La rutina en el trabajo puede tener días sin ningún tipo de estrés, pero en otros, el cúmulo de cosas pendientes, los clientes, las cuentas y todo lo externo se junta para hacernos pasar un día patas arriba, de mal humor y malas caras. Y la pregunta más importante es, ¿en qué te beneficias de sufrir de estrés? Probablemente la respuesta sea un rotundo ¡en nada!, y lógicamente estarás en lo correcto, ya que cuando se presenta esta alteración en el organismo puede traer consigo cambios físicos e incluso en la actitud.
Si quieres disminuir el lapso de tiempo que malgastas en estresarte por las arduas jornadas de trabajo, tienes que ver estos consejos, pues practicarlos con frecuencia te harán más productivo, con buen semblante y sin molestarte por haber llevado los problemas a tu hogar, cosa que suele pasar en repetidas oportunidades.
Evalúa todas las cosas o cargas laborales que te generan estrés
Haz un estudio en tu puesto de trabajo y anota todo lo que te cause estrés, incluyendo personas y espacio, así podrás saber con exactitud qué es lo que te afecta. A lo mejor, puede que hablando con esa persona que no dice o haciendo lo adecuado las relaciones personales mejoren, o que de repente, solicitar un cambio de área o departamento era la mejor alternativa.
No te sobreexcedas con más cargas de trabajos
En el trabajo hay que aprender a decir no en ciertas tareas, tanto durante las horas laborales, como fuera de ellas. Llevarse el trabajo a la casa puede significar traer consigo problemas del área laboral, viéndose afectada la familia en general. Trata de programar una lista de cosas que estarías dispuesto a realizar fuera del trabajo, como responder un email, firmar un documento, entre otras cosas; y también anota las que no. En dado caso, una charla con el jefe o con el encargado del departamento puede funcionar, ya que si tienes una misión establecida, únicamente estás para cumplir ese objetivo.
Otra cosa fuera que se presentara algún inconveniente y te tocara cubrir un puesto de alguno de tus colegas, cosa que, en oportunidades, no suele simpatizar a muchos trabajadores, pero por eso sería ideal anotar unos acuerdos de forma personal a modo de recordatorio.
Unos minutos fuera del sillón también ayudan
La técnica Pomodoro ayuda, y mucho. Esta consiste en dividir el tiempo de producción en lapsos de 25 minutos que pueden ser separados por pequeñas pausas. A veces suele funcionar un café de 5 minutos, ir por un vaso de agua, ver algo que nos guste en las redes sociales, etcétera. Hay que entender que el trabajar más no da como resultado más ganancias, pues existen ocasiones en donde es todo lo contrario.
El ejercicio y la buena alimentación son indispensables
Llevar estos dos elementos agarrados de la mano sería lo idóneo en la parte laboral. Si no comes bien, tu cuerpo te lo hará saber con malas caras, ganas de dormir, entre otras cosas. Por eso, prepárate una buena comida, eso incluye el desayuno, almuerzo y cena. Ensaladas, proteínas, un poco de carbohidratos y buena hidratación es lo mejor. Y claro, el ejercicio diario antes o después de trabajar fortalece las capacidades físicas y mentales. Igualmente, si eres amante del yoga o la meditación, eso ayudaría muchísimo para relajarnos y llevar un día a día ameno en el trabajo.
Actualidad Laboral / Con información de wwwhatsnew.com