Incluso si eres un empleado estrella, estos 8 hábitos podrían meterte en problemas en el trabajo. Si de verdad quieres tener éxito, asegúrate de evitar estos errores a toda costa.
Quejarte demasiado
Una cosa es expresar tu molestia ocasionalmente sobre la manera en que se tratan las situaciones laborales, pero si caes en la rutina de quejarte con tus compañeros de trabajo de manera constante, mejor cambia tus modos.
En primer lugar, a nadie le gusta un quejumbroso, pero lo más importante es que mientras más te quejes en la oficina, mayor será tu probabilidad de decir algo que te meta en problemas. Si tienes dificultades para lidiar con tu carga de trabajo o con un colega molesto, háblalo con tu pareja, amigos o un terapeuta y mantente tranquilo mientras estás en el trabajo.
Ofrecerse como voluntario todo el tiempo
Ir más allá de lo que exige tu puesto es una buena manera de obtener la simpatía de tu jefe y posiblemente hasta avanzar en tu carrera. Pero algo que no debes hacer es ser esa persona que se ofrece voluntariamente de manera constante para lidiar con más trabajo o hacer el de alguien más. No sólo te arriesgas a que otros se aprovechen, sino que también te disperses demasiado y tu desempeño general podría verse afectado.
Vestirse inadecuadamente
Hoy en día muchas oficinas han adoptado un código de vestimenta casual, si bien esto puede ser algo cómodo y conveniente para tu economía, también abre la puerta a las malas decisiones. Sin importar qué tan relajado sea tu ambiente laboral, no cometas el error de usar ropa que sea demasiado reveladora, rota o simplemente sucia.
Bajo esta misma línea, evita playeras con lenguaje ofensivo o slogans. Tienes suficientes oportunidades de expresarte fuera de la oficina y si bien es una cosa cambiar tu ropa formal por jeans, otra es ponerse un atuendo que deje tu abdomen al descubierto.
Hablar de política
La mayoría de los ambientes laborales se prestan para conversaciones no relacionadas con el trabajo de vez en cuando. Está bien que comentes tus planes de fin de semana o participes en una discusión relacionada con deportes, pero hablar de política en el trabajo generalmente es una mala idea (especialmente hoy día). No sólo se trata de un asunto personal, sino que las discusiones a su alrededor tienden a volverse fuertes y lo último que quieres es crear una atmósfera hostil porque tú y algún compañero no comparten las mismas ideas.
Esparcir rumores
A nadie le gustan los chismes, pero esa no es la única razón para evitar difundir rumores o hablar mal sobre tus colaboradores, incluso cuando está justificado. Bajo las circunstancias erróneas, podrías terminar con una infracción grave en el departamento de recursos humanos. Si de verdad necesitas desahogarte, encuentra un amigo que te escuche y ten esas conversaciones fuera de la oficina.
Pasar demasiado tiempo en cualquier cosa no relacionada con el trabajo
Incluso si trabajas en una oficina ocupada y bulliciosa, hay una gran probabilidad de que alguien esté monitoreando tus hábitos de trabajo. Podría ser el gerente o un compañero, esa persona notará si pasas horas en redes sociales o whatsappeando en tu teléfono.
Además, nunca sabes qué datos monitorea tu compañía, así que si estás usando su red o internet, ten cuidado con los patrones que podrían meterte en problemas.
Ir enfermo a trabajar
Muchas empresas no distinguen entre días de incapacidad y vacaciones, lo que significa que, si estás enfermo, podrías verte tentado a ir a la oficina y reservar tu tiempo de descanso para algo divertido. Pero, si bien es correcto ir con un caso moderado de resfriado, si tienes fiebre, tos, o experimentas cualquier tipo de agitación digestiva seria, le harás un favor a tus compañeros si te quedas en casa. En todo caso, explícale a tu jefe que estás bien para trabajar, pero en caso de una enfermedad viral, podrías obtener permiso para trabajar desde casa.
Robar la comida de tus compañeros
Esto debería ser de sentido común, pero de todos los pecados que podrías cometer en la oficina, quizás no exista uno más atroz que abrir el refrigerador cuando nadie está viendo y comer algo que no es tuyo. Los momentos desesperados pueden exigir medidas desesperadas, pero si estás demasiado ocupado para ir a comprar un sándwich en la tienda de la esquina, pídele a alguien que lo haga por ti y quita tus manos de las cosas de los demás.
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