El teletrabajo se impone como una tendencia laboral al alza. Trabajar desde casa permite a los trabajadores poder conciliar más fácilmente vida laboral y familiar.
Según un informe al respecto, solo en Estados Unidos ha habido un aumento del 159% en lo relativo a las ofertas de teletrabajo entre 2005 y 2017.
A medida que la tecnología ha permitido su desarrollo, la flexibilidad laboral —es decir, trabajar sin estar ligado a un horario o espacio físico concreto — se ha convertido en uno de los beneficios más demandados por trabajadores y más ofrecido por las compañías
La posibilidad de trabajar desde cualquier punto del mundo permite que la conciliación entre vida laboral y personal sea mucho más fácil de establecer.
Pero, asimismo, el trabajo remoto también puede tener un impacto positivo a mayor escala, ayudando a revertir algunos problemas de la sociedad actual.
Desde mitigar la propagación del coronavirus a reducir las emisiones de CO2 a continuación se recopilan 4 beneficios sociales de trabajar desde casa.
Trabajar desde la casa puede ayudar a reducir las ausencias por enfermedad
Si bien el teletrabajo es una tendencia al alza, el brote de coronavirus está produciendo que muchas empresas estén implementando este modelo de manera más acelerada.
Para proteger a los empleados del coronavirus, empresas en todo el mundo han empezado a pedir a su plantilla que trabaje desde casa como medida de precaución. Facebook, Google o Twitter son algunos de los ejemplos de ello.
En nuestro país, el coronavirus llevó a Vodafone a realizar un simulacro de teletrabajo con sus más de 2.000 empleados en Madrid para asegurarse que la empresa está preparada para funcionar “con total normalidad” en un escenario de restricción de la movilidad.
Pero el teletrabajo no solo es la respuesta cuando se trata de afrontar una pandemia. Poder trabajar desde casa ante cualquier tipo de síntoma, por ejemplo un pequeño resfriado, reducir contagios y con ello el número de bajas por enfermedad.
El teletrabajo puede favorecer vivir en zonas donde la vivienda es más barata
Las ciudades se han convertido en núcleos de empleo. Pero a medida que la mayoría de la sociedad se muda a estos centros urbanos en busca de oportunidades laborales, los precios de las viviendas allí se disparan.
Resultado de ello es que cada vez más trabajadores se vean obligados a alejarse del centro y buscar alternativa en ciudades próximas donde el nivel de vida es más asequible.
Ejemplo de ello es Madrid. Si bien la capital no deja de recibir flujo de población, la gentrificación a su vez no cesa de expulsar a sus residentes. Como recoge un detallado artículo de El Confidencial al respecto, “el mayor flujo interprovincial que ha vivido España en las últimas tres décadas ha sido de Madrid a Toledo, con 320.000 desplazamientos acumulados.”
En este sentido el teletrabajo puede favorecer, e incluso cambiar, las preferencias en torno a la vivienda de la población.
Al no verse obligados a tener que residir cerca de una oficina a la que acudir diariamente, es de esperar que más personas busquen residir en zonas más baratas, o con otro tipo de alicientes, como zonas más residenciales, próximas a espacios verdes…
Así lo recoge, por ejemplo, una reciente encuesta realizada en Irlanda, según la cual hasta el 44% de los trabajadores de oficinas en este país consideran que el trabajo remoto les facilitaría aliviar la carga finaciera asociada con la vivienda.
De acuerdo a sus resultados, el 19% de los encuestados se mudaría a un lugar más asequible si pudieran trabajar desde su casa.
El trabajo remoto puede proporcionar más oportunidades laborales en zonas desfavorecidas
Las estimaciones de Naciones Unidas prevén que para 2050 un 68% de la población mundial vivirá en zonas urbanas.
Y a medida que el número de habitantes en las ciudades se dispara, las áreas rurales continuarán sufriendo las consecuencias de la despoblación, ligada a la falta de oportunidades laborales que se dan en ellas.
En el caso de EE UU, el mercado laboral en las zonas rurales es 4,26% más pequeño ahora que en 2008, según el Foro Económico Mundial. Un declive demográfico y económico que tiene también su reflejo en nuestro país, en la conocida como España vaciada.
En este escenario, el teletrabajo puede erigirse como una herramienta eficaz para impulsar las oprtunidades laborales en áreas menos favorecidas como las rurales.
Ejemplo de las posibilidades que esto permite son alternativas como las de Flexjob en Estados Unidos, centrada en promover el teletrabajo en áreas más desfavorecidas laboralmente.
De igual manera a nivel global, la plataforma laboralSheWorks! facilita que las mujeres puedan entrar en contacto con compañías de todo el mundo, pudiendo trabajar para estas a distancia y de manera flexible.
Evitar los desplazamientos repercutiría de manera positiva en el medio ambiente
Más allá del ahorro en tiempo y dinero que conlleva trabajar desde casa, evitar los desplazamientos hasta la oficina puede reducir las emisiones de carbono.
Según las estimaciones de Global Workforce Analytics, en EE UU los trabajadores remotos podrían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 54 millones de toneladas anuales, solo teletrabajando la mitad de la semana laboral.
Y no solo se trata de los desplazamientos.
Un informe de la Consumer Electronics Association (CEA) en EE UU señala que el uso de los dispositivos electrónicos para el teletrabajo podría suponen un ahorro de 9.000 a 14.000 millones de kilovatios-hora de energía cada año.
En nuestro país, de acuerdo a un estudio elaborado por la Fundación Másfamilia, trabajar desde casa 2 días a la semana —con una estimación del 40% de la población susceptible de teletrabajar— supondría una reducción de 332.843 ton CO2 /año solo en Barcelona.
Para el conjunto del Estado este impacto se estimó entre 9 y 10 veces superior, alcanzando una reducción de aproximadamente 3 mm ton CO2/año, prácticamente las emisiones de toda la industria del metal en nuestro país, de acuerdo al informe.
Aunque el impacto positivo que el teletrabajo puede tener en el medio ambiente podría tratarse de un beneficio estacional.
Según los hallazgos de una reciente investigación de la consultora británica WSP, mientras que trabajar desde casa en verano puede ahorrar hasta un 400 kilos de emisiones de carbono, no resulta tan ecológico hacerlo en invierno.
Esto se debe a que, según sus estimaciones, trabajar desde casa en la época de frío significa un mayor número de calefacciones calentando los hogares, lo que produce muchas más emisiones de carbono que las relativas al trayecto de los empleados a su oficina.
Actualidad Laboral / Con información de TicBeat