Las remesas hacia países de ingreso bajo y mediano registraron un aumento aproximado del 3,8 % en 2023, lo que supone una moderación respecto a los elevados ingresos de los dos años anteriores.
El Banco Mundial señala que preocupa el riesgo de disminución de los ingresos reales de los migrantes en 2024 ante la inflación mundial y las escasas perspectivas de crecimiento.
En 2023, se estima que los flujos de remesas hacia los países de ingreso bajo y mediano alcanzarán los US$669.000 millones, ya que la resiliencia de los mercados laborales de las economías avanzadas y de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) seguirá respaldando la capacidad de los migrantes de enviar dinero a sus hogares.
Por regiones, la entrada de remesas aumentó en América Latina y el Caribe (8 %), Asia meridional (7,2 %), Asia oriental y el Pacífico (3 %) y África subsahariana (1,9 %).
Se calcula que la llegada de remesas a América Latina y el Caribe alcanzó los US$156.000 millones. La fortaleza del mercado laboral en Estados Unidos repercutió positivamente en los flujos de remesas.
Destaca el crecimiento de las remesas de un 45 % en Nicaragua, un 9 % en Guatemala y un 7,5 % en Colombia. El costo promedio de enviar US$200 a la región fue del 6,1 % en el segundo trimestre de 2023. Se prevé que el crecimiento de las remesas de la región se desacelerará en un 4,4 % en 2024.
Estados Unidos siguió siendo la principal fuente de remesas. Los cinco países que más remesas recibieron en 2023 son India (US$125.000 millones), México (US$67.000 millones), China (US$50.000 millones), Filipinas (US$40.000 millones) y Egipto (US$24.000 millones).
De acuerdo con la trayectoria de debilitamiento de la actividad económica mundial, se prevé que el crecimiento de las remesas hacia los países de ingreso bajo y mediano se reduzca aún más, hasta llegar al 3,1 % en 2024.
Las causas de la moderación de las previsiones son la desaceleración del crecimiento económico y la perspectiva de mercados laborales más débiles en varios países de ingreso alto. Otros riesgos a la baja son la volatilidad de los precios del petróleo y de los tipos de cambio, y una ralentización de la economía más profunda de lo previsto en los países de ingreso alto.
“Durante las crisis, los migrantes afrontaron los riesgos y demostraron su capacidad de resiliencia para ayudar a sus familias que quedaron en sus lugares de origen. Sin embargo, la elevada inflación y el moderado crecimiento mundial están afectando la cantidad de dinero que pueden enviar”, dijo Iffath Sharif, director global de la Práctica Global de Protección Social y Trabajo del Banco Mundial.
Actualidad Laboral / Con información de Revista EyN