Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra el 10 de octubre, la consultora de Recursos Humanos HAYS ha elaborado una encuesta a más de 1.800 profesionales de la que se desprende que casi 4 de cada 10 empleados (37%) considera que su salud mental y su bienestar emocional se han visto deteriorados a consecuencia del COVID-19.


Los problemas de salud mental tienden a infravalorarse y su tratamiento toma un segundo plano ante otras áreas de la salud, como puede ser la salud física. Prueba de ello es que el 42% de los profesionales que han sufrido problemas de salud mental durante la pandemia asegura no haber recibido ningún tipo de ayuda o apoyo por parte de su empresa. Sergio Hinchado, Business Manager del área de Life Science de HAYS España, considera que “garantizar la salud y la seguridad de los trabajadores tiene que ser una de las prioridades de los empresarios”. “Este deber hacia ellos es aún más importante en un formato de teletrabajo, ya que no existe un contacto tan directo entre empleados y gerentes”, añade.


Entre las causas más comunes de problemas de salud mental destacan la pérdida de un ser querido, estar afectado por una suspensión de empleo u otras medidas de ajuste laboral o tener que compaginar el trabajo en remoto con el cuidado de los niños y el del hogar. Además, la falta de contacto presencial hace que sea mucho más difícil para las empresas identificar a aquellos trabajadores que necesitan ayuda.


“Esto no es excusa para infravalorar la salud mental y el bienestar de los empleados”, explica Hinchado, quien señala que “más que un deber de las empresas, se trata de un acto de solidaridad y de mostrar el apoyo a los trabajadores durante un período que está siendo muy difícil para todos”. ¿Cómo pueden las empresas garantizar el bienestar mental de los empleados? Los expertos de HAYS consideran que se empieza por mantener todos los canales de comunicación abiertos y seguir haciendo reuniones de equipo, ya sea de forma presencial o a través de videoconferencias. Hinchado recomienda que en estas reuniones de trabajo se reserve un tiempo para expresar preocupaciones, ansiedades y experiencias.


“Es importante mantener estas conversaciones de rutina en las que el jefe muestra interés por sus empleados preguntándoles cómo están y ofreciéndoles su ayuda”, apunta, y sugiere que las compañías aprendan a detectar en sus empleados signos de estrés, frustración, distanciamiento emocional o sensación de agotamiento, así como falta de energía, algo que es aún más difícil de identificar con el trabajo en remoto.


Actualidad Laboral / Con información de Equipos y Talento