01-02-2021
 

La informalidad es uno de los problemas más notorios que arrastra el mercado laboral en las últimas décadas y la pandemia impactó con particular gravedad en los sectores más precarizados del empleo. Si bien existen disparidades hacia dentro de los distintos rubros productivos respecto al nivel de registro, en términos generales el 35% de los trabajadores están en negro, según un nuevo informe oficial.


Un estudios reciente del Ministerio de Desarrollo Productivo sobre la heterogeneidad en las condiciones de trabajo que generan amplias diferencias salariales entre un sector y otro de la economía. Esa brecha se explica por distintos factores, como nivel de formación y de formalidad laboral. La pregunta que sobrevuela el reporte es ¿por qué cada rubro productivo paga los salarios que paga?


Para eso, el Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), analizó distintas razones que puede explicar la dispersión salarial utilizando datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec. “Si bien una parte de estas diferencias responde al modo en que el mercado de trabajo premia o penaliza los atributos del trabajador, existe una proporción considerable de estas que no responde a aquellos y por lo tanto puede ser interpretada en este marco como un rasgo idiosincrático de cada sector”, fue una de las conclusiones del estudio.


En primer lugar, respecto del nivel de formalidad, la cartera productiva identificó que de los catorce sectores analizados, los que tienen un nivel de empleo no registrado más elevado son el servicio doméstico (75%), construcción (67,8%) y agricultura y ganadería (55%). Son, al mismo tiempo, los tres con primas salariales más bajas.


Por el contrario, las tasas de formalidad más altas son las de intermediación financiera, 90%; enseñanza 91,4%, electricidad, gas y agua 94%, y petróleo y minería 96 por ciento.


“Como es de esperar, existe una variabilidad muy alta en los salarios: mientras que petróleo y minería exhibe un nivel 183% mayor al promedio, el de servicio doméstico no alcanza a cubrir el 40% de la media general”, explicó el informe de CEP XXI. “También se observa que ambas están positivamente correlacionadas con la edad y el nivel educativo promedio del sector, mientras que la correlación es negativa con el nivel de feminización del sector”, continuó.



Otro elemento que explica la dispersión salarial se da cuando un sector tiene un género “definido” entre sus trabajadores. “Dos de los sectores con peores resultados, construcción y servicio doméstico, son los que exhiben características de ‘género definido’ en sus trabajadores. Esto sugiere que la discriminación intensa por género está asociada a resultados adversos en el mercado de trabajo, en términos tanto de remuneración como de formalidad del puesto”, apuntó el informe.


El Gobierno también relevó cuál es el nivel de formación que tienen los empleados de cada sector económico, y la conclusión fue que solo uno de cada diez puestos de trabajo son considerados “calificados” profesionalmente, entendido como una fuerza de trabajo en el que se toman en cuenta costos de formación más altos que el promedio.


En ese sentido, la radiografía del mercado laboral muestra que en un rubro como servicio doméstico el nivel de empleo calificado es nulo. Otros tienen apenas 3 de cada 100 puestos de trabajo “formados” como son el comercio, hoteles y restaurantes y, por último, transporte y comunicaciones. Le siguen la industria (5%), agricultura y ganadería (6,5%).


Por encima del 10% en promedio de todo el mercado, se destacan servicios profesionales y empresariales (casi 30%), intermediación financiera (20%) y petróleo y minería (12%). Según el CEP XXI, existe un vínculo entre el nivel de formación de cada sector y los años de educación de los empleados, aunque no es una regla rígida.



“Existen algunas diferencias visibles, por ejemplo el caso de enseñanza, cuyo nivel educativo es el más alto pero la proporción de puestos con calificación profesional es apenas levemente superior a la media. Esto se debe a un elevado porcentaje de trabajadores con calificación técnica (64% del total), ya que los maestros y los docentes de nivel medio se ubican dentro de esta categoría (los puestos con calificación profesional corresponden mayormente a profesores universitarios o directivos de escuelas)”, explicó Desarrollo Productivo.


El desempleo aumentó en el tercer trimestre hasta 11,7% y se mantiene en los niveles más altos de los últimos quince años. Según informó en diciembre el Indec, la tasa de desocupación se incrementó dos puntos porcentuales en relación con el mismo trimestre de 2019, cuando había sido de 9,7% de la fuerza laboral.


En el marco de una normativa que prohibió los despidos sin causa a trabajadores en relación de dependencia y que estableció doble indemnización para cesantías, la válvula de escape por la cual se notó el deterioro del mercado laboral durante la pandemia fue entre los sectores más vulnerables.


En ese aspecto, de acuerdo a los último datos disponibles del Indec a nivel nacional, aún hay 2 millones de puestos de trabajo menos que en la prepandemia. Hasta junio se habían perdido unos 3,5 millones de empleos, entre trabajadores formales e informales. Y durante el tercer trimestre se recuperaron poco más de 100.000 empleos registrados y otros 1,7 millones de trabajadores de la economía informal, entre cuentapropistas, changarines y asalariados.


De acuerdo a los datos del Indec, también puede observarse un efecto “desaliento” que mostró que muchos de los desocupados no salieron a buscar un trabajo, lo que podría haber elevado aún más la tasa de desempeo. Si esos 2 millones de personas que antes de la pandemia tenían empleo hubieran buscando restablecerse en el mercado laboral, la cifra trimestral hubiera sido cercana al 20 por ciento.


En este sentido, un cálculo del economista de Invecq Santiago Bulat reflejó que ese índice de desocupación estaba “subestimado” y que la tasa de desempleo podría empeorar este año. “La destrucción de empleo, que supera los 2 millones en comparación con igual período de 2019, se ha concentrado principalmente en el segmento de los asalariados no registrados (los conocidos como empleados “en negro”), que son el segmento más afectado por la calidad el empleo y por donde hay que empezar a trabajar”, dijo.


Y en ese sentido, concluyó: “En 2021 el efecto podría ser el contrario, una economía que se recupere y un desempleo que suba más que ahora, por el aumento de personas en búsqueda de recuperar el empleo, sujeto a una mayor movilidad”.


Cabe destacar que unas 2,5 millones de personas con empleo (poco más del 15% del total) fueron consideradas “subocupadas”, es decir que trabajaron menos de 35 horas semanales y estarían dispuestas a cambiar de empleo o trabajar más horas, según detectó el Indec en la última Encuesta Permanente de Hogares.


Actualidad Laboral / Con información de Infobae