Cuando se interponen nuevas ideas en el camino puede que necesites cambiar tu proceso de trabajo, o que tu proyecto prioritario cambie. En ese momento, si el jefe eres tú, deberías observar si se bloquean tus empleados y te devuelven una media sonrisa, que refleja lo realmente ocupados que estaban ya con la estructura anterior. No quiere decir que tus ideas sean malas, ni mucho menos, simplemente significa que ya estaban ocupados con otras cosas y que no pueden cambiar la materia sin estropear su trabajo anterior. Por ello, deberías pensar en ideas que hagan a tu equipo más fuerte.
Por tanto, si eres ese tipo de jefe, deberías replantearte cambiar de método a la hora de transmitir tus ideas, para evitar abrumar a tu equipo y conseguir el máximo de ellos. Por esto, se trataría simplemente de realizar pequeños cambios que ayudarían mucho a tu equipo. Por ejemplo, en lugar de salir de esa conferencia totalmente emocionado, llegar a la oficina y soltar todas esas ideas que se te han ocurrido mientras estabas allí, puedes llevar una libreta, apuntar las ideas que te vayan surgiendo, y valorar realmente cómo podrían realizarse, y si es el momento perfecto para hacerlo. Una vez hayas valorado eso, debes transmitirlas a tus empleados.
De lo contrario, podrás apreciar que tus ideas no pueden realizarse, y te sentirás mal contigo mismo sin razón alguna. Es importante que te pongas en la piel de tus empleados, en ese momento detectarás cuál es el problema. Puede que una idea que no se haya pensado concienzudamente, suponga una distracción que tus empleados no necesitan. Por ello, deja que tus ideas descansen un par de días. Clasifícalas en diferentes categorías, realiza el trabajo de pensar sobre ellas el máximo posible antes de transmitirlas. Una vez te hayas dado tiempo, pregúntate lo siguiente:
- ¿Qué efecto a gran escala tendrá esa idea en tu empresa?
- ¿Cuánto tiempo costará llevarla a cabo?
- ¿Cuánto dinero costará?
Cuando puedas responder a todas estas preguntas, compártelas con una persona de confianza para recibir el feedback que necesites, o simplemente para observar su reacción al respecto. Después de esto, estarás preparado para transmitir estas ideas y evitar que tu equipo se abrume por ello.
Actualidad Laboral / Con información de Forbes España