03-12-2021

Hay personas que siempre posponen o aplazan deberes y responsabilidades, incluso metas personales que se proponen a comienzos de año y que aún no cumplen. Es posible que no haya habido mucho tiempo, y no, no se trata de culparse, pero sí de indagar en qué está ocurriendo y si, más allá de los factores externos, hay algo más que hace procrastinar sin parar. “Procrastinar es un problema de regulación de emociones, no un problema de gestión de tiempo”, asegura Tim Pychyl, miembro del equipo de investigadores que estudian sobre procrastinación en la Universidad Carleton en Ottawa, Canadá.


Si la “costumbre” de posponer te está trayendo consecuencias negativas en lo laboral y/o en lo personal, es hora de observar qué sucede. De hecho, incluso si crees que no es así resulta importante mirar hacia dentro para ver por qué nuestros tiempos no se ajustan. Mientras tanto, puedes tener en cuenta estas 6 claves que propone la Universidad de Harvard para tomarse las cosas con otro ritmo. O lo que es lo mismo, para que no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.


Cree en ti


No es uno de esos mensajes motivadores vacíos, creer en uno mismo, sin más rodeos, es importante para la organización mental. Si eres consciente de lo que se te da bien lo llevarás a cabo rápidamente, y con confianza tendrás menos probabilidades de fallar que si, de entrada, te dices a ti mismo que lo harás mal.


Es en esa negatividad cuando la duda empieza a ser cotidiana, y te acostumbras a ella (aunque no a las consecuencias). Pero tranquilo, recuerda que si tú no crees en ti nadie más lo hará. A partir de esto, casi todo es ponerse.


Busca un ambiente agradable


El confinamiento lo dejó claro. Si hay algo que desde el inicio de la pandemia intentamos aprender (o aprehender) como sociedad es que la estructuración del espacio es fundamental para que el ritmo de la vida sea sano. Poder tener un lugar iluminado por luz natural, muebles cómodos, ventanas amplias o balcón resultó un privilegio silenciado que, durante el 2020 salió como un grito de necesidad. Esa necesidad nos habita por dentro en nuestro día a día, nos conforma el estado de ánimo y, muchas veces, nos hace acostumbrarnos a postergar las tareas. Sobre todo si para llevarlas a cabo el espacio no nos lo pone fácil, haciéndolo mucho menos atractivo. Este problema no es sencillo de solventar, como te habrás dado cuenta, pero algo se puede intentar si no cuentas con grandes comodidades: buscar el lugar más iluminado de casa, poner música, ordenar la zona y colocar alguna planta, por ejemplo, o acompañar el momento con algo rico de comer. Con estas ideas tus ganas de hacer las cosas aumentarán un poquito más.


Intentar minimizar el problema


Cuando algo nos parece muy difícil de realizar le damos todas las vueltas posibles para no hacerlo. Hay asuntos difíciles de minimizar, aunque otras tareas del día a día que no nos gustan sí tienen esa posibilidad de quedar en mucho menos de lo que nos parecen. Piénsalo, a menudo en nuestra cabeza todo es mucho más grande.


Analiza tu actitud y la situación


Buscarse hacia dentro tiene sus pros y sus contras, pero desde luego sirve para canalizar mejor la voluntad hacia las tareas. Localizar el motivo o los motivos que te frenan ante la idea de trabajar en lo pendiente te ayudará a hallar más rápido una solución para cambiar este hábito. Además, los planes que dependen de ti, esos que te marcas por cuenta propia, es mejor que tengan tu propio control en cuanto al tiempo y metas por cumplirlos.


Habla sobre tus deberes


Hablar, hablar, hablar. Cuántas veces escucharemos al día que desahogarse es importante, aunque también escuchamos lo contrario. A esto último, ni caso. Despejarse es necesario, y qué mejor que verbalizar aquello que se nos atraviesa. Nada como un buen amigo y una buena merienda para verlo todo de otra manera. Además, a nadie le gusta mostrarse ante los demás como alguien improductivo. Esto, junto con la confianza y un punto de vista diferente, te ayudarán a motivarte más.


Piensa en las consecuencias


Antes de postergar lo que te encargaron, piensa en lo que podría suceder si no lo haces. No, no te asustes, no es eso lo que se pretende, sino la conciencia. ¿Podrías perder el empleo, una relación, una amistad, dinero, oportunidades? Ser consciente de las consecuencias es fundamental en estos casos. Valora bien cuál sería el desenlace al dejar algo para mañana. Mucha atención en tus actitudes, planes y esfuerzos. Si sientes que estás girando en el bucle de la procrastinación, busca ese click que te ponga manos a la obra. Si a pesar de estos consejos no consigues avanzar, es recomendable acudir a terapia psicológica. Recuerda que la terapia está bien, es importante y, sobre todo, puede ser necesaria para romper ese nudo que te impide hacer cosas.


Actualidad Laboral / Con información de El Confidencial