La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) revisó las proyecciones de crecimiento de la actividad económica de la región para 2018 y, espera una expansión promedio de 1,3% en América Latina y el Caribe durante este año, levemente inferior a la pronosticada en agosto pasado (1,5%). Para 2019, se prevé una tasa de crecimiento del 1,8%, según informó ayer mediante un comunicado de prensa.
Como es habitual, la dinámica del crecimiento mostrará diferencias entre países y sub regiones, indica la CEPAL. Las economías de América del Sur, especializadas en la producción de bienes primarios, en especial petróleo, minerales y alimentos, crecerían a una tasa positiva (0,7%) este año, levemente inferior al año anterior. Para el año 2019, se espera un mejor desempeño en esta sub región, que crecería 1,6% en promedio. Por su parte, para las economías de Centroamérica se estima una tasa de crecimiento de 3,2% para este año y de 3,3% para el 2019. Si se toma en cuenta Centroamérica más México, la proyección para 2018 es de 2,4% y para 2019 de 2,5%.
Para el Caribe de habla inglesa u holandesa se espera un crecimiento promedio de 1,9% para 2018, cifra revisada al alza respecto de la proyección de agosto, principalmente por un mayor dinamismo en el sector petrolero de Trinidad y Tabago, la mayor economía de la sub región e influenciada, en algunos casos, por esfuerzos de gasto para la reconstrucción post desastres naturales. Para 2019, la tasa prevista para el Caribe es de 2,1%.
Las proyecciones para 2019 se dan en un contexto de aumento de la incertidumbre y de los riesgos en el mediano plazo, indica la CEPAL. Un riesgo que subsiste para las economías emergentes en general y, dentro de estas, para América Latina y el Caribe en particular, es el de un mayor deterioro del ambiente financiero internacional. Los altos niveles de deuda corporativa y soberana acumulados a lo largo de años de condiciones financieras globales laxas, constituyen un riesgo para algunas economías más expuestas a los cambios en el escenario financiero (mayores necesidades de financiamiento externo, mayor proporción de la deuda en moneda extranjera, mayor proporción de deuda de corto plazo, entre otros).
Además, en los últimos meses han venido escalando las tensiones comerciales. Aunque estas todavía solo se han visto reflejadas en moderadas revisiones, a la baja del volumen proyectado de comercio mundial y de la actividad económica global para el año 2019; constituyen un riesgo para la actividad económica regional. Las tensiones comerciales suponen un riesgo no solo para el volumen de comercio global y la tasa de crecimiento del mundo a mediano plazo, sino también para los precios de las materias primas y para las propias condiciones financieras globales -que suelen estar vinculadas a la mayor o menor percepción de riesgos-.
Ante este escenario internacional, la demanda interna jugará un papel importante en el crecimiento de la región durante el próximo año, agrega la CEPAL. Aunque con diferencias entre países, se espera un mayor aporte de la inversión y también que el consumo privado siga siendo un motor relevante de la demanda interna en 2019.
Actualidad Laboral / Con información de Cepal