Los efectos de la falta de ética suelen ser más inmediatos que los de la conducta ética. Saber reaccionar ante una crisis ética es clave en un mundo cada vez más conectado. Recopilamos siete comportamientos para minimizar el daño provocado por la falta de integridad y recuperar la confianza.

  1. Dar una respuesta inmediata. Admitir la falta cometida, expresar la voluntad de reparar el daño y anunciar una investigación.

  2. Iniciar una investigación para aclarar todas las circunstancias de la transgresión. Recoger todas las declaraciones voluntarias de los responsables o testigos e iniciar una investigación abierta a los grupos de interés implicados o afectados.

  3. Realizar y comunicar un diagnóstico sistemático, preciso y transparente. Explicar las causas y el modo en que se actuó con falta de integridad y admitir las responsabilidades.

  4. Revisar todos los factores internos que hayan podido propiciar la transgresión (el liderazgo y las prácticas de la dirección; la cultura de la empresa; la estrategia, políticas y procesos).

  5. Reemplazar a los responsables directos e indirectos. Especialmente en el caso de la alta dirección, la sustitución de los responsables no solo muestra la necesidad de cambio, sino también la voluntad de emprender la renovación.

  6. Restablecer una identidad positiva de la organización y fomentar una nueva cultura ética. Alentar una identidad basada en hitos de la empresa que pongan en valor sus virtudes y fortalezas, y que permita superar el daño de la transgresión a todos los niveles.

  7. Evaluar de forma sistemática y transparente todas las reformas. Asegurarse de que todas las medidas tomadas, tanto formales como informales, han tenido los efectos esperados.


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