Todos soñamos con el día que por fin nuestros deseos tomen consistencia y nos embarquemos en nuestro negocio propio o la independencia profesional. En lo laboral, como en todo proceso luego de un tiempo de estabilidad y crecimiento, es indispensable trazarse nuevas metas para no caer presos de la monotonía y el estancamiento.
Muchas personas piensan que el factor económico es el único elemento a tener en cuenta al momento de tomar la gran decisión, pero lo cierto es que muchos factores intervienen en el futuro éxito de nuestro emprendimiento. Uno de los más importantes, pero poco tenidos en cuenta son las personas con las que elegimos relacionarnos tanto como socios, compañeros o clientes.
Es por ello que elaboramos una guía de las 4 personalidades más conflictivas y tóxicas en el mundo de los negocios y trabajo para que puedas evitarlas o saber cómo tratarlas.
- El negativo
Este tipo de persona siempre encontrará en la queja constante y la insatisfacción la manera de hacerte decaer en tus propósitos y hasta dudar sobre el éxito de ellos. Muchas veces este sesgo de personalidad se activa de manera automática y se debe a que la persona negativa centra el foco de su atención en los acontecimientos desagradables que suceden a su alrededor, y le resta relevancia a los positivos. Quien está expuesto a este tipo de carácter durante mucho tiempo inevitablemente caerá preso de sus peores incertidumbres y frenerà su proceso. Es por ello que si el individuo en cuestión no es nadie cercano al que se lo pueda ayudar a cambiar de perspectiva, es mejor alejarse y buscar por otro lado personas con el mismo talento o aporte pero con una actitud más saludable.
- El arrogante y manipulador
Este tipo de persona no solo se cree el ombligo del mundo y piensa que todos alrededor están equivocados menos él, sino que tras su falsa apariencia de seguridad y altanería se esconde un ser sumamente vulnerable y con débil autoestima. El principal inconveniente de las personas arrogantes es que suelen ser un incordio en un grupo de trabajo porque quieren imponer su forma de pensar, vanagloriarse de sus logros y descalificar al compañero. Un arrogante, aunque con gran conocimiento, puede ser perjudicial a largo plazo en la consecución de las metas propuestas.
- El influenciable
De los fallos de carácter más notorias, el dejarse llevar por la opinión ajena es sin dudas el más común. Las personas influenciables no es que no tengan un punto de vista propio, sino que confían tan poco en ellos mismos que creen fervientemente que los demás estarán más acertados, y por ello cambian de opinión como el viento. El obstáculo radica justamente a que debido a su falta de convicción pueden tomar decisiones poco éticas o bien ser convencidos de motivos que atenten contra el éxito del emprendimiento.
- El envidioso
“Lo quiero porque no lo tengo” – es su lema. Las personas envidiosas tienen una visión de la realidad tan alterada como equivocada. Es decir, juzgan los méritos, logros y victorias del otro y lo convierten en su mayor objeto de deseo en lugar de mirar hacia adentro de ellos mismos.
Una persona envidiosa es un inconveniente muy grande a la hora de armar una sociedad o generar un clima de trabajo agradable, porque justamente por su característica tienden a ser alejados por sus pares, y en esta actitud entendible se llenan de ira y caen más prisioneros de su envidia desmedida.
Actualidad Laboral / Con información de América Economía