Para tratarse de una avenida que ha sido testigo de la creación de riqueza de miles de millones de dólares, Sand Hill Road, en Menlo Park, California, llama la atención por su sencillez. Unos cuantos ciclistas se dirigen hacia las colinas cubiertas de niebla, un Tesla adelanta a un Prius y los edificios no son muy altos a lo largo de este eje del capital de riesgo en Silicon Valley. Una de estas edificaciones alberga las oficinas de Greylock Partners, donde me reuní con el emprendedor Reid Hoffman, uno de los protagonistas de la era de creación de riqueza y quien ahora vaticina una era de destrucción de riqueza. "Si las empresas no han acogido el concepto de que operan en una era conectada", advierte, "probablemente se encaminan a perecer".
El empresario de 47 años sabe mucho de redes. Hoffman forjó su reputación al fundar la plataforma social para profesionales LinkedIn y se desempeñó como director general de operaciones del sitio de pagos electrónicos PayPal, dos potencias que facturan miles de millones de dólares. También fue uno de los primeros inversionistas en YouTube, Yelp, Flickr, Zynga y, no hay que olvidarlo, Facebook.
Hoffman tiene una teoría sobre lo que hace que los emprendimientos prosperen: comprender que la información ya no está aislada, sino que está conectada en forma instantánea a todo lo demás. Esto se puede considerar como el paso de la edad de la información a la edad de las redes. El inversionista opina que la transformación apenas se inicia y que eliminará a cualquiera que se interponga en su camino.
Pero, ¿qué es una red? Es una identidad, la cual interactúa con otros mediante comunicaciones y transacciones, explica. Y no es un fenómeno que se limite a Internet, a Facebook o a Twitter, sino que está en todas partes. Es la suma de esas comunicaciones, conversaciones e interacciones.
"Su identidad ahora se configura en la red", observa. "Usted es sus amigos, su tribu, las interacciones con sus colegas, sus clientes, incluso sus competidores. Todos estos aspectos llegan a conformar lo que es su reputación". En suma, usted no es el único que controla su currículum vitae.
Estudió en la Universidad de Stanford, que en su opinión era la que mejor combinaba lo intelectual con lo práctico. Un asesor en Stanford le dijo que revisara los cursos que ofrecía la institución, viera lo que le gustaba, y sólo entonces eligiera una carrera. Optó por Sistemas Simbólicos que según xplica Hoffman, aluden básicamente a "cómo pensamos y hablamos, cómo nos comunicamos, cómo razonamos, en realidad a quiénes somos".
En 1994, Hoffman pasó a engrosar las filas de Apple, donde fue contratado como gerente de proyecto para trabajar en eWorld, una plataforma en línea que ofrecía correo electrónico, noticias y otros servicios. El navegador de Netscape ya era conocido a estas alturas y Hoffman pretendía que Apple se embarcara en otros proyectos de Internet abierta, es decir, herramientas para navegar por la web en lugar de sistemas cerrados como eWorld. No le hicieron caso y Hoffman dudó de que una empresa grande fuera capaz de "hacer proyectos osados".
Pero quedó convencido de que una era interconectada estaba por llegar y que sería impulsada por la siguiente pregunta: "¿cómo mejoramos nuestras vidas en el 'mundo real' con el 'mundo electrónico' actuando como una especie de revestimiento?".
Hoffman ya había empezado a trabajar en una respuesta. "Tenía algunas ideas sobre lo que se necesitaba para una era en red: perfil, funciones sincronizadas, capacidad de controlar con quién nos comunicamos", relata. Lo que necesitaba era la plataforma adecuada. En 1997 formó SocialNet, una idea que abarcaba todos los elementos clave salvo uno orientado al mercado de citas románticas, donde sobraban los competidores. "Aprendí que tenía que encontrar algo que fuera bastante fuera de lo común", señala.
El emprendimiento, sin embargo, no fue una pérdida total. "Durante la época de SocialNet", recuerda, "tenía largas caminatas con mi amigo y compañero de Stanford Peter Thiel. Nunca aprendí tanto". En junio de 1998, Thiel fue uno de los fundadores de PayPal y en enero de 2000 Hoffman se integró a la incipiente compañía de pagos electrónicos como brazo derecho de su amigo. En poco tiempo, se dio cuenta que PayPal era dinero conectado que operaba al margen de las redes patentadas de crédito.
PayPal siguió expandiéndose y fue adquirida en 2003 por eBay por más de US$1.000 millones. La participación de Hoffman le dio los recursos necesarios para construir su plataforma de ensueño. Se concentró en la reputación y la identidad y le añadió comunicación, permitiendo que el mundo digital funcionara como una especie de recubrimiento del mundo real.
Hasta ese momento, la gente guardaba su historial profesional en un currículum: educación, antecedentes, actividades y tal vez un par de referencias, que alguien en un departamento de recursos humanos podría darse la molestia de revisar. Hoffman quería digitalizar el currículum, pero era sólo el comienzo. Al igual que en la vida real, la verdadera reputación es lo que todo el mundo opina de uno.
En diciembre de 2002, fundó LinkedIn en la sala de estar de su casa con un par de colegas de SocialNet. Otros ejecutivos de PayPal aportaron capital semilla y la firma de capital de riesgo Greylock Partners a la larga también participó en el financiamiento. El sitio pronto se convirtió en el lugar obligatorio para guardar currículums. La era de la red ya estaba en marcha en otros lugares, conforme eBay y Facebook crecían, pero LinkedIn la llevó al mundo laboral. El sitió integró el conocimiento con el poder. Los caza talentos tenían un lugar donde acudir y los empleadores se podían conectar con profesionales que poseían las destrezas que estaban buscando.
Hoffman, en todo caso, cree que las empresas aún no le sacan el máximo provecho a LinkedIn y otras plataformas. "Todas las compañías son afectadas por la globalización. Todas las empresas son afectadas por la alteración tecnológica, lo que significa que los ciclos de innovación y adaptación se abrevian. ¿Cómo logra que una compañía se adapte mejor? La respuesta es que se necesitan personas que se sepan adaptar. Es mucho mejor para la empresa y para los empleados, logra un efecto de red".
Hoffman habla de un nuevo contrato, una alianza. "Alliance", a propósito, es el título de su nuevo libro. "En el caso de los individuos, se trata de intercambiar el empleo de por vida por la empleabilidad de por vida. La empresa debe invertir en los trabajadores para hacerlos empleables" al ofrecer en forma constante capacitación y ampliar sus responsabilidades, aunque nunca dejen la empresa. A cambio, los trabajadores "harán que la empresa sea más adaptable, valiosa y siga creciendo a largo plazo". Los empleados adaptables hacen que sus empresas sean vibrantes, pero lo más probables es que esos mismos trabajadores permanezcan en la empresa si saben que se seguirán adaptando, asumiendo más responsabilidades y obteniendo más conocimiento".
Pero la industria tecnológica está llena de fenómenos pasajeros. Basta recordar los casos de MySpace y Foursquare. Por el momento, LinkedIn parece tener la sartén por el mango. El sitio superó en abril los 300 millones de usuarios y sus ventas crecieron 46% en el primer trimestre frente a igual lapso del año previo y se acercan a los US$2.000 millones anuales.
La nueva dependencia en la transmisión de información en redes creará múltiples ganadores, pero también habrá perdedores, es decir, las empresas que no pueden o no quieren estar a la vanguardia. "Así opera todo: comunicaciones, empleo, transacciones, finanzas. En 20 años, si no está operando dentro de estos ámbitos... será una especie en extinción".
Actualidad Laboral / Con información de online.wsj.com