Mientras el debate sobre el desafío que supondrá el impacto de la inteligencia artificial y la robotización en el mercado laboral se intensifica, cuatro de cada diez españoles no utilizan ordenadores, portátiles, tablets ni smartphones en su trabajo. Un 27% no lo hace nunca, y un 13% sólo raramente o "a veces". Es la mayor proporción de la zona euro, a un nivel que, además de nuestro país, solo alcanzan Grecia e Italia.
Estos datos resultan llamativos porque España es el segundo Estado en Europa en el que más empleos se ven afectados en su día a día por sistemas informáticos, como los algoritmos para organizar y evaluar sus tareas. El 51% de los trabajadores depende intensamente de ellos, mientras que para un 17% juegan un papel relevante. Solo son superados por Lituania en este nivel.
Estos porcentajes, recogidos en la última edición de la Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo, elaborada por Eurofound, ponen de manifiesto la paradoja digital del empleo en España, en un momento en el que la digitalización parece entrar en una nueva fase gracias a la irrupción de la inteligencia artificial de última generación.
La cuestión que se plantea es cuántos trabajadores podrían adaptarse a un salto de digitalización que exija una mayor competencia en el uso de la tecnología. Un 40% de trabajadores que no están familiarizados con la tecnología en su actividad es un porcentaje demasiado alto en términos de vulnerabilidad.
En este sentido, los países del sur (Grecia e Italia además de España) parecen quedar rezagados respecto al uso de estas herramientas digitales por parte de los trabajadores, como demuestra el alto porcentaje de aquellos que no utilizan terminales, o lo hacen raramente, en su día a día.
Sin embargo, España se desmarca de este grupo en la tasa de empleados cuya actividad dependen de sistemas informatizados, a un nivel comparable a países que lideran la revolución digital en la Unión Europea, como las repúblicas bálticas.
Una digitalización descompensada
Lo que resulta una aparente contradicción tiene una explicación muy simple: las empresas españolas utilizan la digitalización para controlar, automatizar y sustituir tareas humanas, mientras en otros países este proceso ha ido acompañado de una mayor digitalización de los propios trabajadores para mejorar la eficiencia sin prescindir de la intervención humana.
Este uso descompensado de la tecnología contribuye al 'gap' de productividad de España respecto a otros países europeos, según advierte otro informe también extraído del análisis de la Encuesta de Condiciones de Trabajo: el elaborado por Pilar Rivera y Vicente Salas y publicado por Funcas, tal y como ya informó elEconomista.es. En este sentido, lo que parece una ventaja para el país (una alta digitalización) se convierte en un problema y una potencial causa de destrucción de empleo.
Según los datos de Eurofound, la digitalización se da con mayor intensidad en el grupo de actividades financiero y otros servicios (donde figuran también los empleos TIC), aunque en este caso la tasa de trabajadores no digitales es del 22%. En el extremo contrario se sitúan el agricultura e industria: la tasa de empelados que no usan ordenadores llega al 60% y los que dicen estar controlados en su trabajo por sistemas informatizados apenas llegan al 16%. Algo llamativo si tenemos en cuenta que ambos sectores hacen un elevado uso de la tecnología (sobre todo las fábricas).
Pero la correlación entre digitalización y ocupados que utilizan ordenadores y otras herramientas digitales solo se da en estos dos casos.
En las Administraciones Públicas, incluyendo sanidad y Educación, el 31% de los trabajadores no se consideran digitales (es decir, no usan PC, portátiles, teléfonos inteligentes...), pero el 49% de su actividad depende de sistemas digitales. Algo que apunta a ciertos puntos grises en la transformación tecnológica de estas actividades, en buena parte por la falta de recursos para los profesionales.
Lo mismo se puede decir del comercio y la hostelería, que han vivido una acelerada transformación digital en los últimos años, especialmente a causa de la pandemia que hace que el 52% de los empleos dependa de algoritmos. Sin embargo, el 32% de trabajadores no está digitalizado.
Sin embargo, la paradoja se ceba especialmente en dos sectores especialmente afectados por la algoritmización: el transporte y la hostelería. De hecho, España tiene la mayor tasa de empleos controlados por algoritmos de la UE en construcción y logística, pese a que cuatro de cada diez ocupados de este sector no utilizan terminales. En este caso, conviene recordar que el reparto de mercancías (incluida comida) y el transporte de viajeros es el sector más afectado por el fenómeno de los 'raiders'.
La cuestión de fondo sigue siendo el riesgo de una transición acelerada a modelos de organización de tarreas más automatizados en cada vez más sectores dejen fuera a los trabajadores con menor cualificación digital. Algo que exige un esfuerzo para potenciar la formación continua, pero también una planificación de la tecnología menos orientada a reducir costes y más enfocada a mejorar la productividad de los trabajadores.
Actualidad Laboral / Con información de El Economista