Si en el pasado se hubiese hablado de profesiones como astronauta, científico de datos, programador informático o desarrollador de aplicaciones, estos trabajos les hubiesen sonado a chino a la población. Sin embargo, la llegada de la industrialización y sobre todo, la extensión del consumismo y la aparición de nuevas tecnologías como la democratización de Internet han desencadenado en la desaparición de muchas profesiones que antaño gozaban de una salud estupenda.
Repasamos a continuación algunas de las profesiones que hoy parecen estar a años luz de nuestro tiempo, pero que hasta hace no mucho tiempo, décadas o apenas un siglo poblaban las calles, ayudaban a iluminar las ciudades o brindaban información de valor a una mayoría social analfabeta. Mira los trabajos del pasado que hoy se han esfumado del ecosistema laboral.
Recogedores de bolos
No hace tanto tiempo, las boleras contrataban a jóvenes como recogedores profesionales de los bolos que tiraban los clientes. Un ejemplo más de cómo los procesos de automatización han sustituido a numerosos empleos antiguos. En concreto, los reponedores de bolos trabajan de modo complementario, durante pocas horas y con el propósito de ganarse algo extra.
Alarmas humanas
Denominados en inglés ‘knocker-up’, los despertadores humanos eran personas que recorrían las calles con el objetivo principal de despertar a los trabajadores para que no llegasen tarde, puesto que antes de la industrialización estaban acostumbrados a salir de la cama con la luz del sol o el cantar del gallo. Lo habitual era que empleasen caras o cañas de bambú, así como semillas o pequeñas piedras.
Faroleros
Mítica estampa presente en ilustraciones, cuentos o antiguas fotografías, los faroleros eran los responsables de dar luz a los habitantes de las ciudades, empleando un palo largo con una mecha en el extremo superior para encender las luces de las farolas y apagarlas al finalizar la noche. Fueron piezas fundamentales del imaginario colectivo de ciudades y pueblos hasta la llegada de las farolas eléctricas.
Serenos
Estaban presentes en los barrios de España y Latinoamérica, responsables de la seguridad nocturna, además de tener en su poder las llaves de los portales e incluso encender farolas. Es un oficio que se perdió con la llegada de los porteros automáticos, aunque se ha intentado recuperar en varias ciudades españolas como Gijón (desde 1998) y Murcia.
La indumentaria era muy característica, consistente en una garrota y un silbato de emergencia. Los primeros cuerpos de serenos se organizaron en torno al año 1715, momento a partir del cual también se originaron decretos reales que le daban validez y respeto a dicha profesión. También prestaban auxilio y alertaban de emergencias como los incendios, incluso aportando datos sobre la meteorología.
Pregoneros
Por todos era conocida la corneta de los pregoneros, que la hacían sonar en los pueblos para anunciar el comunicado de toda índole de noticias y acontecimientos extraordinarios. Esta figura prevaleció durante una amplia serie de siglos, ya que sus orígenes se remontan al Imperio Romano. En la segunda mitad del siglo XX su importancia fue disminuyendo hasta su desaparición ligada al auge de la radio, la televisión y la prensa escrita generalizada.
Herreros
Con su forja, yunque y martillos este profesional está encargado de fabricar objetos de metal, normalmente acero e hierro, de necesidad para toda la sociedad, desde herramientas a campanas, armas y artículos de cocina, muebles e incluso esculturas. Con la llegada de la revolución industrial, esta figura pasó de tener presencia en todos los lugares a prácticamente desaparecer o ser residual en los países más desarrollados, aunque todavía prevalece en numerosas regiones de África y Asia.
Colchoneros
Hoy en día existen colchones elaborados a base de materiales sintéticos, pero antiguamente, los más comunes eran los colchones de lana. Debido a su uso era normal que se apelmazasen, por lo que los colchoneros eran los profesionales encargados de varear y devolver este material a su estado original.
Operadores de telefonía
Su recuerdo hoy está en boga por el auge de la serie de Netflix de “Las chicas del cable”, las telefonistas -ya que eran habitualmente mujeres-, asumían la tarea hoy exclusivamente mecanizada de lograr que la red telefónica funcionase. Estas operadoras conectaban las llamadas de larga distancia entre otras funciones.
Resurreccionistas
También eran conocidos como ‘ladrones de cuerpos’, contratados a lo largo del siglo XIX para retirar los cadáveres de las tumbas con el fin de usar partes del organismo para la investigación científica y médica en las universidades. Por supuesto, esta vía para obtener cuerpos por parte de anatomistas y cirujanos de la época no era legal, y su leyenda estuvo salpicada de enigmas y ocultismo.
Actualidad Laboral / Con información de TicBeat