Está más que demostrado que una buena comunicación con los empleados, es sinónimo de mejoras en la productividad y en la motivación de las plantillas. Sin embargo, frecuentemente, las empresas suelen caer en diversos errores que enturbian un proceso que, debería ser muy natural. Desde INFOVA, dedicada a la formación y el desarrollo del talento directivo, su CEO, Gonzalo de Miguel; identifica tres acciones negativas que se explican desde las siglas GOD, es decir: generalizar, omitir y distorsionar.


Antes de explicar en qué se traducen estas acciones, De Miguel sostiene que estas tres realidades “son las responsables de enturbiar o ensuciar nuestra comunicación”.


1- Generalizar


Generalizar y la tendencia exagerar: A la hora de expresarse, la comunicación con los empleados normalmente está basada en términos muy generalistas, que pueden llevar a la exageración. Palabras como ‘siempre, nunca, cada vez, nadie, todos..’ suelen llevar a equívocos y exageraciones. “Pero rara vez algo es siempre, o algo es nunca” asegura el CEO de INFOVA. Por ejemplo decir, “siempre llegas tarde”, “nunca me escuchas”, “cada vez que te encargo algún proyecto, tengo que terminarlo yo”, es ser injusto y exagerado.


Todo ello hace que el empleado, se pueda sentir atacado ante su interlocutor y terminar por generar una comunicación ineficiente. Para superar la generalización, el experto apunta que hay que ser más concretos y precisos en las expresiones, que se utilizan en la comunicación con los empleados. “Cuando se está en el uso de la palabra hay que ser concreto, y si es el interlocutor el que está generalizando, hay que pedirle que concrete, que explique exactamente su problema. Invitar a concretar es más efectivo que concretar uno mismo la conversación del otro. Para evitar así que la otra persona, tienda a enfrascarse en tener la razón, e intentar defenderse”.


2- Omitir la información


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El primer error suele estar muy relacionado con este otro, que es el de la omisión de información. En este sentido, los negocios que se comunican con sus plantillas o un proyecto, que estén desarrollando determinados equipos de trabajo; se centran solamente en la parte que preocupa. Es decir, omiten las partes positivas y el trabajador recibe un mensaje negativo, que asume como un juicio sesgado y se ve en la obligación de completar el discurso o justificarse. Lo que una vez más hace ineficaz la comunicación.


La solución, según De Miguel es completar: “Así, si se está en el uso de la palabra, hay que tratar de no omitir. E igual que hablas de lo que no ha funcionado, reconoce lo que está bien hecho. Si por el contrario eres el interlocutor, que siente que se está dando una información sesgada, anima al otro a que complete”.


3- La distorsión


Distorsionar la realidad es el otro gran problema que ha identificado INFOVA. A través de su experiencia, se dan casos de exceso de adjetivos aumentativos y superlativos, en la comunicación con los empleados. Un ejemplo: con frecuencia se utiliza el adjetivo de 'horrorosa' en una reunión, cuando realmente ha sido larga. Los proyectos son complejos pero no imposibles… Y así sucede con otros ejemplos.


Este tipo de descripciones las solemos hacer cuando las cosas no han ido como uno quería, explica el CEO. “Esto también se hace al calificar el trabajo de un colaborador, y cuando lo escucha el responsable de ese trabajo, se siente dolido y le resulta injusto. Y una vez más en la obligación de defenderse, o en la obligación de explicarse”. El antídoto contra la distorsión es la precisión. En este sentido el experto recomienda ser precisos. Y repetir y parafrasear las palabras que distorsionan, cuando no se está siendo preciso con nosotros.






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