Si estás leyendo esto es que quizá te encuentras en la difícil tarea de encontrar trabajo. Los que están a tu alrededor quizá no lo entiendan, pero todos hemos pasado por ello alguna vez. Comes techo durante muchas horas, te preguntas si el problema lo tiene el sistema o está en ti, vas de un lado a otro llevando currículos (o los envías por mail, que surte el mismo efecto) y le rezas a todas las deidades que conoces, a ver si mañana te llaman de algún sitio.
Quizá estás cometiendo una serie de errores que son fácilmente subsanables. Según indica el diario 'The Conversation', existen cuatro razones principales por las que las personas no causan una buena impresión en las situaciones importantes. Todos nos ponemos nerviosos en las entrevistas de trabajo, no dormimos mucho la noche anterior, y a veces nos falla la voz mientras explicamos por cuáles sitios hemos pasado antes. Pero, si consideramos alguno de estos errores y comprobamos que nosotros los hemos cometido alguna vez, quizá podamos mejorar.
1- ¿Te consideras narcisista?
Pocos nos consideramos narcisistas, pues cuando piensas en alguien así lo imaginas mirándose a un espejo, hablando continuamente de sus logros. Probablemente no lo seas, pero lo que importa realmente aquí no es que lo seas, sino que aparentes serlo. Quizá des la impresión equivocada. El narcisismo puede manifestarse en un sentido de superioridad hacia los entrevistadores, lo que lleva a un comportamiento arrogante y desagradable.
Quizá la línea que separa a la persona segura de la narcisista es un poco difícil de discernir; pero, según explica el periódico, es importante reprimirse en una entrevista de trabajo. Lo ideal es que expongas tus logros, por supuesto, pero sin compararlos con los de otra persona. Por ejemplo, quizás se te ocurra decir que fuiste el mejor gerente de ventas en tu trabajo anterior o mejor en algo que tus colegas anteriores (y quizá sea cierto), pero puede disminuir las posibilidades de obtener el trabajo. Esto sucede porque si te comparas explícitamente con los demás, y el entrevistador puede sentirlo como una amenaza.
2- Un arma de doble filo... Ser perfeccionista
Como sucedía en el punto anterior, quizá presumir no sea la mejor idea a la hora de encarar una entrevista de trabajo. Por favor, cuando te pregunten cuál es tu punto débil, ni se te ocurra decir que "eres demasiado perfeccionista". Además de ser periódico de ayer, es un cliché que no parece, según los estudios, quedar tan bien como podríamos imaginar.
Debes recordar que es importante no solo impresionar al entrevistador, sino también establecer una relación con él; por lo tanto, esta clase de respuestas suenan algo deshonestas y en lugar de acercar, alejan. Para lograr esto, es útil: a) Mirarte a ti mismo desde el punto de vista del entrevistador y recordar que está buscando un empleado simpático. b) Evitar parecer superior. c) Evitar comparaciones con otros. d) Ser sincero acerca de tus fortalezas y debilidades.
Los Recursos Humanos de cada empresa suelen componerse de psicólogos. Varios expertos han confesado a 'El Confidencial' algunos de los trucos en los que suelen fijarse; aunque bien es cierto que esto no es una ciencia exacta y que, por tanto, tu actitud tiene mucho que decir al respecto. Señalan que apoyar las manos sobre el regazo siempre es mejor que cruzarse de brazos o mostrar cualquier otra postura, que pueda parecer que el entrevistado trata de "protegerse" (aunque en caso de que te muerdas las uñas, cuidado con eso). También es importante tener capacidad de reacción, es decir, si te preguntan que cuántas vacas hay por perímetro cuadrado en Argentina o a quién salvarías antes en un incendio (y pueden hacerlo) medita, no sueltes lo primero que se te ocurra, pero tampoco te quedes en blanco y balbucees "eeeh... pues... eeeh...". Quieren conocer tu capacidad de reacción.
La clave está en ponerte más en la piel del entrevistador y menos en la del entrevistado. Como hemos mencionado, no solo se preocupan por contratar a un empleado competente, sino también por tener un empleado simpático. Para garantizar que parecemos simpáticos (y lo somos), además de competentes, debemos adoptar una estrategia. La empatía es fundamental, ya lo sabemos. Igual que, a la hora de escribir un libro, pensamos: "¿Qué me gustaría leer?", a la hora de afrontar una entrevista tenemos que decir: "¿A quién me gustaría contratar si pudiera?". Sabes que vales, solo tienes que mostrárselo a los demás.
Actualidad Laboral / Con información de El Confidencial