Cortados por un mismo patrón. Así es como son los principales líderes españoles, al menos en lo que a su formación académica se refiere. Los presidentes y consejeros delegados de las 35 empresas que conforman el Ibex 35, 58 en total, se han graduado en Ciencias Económicas y Empresariales, en ingeniería (sobre todo industrial) y en Derecho. Y algunos en dos de estas tres disciplinas. A pesar de que las teorías de gestión empresarial defienden que la diversidad de cultura, procedencia, formación, experiencia, etcétera, del equipo de dirección y de los miembros del consejo de administración mejora la toma de decisiones, en España esto parece una utopía.
Tan solo cinco de los grandes ejecutivos del selectivo bursátil tienen una formación diferente: Ana María Llopis, presidenta de Dia, es licenciada en Ciencias Físicas; Ricardo Currás, consejero delegado de la cadena de supermercados, lo es en Ciencias Matemáticas; en tanto que el consejero delegado de Mediaset, Paolo Vasile, es antropólogo, y Josu Jon Imaz, el de Repsol, es doctor en Ciencias Químicas, lo mismo que el presidente de Técnicas Reunidas, José Lladó. Son los únicos que se apartan del carril.
Y pese a que actualmente parezca que no hay vida en el mundo de la empresa si no se dispone de un MBA (Master in Business Administration) u otro tipo de posgrado especializado en dirección, lo cierto es que son solo el 56% de los líderes de las mayores empresas españolas quienes tienen estudios de este tipo. “Aunque esto está cambiando. Se va a producir un relevo generacional, que ya ha empezado, de ese perfil tradicional de economista o ingeniero con poco posgrado por un ejecutivo con carreras y especializaciones más diversas y mucho más internacional”, sostiene Santiago Íñiguez, decano de IE Business School. De hecho, ya se aprecia gran diferencia entre los presidentes de las compañías del Ibex y sus más jóvenes consejeros delegados, con mayor volumen de posgrados (son solo cuatro los que no disponen de ellos).
“Las nuevas generaciones de directivos suelen estudiar MBA y otras formaciones adicionales, y habitualmente lo hacen fuera de España. Son nuevos perfiles, en los que la capacidad internacional pesa mucho más de lo que lo hacía antes, lo mismo que la digital”, apoya Ramón Gómez Olea, socio director general de la firma de cazatalentos Russell Reynolds, que cita como ejemplo de este moderno “prototipo” a Carlos Torres, consejero delegado de BBVA, graduado en ingeniería y empresariales por el prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology), con un MBA por MIT Sloan (su escuela de negocios) y titulado en Derecho por la UNED.
“Los directivos actuales de 40 y 50 años se forman más que los de generaciones anteriores, entre otras cosas, porque el mercado laboral se ha vuelto mucho más exigente”, justifica el nuevo director general de IESE, Franz Heukamp.
Francisco Reynés (Abertis), Luis Maroto (Amadeus), Dolores Dancausa (Bankinter), Gonzalo Gortázar (CaixaBank) son algunos de los consejeros delegados del Ibex, con los 50 rebasados, que cursaron sus posgrados en el extranjero. Gabriel Escarrer (Meliá), todavía en la cuarentena, es de los que optaron por hacer la carrera en Estados Unidos (Georgetown), para cursar el MBA en España. Ana P. Botín (Santander) y Gonzalo Urquijo (ArcelorMittal), de las nuevas generaciones de presidentes, también estudiaron en el exterior, en Harvard y Yale, respectivamente.
Pero estos casos son la excepción porque la regla es que la mayoría de la
crème de la crème se haya especializado en gestión empresarial en la escuela de negocios IESE. ¿Por qué esta fijación? “Porque nuestra escuela lleva más de 50 años dedicada a la formación de directivos y fue la primera de Europa en implantar el MBA, en 1964”, explica Heukamp. “Es una mezcla de hacerlo pronto y de ponerlo en marcha con experiencia y calidad”.
Y por paradójico que parezca, tampoco existen demasiadas diferencias entre las universidades que eligieron para cursar sus estudios. La mayoría se graduaron en la Universidad pública: la Complutense de Madrid y la de Barcelona fueron las primeras elegidas, seguidas de las Politécnicas de Cataluña y de Madrid. Entre las privadas, la más solicitada de lejos es ICAI/ICADE (Universidad de Comillas) y después Deusto.
Estas dos últimas han sido canteras para las grandes empresas españolas. “Las compañías constructoras y las eléctricas siempre iban a reclutar ingenieros a ICAI porque la formación era impecable”, explica Ramón Gómez Olea. De hecho, Rafael Miranda y Bernardo Velázquez (los dos primeros espadas de Acerinox) proceden de allí, igual que Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), Marcelino Oreja (Enagás) y José Bogas (Endesa). Y lo mismo ocurre con ICADE, la primera escuela universitaria que ofreció en España un doble grado, de Administración y Dirección de Empresas y Derecho, del que presumen el presidente de Indra, Luis Abril-Martorell, el de Merlin Properties, Ismael Clemente y el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar.
En la prestigiosa Comercial de Deusto se han formado Ignacio Goirigolzarri de Bankia, Alejandro Echevarría de Mediaset y José Antonio Canales de Viscofán.
De dobles titulaciones también disponen el presidente de AENA (José Manuel Vargas), que tras licenciarse en Empresariales estudió Derecho por la UNED, y Jaime Guardiola (Sabadell).
José Oliú (Sabadell) se doctoró por la Universidad de Minnesota; Jordi Gual (CaixaBank) lo hizo por la de Berkeley, como Ana María Llopis. Salvador Gabarró (Gas Natural) y José Folgado (Red Eléctrica) también son doctores en sus respectivas especialidades.
Aunque la formación académica no refleje en exceso las diferencias entre las nuevas generaciones de líderes y las anteriores, salvo por su mucho mayor afición a los programas de posgrado y MBA, sí se observan distinciones en su forma de gestionar, asegura Ignacio Gil-Casares, presidente del head hunter Spencer Stuart en España. “Se nota el cambio. Los más jóvenes tienen otro sentido estratégico, están más acostumbrados al cambio permanente. El desarrollo digital ha modificado absolutamente cualquier modelo de negocio y los jóvenes dirigentes se adaptan más fácilmente. Entre otras cosas, porque están más formados que sus antecesores. Hay una obsesión por la formación en management y en nuevas tecnologías, y muchos de estos directivos tienen por norma la formación continua”.
Gil-Casares destaca otro cambio que llega lento: “Las mujeres empiezan a tomar puestos de dirección que antes no tenían”. Claro que, de momento, en el Ibex 35 la cuestión de género se nota poco. De los 58 ejecutivos, solo 3 son mujeres. Y todas ellas sobresalientemente formadas.
Actualidad Laboral / Información de El País