Una de cal y otra de arena para Latinoamérica. Después de dos años de recesión, el Producto Interior Bruto (PIB) crecerá un 1,1%, al cierre de 2017. El repunte estará alentado por un aumento del comercio mundial, una mejora en los precios de las materias primas y una baja volatilidad financiera en los mercados internacionales, según las últimas previsiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). La salida del bache, sin embargo, es inocua para la generación de empleo. La tasa de paro urbano en el subcontinente, que sigue creciendo desde 2014, llegará a un nivel récord del 9,4% al final de este año, después de haber alcanzado el 8,9% en 2016. La cifra se traduce en 23 millones de desocupados en las ciudades, en un continente con más de 512 millones de habitantes, casi el 50% de ellos con un trabajo en la informalidad.
“La situación de los mercados laborales en la zona es grave. Estamos ante las tasas de desocupación más altas en una década”, explica José Manuel Salazar Xirinachs, director de la oficina regional de la Organización Internacional del Trabajo para América Latina y el Caribe. De acuerdo con el representante de la institucional internacional, el paro abierto (rural más urbano) en el subcontinente fue de un 8,1% en 2016 (25 millones de personas). Se estima que aumentará al 8,4% en 2017 (26 millones). “La recuperación ha sido insuficiente para revertir el aumento del desempleo”, ha reconocido Alicia Bárcenas, secretaria general de la Cepal, durante la presentación de las perspectivas económicas de la región, celebrada esta semana.
“Eso es solo la punta del iceberg”, zanja Salazar Xirinachs. En la zona, el 47% de los trabajadores ocupados, unas 134 millones de personas, lo hace en la informalidad, con baja productividad y sin derechos laborales ni protección social. El desempleo juvenil, por su parte, es del 18%, lo que significa que casi 1 de cada 5 jóvenes en la región está en el paro. Además, ha bajado el empleo asalariado y ha aumentado el trabajo por cuenta propia, indicadores ambos de deterioro en la calidad del trabajo. Si bien el repunte económico se trata de una mejora indiscutible, dice el representante de la OIT, aún está lejos de paliar el deterioro en el mercado laboral de la zona, en donde Brasil es el que más sufre.
El gigante sudamericano - que después de dos años de contracción en su PIB, repuntará un 0,4% en 2017 - ha registrado un importante daño en el número de empleados. Tan solo el año pasado, la tasa de paro brasileña llegó a su mayor nivel en la última década, con un 13% de su población en el desempleo. Hacia el primer trimestre del presente ejercicio, el número de desocupados ascendió a cerca de 14 millones de personas (una tasa del 13,7%). América Latina, sin lugar a dudas, ha sido arrastrada por Brasil, afirma Alfredo Coutiño, director de Moody´s para Latinoamérica. Esta nación, acechada por una crisis política e institucional, ha tenido la recesión más grandes en los últimos 24 años de su historia, con ocho trimestres consecutivos de bajadas en su PIB, explica.
A pesar de que este año se verá la luz al final del túnel, el experto de la calificadora de riesgo comenta que reponer los trabajos perdidos en la zona aún tomará tiempo. “La región ha pasado de dos años de recesión a un pobre crecimiento económico en 2017”, afirma el experto de Moody´s, que incluso prevé un escenario no tan halagüeño al cierre de este ejercicio. El aumento del PIB podría estar por debajo del 1%, lo cual impedirá la generación de empleos adicionales, detalla. Para que la cifra de parados deje de aumentar”, según el analista, la economía deberá presentar tasas sostenidas de al menos un 4% en los próximos años, de lo contrario seguirá la sangría.
La República de la inflación
De los 33 países que integran América Latina, solo tres registrarán un descenso en su riqueza al final de 2017. Santa Lucia, Suriname y Venezuela serán las únicas naciones de la zona con caídas en su PIB. En el caso de esta última, terminará el año con una contracción del 7,2%, ligando así el cuarto año consecutivo en crisis. Las previsiones de la Cepal apuntan a que se mantendrán las presiones en el aumento de los precios. En 2016, la República Bolivariana comunicó al Fondo Monetario Internacional una inflación del 254,9%. Las previsiones del FMI es este índice llegue al 720,5% al final del actual ejercicio. Para 2018 se estima que alcance un 2.068,5%.
De manera general, el crecimiento económico de América Latina avanza a tres velocidades. Por ejemplo, se espera que el PIB de América del Sur repunte este año un 0,6%. En tanto, las naciones de Centroamérica y México se expandirán un 2,5% en promedio, gracias al aumento de los ingresos por remesas y las mejores expectativas de crecimiento de Estados Unidos, su principal socio comercial. Mientras que para los países del Caribe se espera un alza del 1,2%, tras la contracción del 0,8% registrada en 2016.
“Es necesario mayor crecimiento”, reclama Ramón Casilda, autor del libro América Latina Emergente (Editorial Universitaria, 2012) y profesor del Instituto de Estudio Bursátiles (IEB). “Las clases medias aspiran a recuperar el terreno perdido con la crisis”, subraya. Para el próximo año, según la Cepal, la zona crecerá aproximadamente un 2% el próximo año. Pero a corto plazo, la palanca de esa alza será un aumento en el precio de las materias primas, una receta que en el pasado ha llevado a la región a tocar la gloria, pero que también la ha sumergido en una profunda recesión, asegura el analista.
Una de las economías que ha tenido un cambio favorable en sus perspectivas, por parte de la Cepal, ha sido México. El organismo regional pronóstico un repunte del 1,9%, a principios de año, y en su última revisión espera un aumento del 2,2%. Según la Cepal, las amenazas económicas del inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, han perdido fuerza e incluso afirma que la renegociación del TLCAN podría ser benéfico para el país latinoamericano. Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. Se espera que en 2017 la inflación se sitúe alrededor del 5,9% (que en 2016 terminó en 3,4%), debido al traspaso de la depreciación del tipo de cambio, que ha machado a la nación azteca durante los últimos años, y el aumento del precio de la gasolina.
Chile se desvanece
Chile no atraviesa por el mejor momento económico. La Cepal redujo de un 2,0% a un 1,3% su proyección de crecimiento económico para 2017. El país sudamericano está acorralado por la contracción, en los últimos trimestres, de sectores como la minería, manufactura, construcción, el sector de electricidad, gas y agua y los servicios empresariales, que en conjunto representan aproximadamente el 40% del PIB.
El organismo regional afirma que el desempeño de la actividad económica también se ve afectado por la reciente huelga que tuvo lugar en la mina de cobre Escondida (entre el 9 de febrero y el 23 de marzo de este año), que representa aproximadamente el 20% de la producción de este metal en Chile.
Actualidad Laboral / Con información de El País