La pandemia que vivimos, y que aún no terminó, ya nos deja vislumbrar algunas primeras conclusiones y miradas de cara al futuro. El conocido refrán “más vale prevenir que lamentar” una vez más fue puesto a prueba y demostró, en forma concreta; que invertir en la salud y seguridad de todos los integrantes de las organizaciones, fue lo que permitió que continúen funcionando los trabajos llamados esenciales y la reapertura del resto tiempo después. A fuerza de invertir en protocolos, que fueron actualizándose según lo marcaban nuevas estadísticas e investigaciones; elementos de protección personal como el ya habitual tapabocas y capacitaciones continuas, entre otras cosas.


Por supuesto que no todas las empresas son iguales. En general, las más grandes contaban con la estructura necesaria de médicos, enfermeros y consultorios en planta, para hacer frente a semejante desafío. Pero no así las pymes y comercios, a los cuales les costó más, adquirir los conocimientos para encarar medidas urgentes; a medida que veían como crecía la cantidad de casos en su plantel.


Existe un consenso entre especialistas de salud laboral y ocupacional sobre, qué temas deberían tenerse en cuenta en las empresas; para poder comenzar a transitar la pospandemia, cuidando la salud de sus integrantes. Aquí te mencionamos 4 de los más destacados:


1- Reforzar periódicamente los cuidados de transmisión de infecciones. Principalmente, continuar con capacitaciones constantes. Aprovechar lo mucho que ya conoce la población en general, para reforzar conceptos y estar atentos a nuevas consultas.


2- Prestar atención a la salud mental de todos los integrantes de las organizaciones. En todos los países, las sociedades y asociaciones de profesionales de salud mental, han informado un aumento sustancial de consultas en pandemia. Y es que vivimos todo este tiempo, una mezcla de incertidumbre tanto de salud como económica; y sobre exigencias tanto laborales como familiares. Quizá el lector o sus familiares y amigos cercanos, tuvieron que vivir la experiencia de pasar por un aislamiento o internación, y peor todavía, un duelo. Es necesario estar atentos a síntomas inusuales o exacerbados de cada persona, para poder brindarle contención, charlas individuales, talleres grupales. Y en casos más pronunciados, consultar a especialistas de la obra social. Otro punto a tener en cuenta es brindarles herramientas a los referentes y líderes de equipo, para que puedan empatizar con los casos y se logre una detección temprana.


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3- Establecer con cada empleado un calendario personalizado de controles médicos. Como bien sabemos, todos los recursos de la salud estuvieron abocados, a lidiar con una pandemia inédita. Como contrapartida, tenemos una infinidad de pacientes que no pudieron cumplir con la rutina de prevención que tenían indicada: como por ejemplo exámenes de laboratorio, controles ginecológicos anuales, etc. Por tal motivo, es necesario que cada uno tome conciencia y retome sus cuidados cuanto antes; y que los profesionales de la salud de las empresas, actualicen los legajos médicos de cada paciente para poder brindar el soporte necesario.


4- Tomar medidas correctivas. Sería de buena práctica mejorar los índices de las patologías más frecuentes de los empleados; algunas de ellas fueron “patologías de riesgo” durante la pandemia y estadísticamente hablando, fueron los que peor la pasaron. Se puede trabajar sobre la prevención de la obesidad, diabetes y también en los casos de hipertensión arterial, colesterol alto, etc. Debería añadirse e implementarse la transformación digital de los consultorios de las empresas, para brindarle al equipo de salud cada vez más y mejores datos, para poder analizarlos y hacer diagnósticos más precisos sobre la población estudiada; y redirigir los recursos para dar soluciones específicas a lo que se viene.


Queda así planteada la necesidad de adelantarnos a los hechos. Muchas veces son medidas simples y poco costosas, que tienen un impacto positivo en todos los niveles y por consiguiente, también en la productividad de las empresas. Es seguro que los buenos hábitos saludables en el ámbito laboral, además, tienen un efecto multiplicador en sus familias y comunidad. Y es una buena forma de seguir ayudándonos y cuidándonos entre todos.







Actualidad Laboral / Con información de La Nación - Juan Diego Fosco, Médico especialista en Medicina del Trabajo