Las aerolíneas, abrumadas por la crisis sanitaria del coronavirus y sin perspectivas de repuntar hasta dentro de varios meses, o quizás años, están recortando miles de empleos; lo que afecta a todo el sector aeronáutico. En una carta abierta, las principales compañías aéreas europeas solicitaron apoyo financiero y regulatorio "urgente" a nivel continental; previo a una videoconferencia este miércoles 29 de abril, entre los ministros de Transportes del bloque. Y, esto en tanto se encadenan los planes sociales.
Frente a un crack aéreo que, incluso, podría durar dos o tres años, según expertos y algunos importantes directivos del sector; British Airways anunció el martes 28 de abril la supresión de 12.000 puestos de trabajo sobre un total de 42.000. En esa misma jornada, la escandinava SAS y la islandesa Icelandair anunciaron el despido de 5.000 y 2.000 empleados, respectivamente.
Los profesionales del sector, habituados a encajar los golpes y recuperarse rápidamente --como ocurrió tras el 11 de septiembre de 2001 o la crisis financiera de 2008--. En esta ocasión temen al doble efecto causado por una recesión global y las precauciones de los viajeros, paralizados por la rápida propagación de covid-19 en el mundo. "Muchas compañías se encuentran en situación de 'default' --cese de pagos-- (...). Los gobiernos les brindan un apoyo sustancial, pero la situación es extremadamente frágil", señaló el martes Brian Pearce, director financiero de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), con 290 aerolíneas miembros. "La situación no está para nada resuelta. A comienzos de este año, las compañías disponían en promedio de dos meses de liquidez de caja, que ya han agotado", añadió.
Ayudas estatales
En marzo, el tráfico aéreo mundial registró el descenso más fuerte de su historia reciente, con una caída de 52,9% respecto al mismo periodo el año pasado, y se ubicó en niveles de 2006, según IATA; que considera que en todo el mundo se encuentran amenazados 25 millones de empleos, en el sector específico y en actividades vinculadas a este.
Hace poco más de una semana, el gigante Virgin Australia (con 10.000 empleados) entró voluntariamente en 'default', convirtiéndose así en la primera aerolínea importante en colapsar. En Noruega, la compañía de bajo costo Norwegian Air Shuttle anunció el 20 de abril la quiebra de cuatro de sus filiales, en Suecia y Dinamarca, amenazando a unos 4.700 empleados.
Estranguladas a causa de los elevados costos fijos, las aerolíneas han solicitado ayudas estatales. Los gobiernos de Francia y Holanda anunciaron el viernes que brindarán ayuda a las ramas del grupo Air France-KLM, bajo forma de préstamos directos o garantías, por un monto total de entre 9.000 y 11.000 millones de euros. Por su parte el grupo Lufthansa, que mantiene discusiones "para garantizar su solvencia" con los gobiernos de los cuatro países en los que tiene filiales; ya llegó a un primer acuerdo con Suiza, que garantizará prestamos por 1.200 millones de euros para dos de las filiales. En Alemania, la compañía podría recibir ayudas estatales de entre 9.000 y 10.000 millones de euros.
Condor, una filial del operador turístico Thomas Cook (en bancarrota), recibirá 550 millones de euros en préstamos garantizados por el Estado alemán. En ese sentido, 12 países europeos pidieron este miércoles a la Comisión Europea que suspenda la obligación para las aerolíneas de devolver en efectivo, el dinero a los pasajeros cuyo vuelo se anuló por el coronavirus, con el objetivo de apoyar al sector aéreo.
Detrás de las compañías, todo un sector está sufriendo. La industria aeroportuaria mundial perdería unos 76.000 millones de dólares en facturación en 2020, según la federación que la centraliza, ACI. El constructor Airbus recibe solicitudes de postergación en pedidos de aviones. El grupo, que informó este miércoles sobre una pérdida neta de 481 millones de euros durante el primer trimestre del año, ha ralentizado su producción y tomado medidas de desempleo parcial.
Su gran competidor estadounidense, Boeing, ya ha solicitado ayuda gubernamental por unos 60.000 millones para el grupo y sus 17.000 subcontratistas, pero rechaza toda participación del Estado federal en su capital. El miércoles confirmó una reducción de sus efectivos en el mundo en torno al 10% y de la producción de sus aviones de largo recorrido, tras anunciar una pérdida neta de 641 millones de dólares en el primer trimestre.
Actualidad Laboral / Con información de AFP