En un trabajo realizado por la agencia AP se señala la importancia que han venido cobrando las llamadas remesas para los venezolanos que permanecen en el país. Algunos testimonios indican que sin ese dinero, no podrían comprar prácticamente nada.
Indican en el reportaje que “a medida que aumenta el número de venezolanos que huyen de una crisis económica y humanitaria cada vez más profunda, surge un nuevo salvavidas para los que se quedan: las remesas”.
Bordeando los estrictos controles de divisas, docenas de operadores de transferencias, en su mayoría pequeños negocios gestionados por un puñado de exiliados a través de internet, han abierto sus puertas en el extranjero para ayudar a los emigrantes a convertir sus dólares y pesos a bolívares venezolanos que llegan a la cuenta bancaria de un familiar en Venezuela en cuestión de minutos.
Las remesas son un gran negocio. Expertos independientes estiman que en la actualidad los venezolanos envían alrededor de 1.000 millones de dólares al año a los familiares y amigos que han dejado atrás.
Ese dinero es crucial en un momento en el que el salario mínimo en Venezuela es de menos de dos dólares mensuales y el gobierno del presidente Nicolás Maduro -que el domingo fue reelegido para un segundo mandato de seis años- está tomando nota. Culpando a estas operaciones de alimentar la creciente devaluación de la moneda nacional, y con la esperanza de llevarse un trozo del pastel, las autoridades venezolanas cerraron recientemente varias casas de cambio y anunciaron que abrirán una propia.
Indican en este trabajo que la consultora financiera venezolana Ecoanalítica, estima que el año pasado se enviaron remesas por 1.100 millones de dólares al país, una cifra que según los analistas podría ser más elevada dada la dificultad para calcular las transacciones informales. Esto podría suponer que más de cuatro millones de ciudadanos, el equivalente a cerca de 15% de la población venezolana, recibe dinero del extranjero.
“Cada vez más hogares de clase media necesitan remesas para poder sobrevivir”, señaló Jean Paul Leidenz, economista de Ecoanalítica. “Pero no podemos simplemente depender de las remesas para obtener ingresos en divisas fuertes porque nunca entran en la economía”.
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