido” y preparado para actuar.
7- ¿Es este el momento indicado?
Para responder a este pregunta, toma un respiro y concéntrate en el tiempo presente, mira a tu alrededor y evalúa tu vida en esta fecha. Si consideras que es el momento adecuado para tomar esta decisión, no te arrepentirás en el futuro. Contesta con honestidad, sobre todo porque muchas veces vivimos esperando el momento perfecto para casi todo. Esperamos que las condiciones sean ideales para dar el primer paso, pero recuerda que el momento perfecto no existe; y que el crecimiento personal empieza, cuando no estamos completamente listos para tomar acción.
8- Si no es el momento indicado, ¿entonces cuándo?
Sé muy objetivo y realista con esta pregunta, trata de darle un tiempo concreto y un contexto definido. Respuestas como: “cuando tenga menos estrés” o “cuando tenga menos responsabilidades”; no son las mejores pues, el futuro parece muy borroso y solo lograrás confundirte más. En cambio respuestas como: “cuando empiece mi siguiente proyecto en 2022” o “cuando en mi cuenta tenga 1000 dólares”, son respuestas que te dan perspectiva y decisión.
9- ¿Alguna experiencia pasada puede ayudarme?
Deja que tu experiencia te guíe para tomar la mejor decisión y analiza lo siguiente: ¿has tomado una decisión parecida antes?, ¿qué sentiste después de tomarla?, ¿hay algo que hubieras podido hacer distinto?
10- Después de decidir ¿cómo me sentiré?
Sin duda esta es una de las respuestas más importantes. Tu felicidad, salud, y bienestar tienen que ser una prioridad, así que si las consecuencias de tu decisión no lo consiguen, o incluso arrastran resultados negativos para tu vida; será mejor que lo pienses un poco más detenidamente.
Recuerda que tomar decisiones no es blanco y negro, solo necesitas invertir el tiempo suficiente para buscar en el fondo de ti mismo la respuesta correcta. Te compartimos una frase de reflexión: “Escoger un camino significa abandonar otros. Si pretendes recorrer todos los caminos posibles, acabarás no recorriendo ninguno” - Paulo Coelho.
Actualidad Laboral / Con información de Entrepreneur