Trabajar arduamente para mejorar nuestro nivel de vida es un quehacer diario. Llevar recursos al hogar y gestionarlos de la forma más eficiente posible, es una labor que consume a muchos. El esfuerzo por obtener “libertad financiera” es una lucha contra múltiples circunstancias, que algunas no dependen de nosotros (aumento de la inflación, elevadas tasas de interés, escaso acceso al crédito productivo). Pero, existen algunos errores, que están en manos de nosotros corregir. Aquí les compartimos cuatro de ellos:

1- Comprar lo que deseamos en lugar de lo que necesitamos



Las compañías más exitosas del mundo, no solo ofrecen productos que los consumidores necesitan; su poderosa maquinaria de mercadotecnia enfoca sus baterías en los deseos, no solo en las necesidades. Eso suele dejar en desventaja al consumidor, no todos tienen la capacidad de discernir la diferencia entre deseo y necesidad. El arte de anteponer nuestras necesidades sobre nuestros deseos, es un potente escudo para la sobrevivencia de nuestras finanzas personales.

Hay que decidir inteligentemente lo que vamos a comprar, y no hacerlo al calor de las emociones. Está comprobado que el momento en que nos depositan nuestro sueldo, genera un estímulo de felicidad que nos deja al desamparo de tentadoras promociones; que buscan aprovechar ese momento. Dejar pasar un día completo desde que recibimos nuestro sueldo hasta que tomamos una decisión de consumo, nos dará un panorama más realista de nuestras necesidades sobre nuestros deseos.

2- Endeudarnos en cosas improductivas



Las tarjetas de crédito suelen ser una profunda caverna, en la que miles de individuos se sumergen. Con la idea de que en el futuro cercano (6, 12 o 24 meses sin intereses), podrán pagar deudas con el banco o con las tiendas departamentales. ¿Las deudas son malas? No, el crédito no es Satanás. Pero no es lo mismo asumir una deuda que pueda volvernos más productivos, versus tomar un crédito para satisfacer exabruptos financieros. El saber decir “no” al consumo vía crédito, es una gran virtud de quienes tienen unas finanzas saludables.

3- No tener un plan de jubilación

 

La mayoría de los que estamos leyendo este artículo vamos a llegar a viejos. Un plan de jubilación garantizará que tendremos cubiertas nuestras necesidades, incluso si no tenemos ingresos en nuestra etapa final de vida. Los planes de pensiones son relativamente jóvenes en el mundo. Hasta hace 100 años, la mayoría de las personas morían en una etapa de su vida, donde todavía eran productivas; pero esto cambió drásticamente, con los avances tecnológicos en materia de salud.

El plan de pensión individual debe de empezar hoy mismo, tocando las puertas de las instituciones encargadas de la administración de los recursos para ese fin. Además de complementar con inversiones de largo plazo, donde las operadoras de fondos de inversión y casas de bolsa son de gran ayuda. Asesorarse antes de tomar decisiones de inversión de largo plazo es toda una tarea.

4- Tener poco o nada ahorrado 



La mayoría de las personas ahorran muy poco o casi nada. No hay peor ahorro que el que no se hace. El ahorro es un hábito. Por lo que exige un cambio en la dinámica de consumo, es decir, el ahorro es consumo postergado. Cuando no existe ahorro, no hay dinero suficiente para aprovechar las oportunidades que se pudieran aprovechar; o bien, para afrontar los infortunios de la vida cotidiana. Un fondo de emergencia es un colchón que agradeceremos tener. El dinero más caro es el que no tenemos, y necesitamos con urgencia.

La pandemia de Covid-19 ha dejado huellas muy profundas, en las finanzas de muchas familias que perdieron su ingreso o lo vieron disminuido. Mientras que algunas cuantas, pudieron enfrentar la crisis financiera y de salud con sus ahorros.

Una de las máximas en las finanzas personales es pensar en lo mejor, pero estar preparado para lo peor. Los errores son el alimento del éxito, así que hay que pasar de los lamentos a la acción inmediata; y no repetir lo que ya se hizo mal, o se dejó de hacer. Alcanzar metas financieras no se consigue de un día para otro, pero con pocos y consistentes pasos, se puede hacer una gran diferencia en el futuro.

.

Actualidad Laboral / Con información de Forbes México