Mario Draghi se despide este lunes del Banco Central Europeo (BCE) después de ocho años de un mandato marcado por varias crisis, y deja a su sucesora, Christine Lagarde, una entidad claramente dividida. La canciller alemana Angela Merkel, así como los presidentes Emmanuel Macron (Francia) y Sergio Mattarella (Italia) deben rendir homenaje a "Super Mario", apodo que se ganó por su determinación y su creatividad para preservar el euro.
La salida de escena del italiano, que se hará efectiva el 31 de octubre, estará marcada por el pase del testigo a su sucesora, una simbólica campanilla. Se trata de una réplica del objeto instalado en la mesa de los gobernadores, en el piso 41 de la torre de la institución en Fráncfort, Alemania.
Lagarde, ex directora gerente del FMI y primera mujer en presidir el BCE, ya anunció su intención de actuar sobre la cultura de la entidad, para poner más énfasis en la igualdad de género y la acción sobre la cuestión climática. Pero, la tarea más urgente de Lagarde será suavizar las evidentes divisiones dentro de la junta de gobernadores, el órgano que decide el nivel de las tasas de interés en la zona del euro.
Restaurar la unidad
Compuesta por veinticinco miembros -seis del directorio y diecinueve provenientes de los bancos centrales de la región -, la Junta de gobernadores es el escenario en el que se enfrentan los partidarios y opositores del paquete de medidas para reactivar la economía. Confirmado el pasado jueves, este paquete incluye un recorte de tasas y el controvertido relanzamiento, a partir de noviembre, de recompras de deuda ya realizadas entre marzo de 2015 y finales de 2018.
En septiembre, los presidentes de los bancos centrales de Alemania y Holanda expresaron públicamente sus divergencias, situación que motivó la renuncia de la alemana Sabine Lautenschläger, la única mujer en el consejo. Cerrar las brechas haciendo que "las dos partes se hablen" será la prioridad de Lagarde, dijo a la AFP Carsten Brzeski, economista de ING. En declaraciones que ofreció al semanario alemán Der Spiegel, Lagarde apuntó que "todavía estoy buscando cuál es la base común para atraer los diferentes puntos de vista". Para Brzeski, esta declaración significa que "la política monetaria no va a cambiar de forma inmediata".
En tanto, al ser interrogada por el Parlamento Europeo, Lagarde había apoyado la generosa posición monetaria de Draghi, aún si el BCE fracasó durante años alcanzar su objetivo de inflación de poco menos del 2%.
Nuevo estilo
"Esperamos una mayor reducción en las tasas de interés", pero "siempre que los datos confirmen la necesidad de un nuevo apoyo monetario", dijo Chiara Zangarelli, economista de Nomura. La otra cuestión apremiante se refiere a la revisión de las herramientas de política monetaria, un ejercicio que Lagarde pretende llevar adelante involucrando a los miembros del Consejo. "Seguramente será un cambio de estilo", dijo Brzeski, trazando un contraste con un Draghi retratado como un pensador solitario, rodeado de consejos alineados a su visión.
La futura titular del BCE, una abogada por formación, también debería abogar enérgicamente por políticas presupuestarias nacionales más ambiciosas y mejor coordinadas, como lo intentaba hacer Draghi pero sin mucho éxito. La tarea no será fácil, enfrentando a una Alemania apoyada en el equilibrio de sus cuentas públicas y hostil a cualquier idea de agrupar deuda.
Pero observadores, esperan ver a Lagarde apoyarse en su proximidad con Merkel, a quien describe como "una querida amiga". De cualquier forma, Lagarde adelantó a Der Spiegel su primer paso para seducir a los alemanes: aprender a hablar alemán.
Actualidad Laboral / Con información de AFP