En crisis económica, con más de dos años de recesión y en plena pandemia del covid-19, Argentina reforzó aún más su muy estricto control de cambios para tratar de frenar una caída de reservas; que la coloca al límite de la disponibilidad de divisas. El gobierno del presidente de centro-izquierda Alberto Fernández decidió mantener un cupo de US$200 dólares mensuales para particulares, pero a un impuesto de 30% que ya tenían esas operaciones sumó otro de 35%. “Los dólares hacen falta para producir, no para guardar”, justificó este miércoles el presidente Alberto Fernández.
Con el nuevo esquema, el tipo de cambio oficial cerró ayer miércoles en 79,55 pesos por dólar. Pero, se paga en realidad a 131 pesos por dólar: la misma paridad que tenía la semana pasada el informal (blue), que se disparó a 145 pesos. “Se buscó no aplicar una restricción cuantitativa a los 200 dólares por mes. Lo que se ha hecho es buscar un efecto a través del precio, con la aplicación de esa retención”, explicó el presidente del Banco Central, Miguel Pesce.
Tradición de dolarización
El Banco Central enfrenta “compras muy fuertes de dólar ahorro (de particulares). Hicimos un esfuerzo importante para alinear las tasas de interés. (Pero) hay una tradición de dolarización que va a llevar mucho tiempo revertir”, indicó Pesce. Según cifras oficiales, solo en agosto el Banco Central vendió unos US$1.280 millones de dólares.
El nuevo esquema cambiario se adoptó ante la persistente caída de reservas internacionales; que ni siquiera una exitosa reestructuración de unos US$100.000 millones de dólares en deuda tanto local como extranjera, completada hace dos semanas, ha conseguido detener. Las reservas de Argentina se ubican en unos US$42.450 millones de dólares, una pérdida de casi US$10.000 millones en el último año. Pero los analistas estiman que las reservas líquidas son mucho menores.
El endurecimiento del control de cambio “es el resultado de la caída de las reservas internacionales” que ha colocado las reservas líquidas en unos US$5.000 millones de dólares, consideró el economista Gabriel Torres, de la calificadora de riesgo Moody’s, en una conferencia online. “Esto es una muestra de que el gobierno se encuentra bajo presión, pero no ha encarado el problema de por qué los argentinos no confían en su moneda”, añadió Torres.
Riesgo inflacionario
Para Torres, la principal preocupación radica en que el encarecimiento de la divisa lleve a una disparada inflacionaria, en uno de los países con mayor índice de precios al consumidor -IPC-. “Cada vez que hay crisis económica en Argentina, la población se vuelca a comprar dólares; y cuando sube el tipo de cambio aumentan los precios, incluso los de los bienes no transables, con la idea de que se producirá un shock inflacionario, y en efecto, ese comportamiento lo provoca”, dijo.
La inflación de Argentina fue de 53% en 2019 y ha logrado, en medio de la pandemia del covid-19, desacelerar un poco, a 18,9% entre enero y agosto de este año. Pero las restricciones para la compra de dólares “tienen un efecto inflacionario en el corto plazo, sin que haya manera de aumentar las reservas”, dijo a la AFP el economista Héctor Rubini, de la Universidad del Salvador.
Argentina entró en recesión en 2018 y se estima que su economía sufrirá aún más este año, por efecto de la pandemia del coronavirus. El Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula en 9,9% la contracción del Producto Interno Bruto (PIB) para 2020. Mientras que el gobierno argentino estimó un crecimiento de 5,5% del PIB en su proyecto de presupuesto para 2021, con un déficit fiscal de 4,5% del PIB, una inflación de 29% y un tipo de cambio de 102,4 pesos por dólar.
Además del nuevo impuesto a la adquisición de divisas de particulares, el Banco Central dispuso que aquellas empresas con deudas superiores a un millón de dólares, deberán reestructurar 60% de esas acreencias. “Eso perjudica a la mediana empresa exportadora, que necesita importar insumos y es a la que se debe apuntar para la reactivación económica de la próxima década”, estimó Rubini. “Si no se quiere un salto del tipo de cambio hay que cesar la emisión monetaria. Pero eso no es gratis: habrá mayor recesión”, indicó el economista.
Actualidad Laboral / Con información de El Espectador