Yaydik Martínez, profesora universitaria, tienes dos hijas, Yhailexy y Sabrina, de 24 y 11 años respectivamente. Aunque siempre ha pensado que los planes vacacionales deben dosificarse y elegirse con mucha precaución, ella y su esposo invertían tiempo y dinero para que sus hijas pudieran disfrutar completamente de las vacaciones.
Su hija mayor experimentó diferentes viajes y paseos; muchos organizados por empresas en las que trabajó Yaydik, y que hacían para los hijos de los empleados. Sabrina vive su niñez en una época de cambios económicos drásticos. “Ahora, hasta los viajes familiares los pensamos con detenimiento, porque implican mucho dinero”.
Desde hace un par de años, Sabrina participa en planes vacacionales de teatro en la Universidad Católica Andrés Bello, porque sus padres pueden pagarlos y, además, pueden llevarla con facilidad. Este año, un taller de dos semanas ahí, cuesta entre 10 y 15 millones de bolívares.
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Óscar Misle, cofundador de Cecocap, aseguró a El Pitazo que los planes y campamentos vacacionales ayudan a los niños a hacer un paréntesis, en la conflictividad social venezolana. Los considera una oportunidad para experimentar y desarrollarse en un ambiente diferente e interactuar con otros niños. Precisa que, durante el período vacacional puede aumentar la violencia intrafamiliar. “Aumentan las peleas, porque muchas veces los niños demandan cosas, exigen cosas y los padres no siempre tienen los recursos o el tiempo, para satisfacer esa necesidad de atención y recreación”.
El también educador, insiste en la precaución al momento de elegir algún plan para los niños o adolescentes de la casa: es importante saber quiénes lo organizan y los comentarios de quienes ya han participado. Esto con el fin de evitar preocupaciones porque, según Misle, el bullying y el abuso sexual no descansan. Lo que no es recomendable es extender el período de estudio con clases en la casa. El docente recuerda, además, que el uso del Internet debe estar monitoreado para evitar el acoso o abuso.
Misle reconoce que con la hiperinflación, los planes vacacionales y campamentos se han vuelto un lujo, por lo que recomienda crear una agenda familiar que permita el desarrollo del niño a través de lo lúdico. Reuniones con otros primos, tardes de películas, remodelación creativa de habitaciones, recolección de cosas que ya no se usen para donar a otros niños y manualidades, son opciones que plantea el especialista para incentivar valores como la colaboración, el respeto y la solidaridad.
Planes vacacionales dolarizados
En la Gran Caracas existe una gama de planes vacacionales para gustos y salarios; aunque, la mayoría se ha dolarizado en el último año. Campamentos como Mi Refugio y Aventura ofrecen entre una y cuatro semanas de recreación, esparcimiento, contacto con la naturaleza, juegos y diversión para niños y adolescentes bajo la supervisión de recreadores.
Aventura se vende como un campamento antibullying. Marielena Arévalo, directora, aseguró que para ellos es importante lograr la inclusión y el respeto entre los participantes. Ella y la mayoría de los guías son educadores, y están capacitados para orientar a los muchachos durante las semanas que están en las cabañas, ubicadas en el estado Aragua. Brindan atención especial a quienes lo requieran y revisan con detenimiento el caso de cada niño, para ubicarlo en la cabaña en la que se sienta más cómodo.
En el caso de Mi Refugio, es un campamento de verano completamente en inglés, para menores de entre seis y 16 años; aunque no exigen que los campistas dominen el idioma. Entre sus actividades destacan la tirolina, pared de escalar, kayak, paintball, paseo a caballo, teatro de sombras, karaoke y piscina.
Ambos campamentos ofrecen seguro médico, alimentación, traslado y seguridad privada. Una semana en cualquiera de estos tiene un costo de entre 150 y 220 dólares.
También existen otro tipo de planes vacacionales. El Ateneo Café Bistró programó dos semanas de danza, canto, actuación y fotografía para adolescentes de entre 12 y 16 años. Incluye las comidas y los refrigerios, y el resultado serán las funciones abiertas al público. El precio es de 90 dólares.
Lo que se puede pagar con la moneda nacional
Sin embargo, no todas las familias venezolanas pueden costear planes cotizados en dólares. La Academia Futuros Vinotinto se adapta a la realidad de estas familias. Ramzi Souki, fundador, ofrece un campamento de fútbol para niños de entre una y seis semanas. “A quienes no pueden pagarlo, tratamos de apadrinarlo con particulares o empresas para el campamento o para la academia que funciona todo el año. La idea es que el dinero no sea una limitante”, asegura.
Dependiendo de las semanas que la familia elija, lo que debe pagar es entre 30 y 140 millones de bolívares. Souki, y su socio Donaldo Barros, lograron la autosustentabilidad gracias a la colaboración de familias que tienen la posibilidad de ayudar con el proyecto. Así, logran también que la demanda para el campamento no baje a pesar de la crisis.
La Alianza Francesa en Caracas también ofrece dos semanas de aprendizaje. No se requiere tener conocimientos del idioma francés; solo saber leer y escribir. Cuesta 15 millones de bolívares en cualquiera de las sedes, y tienen horarios en la mañana y en la tarde.
Los más solidarios
La red de colegios Fe y Alegría tiene una opción para sus estudiantes y demás niños y adolescentes de zonas populares. En Catia, municipio Libertador, el Instituto Universitario Jesús Obrero (Iujo), ofrece un espacio para la reflexión y aprendizaje sobre la prevención de la violencia. La actividad se realizará en las mañanas, durante una semana, del 30 de julio al 3 de agosto. El costo es de 50.000 bolívares.
La recreación es un derecho que tienen todos los niños y niñas, declarado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Constitución en su artículo 111; con el fin de garantizar su desarrollo individual y colectivo. Sin embargo, cada vez son menos las familias que disponen de recursos para responder a las demandas de entretenimiento y diversión de sus hijos.
Actualidad Laboral / Con información de El Pitazo