16-10-2023

El economista César Aristimuño, director general de la consultora especializada en banca, finanzas y economía, Aristimuño Herrera & Asociados, indica que, a pesar de que la economía venezolana no ha tenido un desempeño acorde con las expectativas positivas del cierre de 2022, la inflación y el aumento del tipo de cambio dan señales de desaceleración en su velocidad de crecimiento, según publica el portal web Banca y Negocios.


Al presentar sus proyecciones actualizadas para el final de 2023, Aristimuño considera que, aunque no se puede hablar de «una economía estabilizada, si podemos señalar que tanto el tipo de cambio como la inflación empiezan a mostrar números de desaceleración en su crecimiento».


A su juicio, los resultados alcanzados en variaciones del tipo de cambio y precios resultan en una señal que «es muy positiva en términos de expectativas y marcan un camino para el logro de unos indicadores económicos mucho más estables».


Aristimuño considera que el ajuste monetario que ha realizado el Ejecutivo Nacional para estabilizar los precios ha constituido una herramienta que ha dado resultado, pero espera que se produzcan cambios en 2024. Uno fundamental debe ser la generación de estímulos para reimpulsar el crédito bancario.


«Tenemos un problema serio de baja demanda de bienes y servicios en la economía venezolana, por lo que, en nuestra opinión, la prioridad en 2024 debe ser la recuperación del equilibrio entre oferta y demanda, tanto como sea posible y para ello no solo es necesario incrementar el financiamiento de la producción, sino también del consumo», precisó.


«Esperamos que se profundicen y concreten reformas indispensables que permitan a las empresas operar en mejores condiciones, apuntar a un mayor crecimiento y, por ende, a la recuperación de los salarios, especialmente en la Administración Pública, en función de incentivar un aumento sólido del consumo», sostiene Aristimuño.


«Después de unos tres primeros trimestres con un comportamiento económico muy por debajo de las expectativas, principalmente explicado por un último trimestre del año pasado muy malo, en términos de devaluación e inflación, colocamos en el último trimestre un resultado compensador de los tres primeros trimestres», advierte.


No obstante, «el crecimiento económico del último trimestre del año será insuficiente para alcanzar los niveles de entre 4% y 5% de expansión del PIB que se esperaban para este año, a finales de 2022», deja claro el economista.


Por otra parte, Aristimuño apunta que el crecimiento será mayor en un número limitado de sectores, como alimentos y otros bienes esenciales, mientras habrá áreas de la economía que seguirán deprimidas.


«Este factor de concentración del crecimiento en unos pocos sectores debe ser analizado y corregido, porque necesitamos una expansión menos desigual».


Para el economista César Aristimuño, el último trimestre del año transcurrirá con un promedio mensual de inflación de 8%, lo que permite proyectar que, al cierre de 2023, la variación de los precios será de alrededor de 225%.


Si se mira con la perspectiva del vaso medio lleno, la inflación venezolana, que acumula una variación de 158,3% hasta septiembre, se ha mantenido con incrementos mensuales de un dígito desde marzo y, de terminar el ejercicio con un comportamiento similar, se puede señalar que la inflación alta y persistente da claros indicios de una mayor estabilización


En consecuencia, «este 225% de inflación que proyectamos para el cierre 2023, sería un alza inferior a la 0bservada al término del año 2022, que culminó en 234%, lo que vendría a representar una desaceleración en la velocidad del alza de precios».


Sin embargo, esta estabilización es todavía «insuficiente para que la población empiece a sentir un alivio en su poder de compra», reitera Aristimuño


«El ajuste monetario que el Gobierno viene implantando por obvia necesidad tiene efectos contractivos sobre la economía, en buena medida, porque el país no cuenta con ingresos adecuados de divisas, debido en gran medida a las sanciones que pesan sobre la economía nacional», apunta el experto.


Y además «se hace igualmente importante bancarizar los 3.000 millones de dólares, que, de acuerdo a nuestras estimaciones, circulan en la economía sin pasar por el sistema financiero», advierte.


Según los cálculos de Aristimuño Herrera & Asociados, el costo por intervención cambiaria podría superar los 4.000 millones de dólares este año en un escenario de aceleración del tipo de cambio.


Tipo de cambio: A menor velocidad que durante 2022


Para el economista César Aristimuño, el tipo de cambio oficial cerrará 2023 con un precio que oscila entre 45 y 50 bolívares por dólar, lo que supone un incremento estimado de 35% durante el último trimestre del año.


El factor estabilizador más importante, en opinión del director general de Aristimuño Herrera & Asociados, es la política de intervención cambiaria adoptada por el Banco Central de Venezuela (BCV) que, en lo que va de año, ha supuesto una venta acumulada de poco más de 3.000 millones de dólares a la banca.


«Esta estrategia ha resultado ser un factor muy relevante para la relativa estabilización del tipo de cambio que hemos visto en 2023, al que hay que sumar una mayor afluencia de divisas por otras vías, como la presencia de Chevron en el mercado, con un aporte que se estima en alrededor de 50 millones de dólares semanales, así como el incremento del flujo de divisas vía exportaciones no tradicionales», indica el economista que esto ha venido siendo muy positivo para la economía.


En concreto, Aristimuño prevé para el cuarto trimestre «una tasa de depreciación interdiaria entre 0,2591% – 0,3650%. Esto vendría a significar que el dólar subiría alrededor del 35%, en lo que resta del año».


Es de resaltar que, para el mismo lapso del año pasado, el dólar oficial cerró con un alza de 113%, equivalente a una depreciación interdiaria de 0.7612% para culminar 2022 en 17,49 bolívares por dólar.


Si se cumple el pronóstico de tipo de cambio realizado por el economista César Aristimuño «estaríamos hablando de una variación anual máxima del 186%, muy por debajo del 280,43% del año 2022 y del 315,21% del año 2021. Esto refleja un franco descenso en la variación anual del tipo de cambio, en los últimos años».


A estas expectativas hay que añadir que parece muy difícil que el costo de intervención cambiaria alcance los 5.400 millones de dólares que el BCV tuvo que desembolsar en 2022, para tratar de estabilizar el tipo de cambio, lo que sin duda es una buena noticia.


Según los cálculos de Aristimuño Herrera & Asociados, este costo podría alcanzar los 4.000 millones de dólares este año.


2024 en perspectiva


«El 2024 luce evidentemente determinado por eventos político-electorales, que siempre generan una cuota de incertidumbre, pero, en líneas generales, consideramos que será un período de crecimiento económico», apunta Aristimuño.


La proyección que maneja Aristimuño Herrera & Asociados es de una expansión del PIB de 5% como escenario base para 2024, siempre que se adopten ajustes que estimulen el crecimiento.


Si hubiera un levantamiento de sanciones internacionales a los sectores básicos del país, el escenario pasaría a 8,5% de crecimiento económico en 2024, con un impacto tremendo de 3,5 puntos básicos, ya que Venezuela podría incrementar sus exportaciones petroleras y aplicar un precio de mercado, sin descuentos ni elevados costos logísticos.


«En este contexto, es evidente que existe un potencial para mejorar el resultado obtenido al cierre de este año y con claras perspectivas de mayor desaceleración en la velocidad del tipo de cambio lo que a su vez será un elemento adicional para incidir favorablemente en una mayor caída de la inflación», concluye el economista César Aristimuño.


Actualidad Laboral / Con información de Banca y Negocios