El éxito viene en olas: un minuto avanzas y todo funciona, al siguiente, la ola te está revolcando y necesitas habilidades y resistencia, para volverte a subir a la tabla de surf. Si estás buscando que el éxito sea tu modalidad predeterminada, el primer lugar para tratar de encontrar respuestas y áreas de oportunidad, es siempre mirando hacia adentro.

El autosabotaje es una razón demasiado común, por la que las empresas que pertenecen a mujeres batallan para crecer. Incluso, cuando conscientemente quieres lo mejor para tu negocio, el miedo al fracaso puede engañarte, para que elijas el camino que ofrece menor resistencia. ¿Cuál es el resultado? Innumerables mujeres emprendedoras que se quedan pequeñas, cuando tienen el potencial de hacerla en grande.

Hemos encontrado cuatro comportamientos de autosabotaje, que a menudo afectan a las mujeres emprendedoras. En lugar de dejar que te detengan, esto es lo que debes de hacer para superarlos:

1- Te enfocas demasiado en los detalles



Si eres del tipo de directora general que se queda atascada en los detalles, en lugar de hacer que la aguja se mueva; es probable que estés estancando tu éxito. Este tipo de autosabotaje puede manifestarse de manera furtiva, porque a menudo parece justificado. Aunque preocuparse por perfeccionar los mensajes de tu marca, o querer hacer "una edición final" a tu sitio web antes de lanzarlo; puede parecer productivo, es realmente una forma de postergar el progreso.

Qué hacer en su lugar: Cada minuto que pasas sudando por las cosas pequeñas, es un minuto que podrías estar perfeccionando, desarrollando, comercializando o vendiendo tus productos o servicios. Aléjate y mira tu tiempo objetivamente. ¿Dónde está aquello para lo que eres realmente buena? ¿Qué tareas puedes delegarle a un miembro del equipo? Se trata de intencionalidad.

2- Esperar hasta que estés lista



En los negocios en línea, una de las formas más comunes de ralentizar tu éxito es a través del "aprendizaje procrastinador"; especialmente cuando no tienes una gran conocimiento, y experiencia en el campo elegido. Es fácil sentir que un nuevo curso o certificación, te dará las calificaciones necesarias para que te tomen en serio y alcances el éxito. ¿La realidad? Es difícil combinar el aprendizaje con la práctica.

Qué hacer en su lugar: Es cierto que hay un momento y un lugar para el desarrollo personal. Pero si te detienes para lanzar un nuevo producto o servicio, porque sientes la necesidad de obtener otra acreditación antes de hacerlo; es probable que sufras del síndrome del impostor. La verdad es que nunca te sentirás completamente lista para poner la teoría en práctica, hasta que decidas que estás lo suficientemente calificada y certificada para tener éxito; deja de poner condiciones y sal a reclamarlo.

3- Le tienes miedo al éxito



Todo el mundo ha oído hablar del miedo al fracaso, pero el miedo al éxito es igual de frecuente entre los emprendedores, especialmente entre las mujeres. Ellas han sido condicionadas por la sociedad para jugar pequeño, y tener éxito se siente como la antítesis de ese condicionamiento. A medida que tu audiencia crece y tus ingresos se disparan, es posible que te sientas tentada en ir a lo seguro, y conformarte con resultados mediocres.

Qué hacer en su lugar: No importa en qué etapa del negocio te encuentres actualmente, es importante tomar posesión de tu mentalidad. ¿Te estás inclinando hacia patrones familiares, como actuar sobre creencias limitantes en torno al dinero, o rechazando el éxito porque nunca creíste que fueras digna de él? Si quieres cosechar grandes recompensas, tienes que empezar a prestar atención a los pensamientos que te obligan a quedarte pequeña.

4- No estás pensando como un CEO



Como propietario de un negocio, es probable que estés bien versada en rutas de progresión lineal, objetivos financieros razonables y alcanzables, y tácticas de venta altamente competitivas. Aunque esto puede parecer una fortaleza, también puede ser un contratiempo: estar en el negocio significa pensar fuera de la caja, eliminar los límites de lo que es "realista" y elegir hacer las cosas de manera diferente. Ese es el sistema de creencias que distingue a los empresarios de los empleados y la razón por la que decidiste renunciar a un horario de nueve a cinco y darle una oportunidad a tu idea de negocio.

Qué hacer en su lugar: Es hora de recordar las razones por las que emprendiste, y comenzar a tomar decisiones ejecutivas para que coincidan. Es posible superar una meseta y lograr todo lo que te propusiste hacer, pero primero debes echar un vistazo honesto dentro de ti misma; reflexionar sobre tus creencias y comportamientos, y dejar de lado todo lo que ya no te sirva. A partir de ahí, puedes desbloquear tu camino para crecer de una vez por todas, y ver cómo tu negocio tiene éxito.

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Actualidad Laboral / Con información de Entrepreneur